Nuestros ancestros viajaron a través del desierto, y fueron dispuestos alrededor del Tabernáculo en cuatro grupos iguales, cada uno compuesto por tres tribus. ¿Cuál es el significado de estos grupos de a tres, un número importante en nuestra historia y tradición?

Algunos ejemplos: Hubo tres patriarcas. La Torá está sub-dividida en tres partes: Pentateuco, Profetas y las Escrituras. Los judíos oramos tres veces al día. Abaraham fue visitado por tres ángeles luego de su circuncisión a los 99 años de edad. La Torá fue dada en el tercer mes del calendario Judío por Moisés, el tercer hijo de sus padres.

Uno y Dos

“Uno” connota singularidad absoluta. Di-s es uno. No hay lugar para otros dioses.

“Dos” introduce distinción. Solo se puede tener dos cuando uno es diferente al otro. Diferencias introducen discordancia, lo cual atrae el conflicto. Dos es el número de opuestos.

Dos es también el número de finitud. Mientras que “uno” es global, “dos” es por definición finito. Hay un punto en el que uno termina y comienza el otro.

En este sentido, “uno” representa Di-s, y “dos” representa todo lo otro, ejemplo: La creación. De hecho, nuestros Sabios nos enseñaron que en el primer día de la creación, Di-s estaba solo en Su mundo. El segundo día, cuando el firmamento fue creado para separar las aguas de arriba con las de abajo, la discordia fue introducida.

El Tercero

“Tres” introduce un nuevo elemento: el mediador que disuelve el conflicto y crea armonía. Con la introducción del tercer elemento, lo que era percibido como conflicto, emerge ahora como armonioso.
En el tercer día, Di-s agrupó las aguas inferiores y apareció tierra seca. Este acto demostró que la separación no siempre es negativa. Las diferencias también pueden ser catalizadas para mejorar. En este caso, las separación de las aguas hizo posible de que haya tierra seca.

El Segundo día introdujo diferencias, y en la superficie parece “conflicto” en comparación al primer día, pero el tercer día demostró que a veces es a través de la separación y distinción que se logra la unidad. Por lo tanto, “tres” es el número de la resolución y conciliación.

El Mediador

Llevemos esto a otro nivel. “Uno” representa Di-s. “Dos”, conflicto. Mientras que Di-s era la única existencia antes de la creación, ahora parecería que tiene que compartir espacio con el universo que Él creó, y eso lo sacaría de Su singularidad. No estaría más solo.

¿Qué resuelve el “conflicto” de la creación? La Torá. La Torá demuestra que el mundo que Di-s creó no está separado de su Creador. Todo lo que Di-s creó, lo creó para Su gloria, para que le Sirvan. El universo no fue creado para que sea algo aparte de Di-s, sino que tenía la intención de Servir la finalidad de Di-s que se describe en la Torá, y es por lo tanto una extensión de Él. Una vez que nos damos cuenta que la Torá hace el papel de mediador, no nos sorprende enterarnos de que la Torá fue entregada en el tercer mes.

Resolviendo el conflicto interno

La resolución entre la singularidad de Di-s y la multifacética creación, se aplica también en lo personal de uno mismo.

Dentro de las creaciones de Di-s, hay algunas que son permitidas y otras no. Algunas son sanas y otras no. En un mundo perfecto, en el denominado número uno, queremos participar sólo en aquellas cosas que son permitidas por Di-s, y saludable para el cuerpo humano.

Sin embargo, vivimos en un convulsionado mundo denominado por el número dos, por los elementos que no nos alejan de lo que es sano, Sagrado y correcto. Pon un chupete y una llama ante un bebé, el chico querrá el fuego. Pon frente a un niño una zanahoria y un caramelo, éste irá por el caramelo. Coloque un libro y un Game Boy ante un adolescente, y el niño optará por el Game Boy. Esto no cambia cuando madura. Coloque una cinta de correr y una televisión delante de un adulto, y vea como agarra el control remoto.

Esto es “uno” versus “dos”, o singularidad contra pluralidad. En un mundo perfecto, existen solo cosas sanas y permisibles. En un mundo imperfecto, tentación también lo hay. ¿Están los dos en conflicto?

Nuestros ancestros fueron agrupados en grupos de a tres, y nuestra tradición se centra tan prominente alrededor del número tres para recordarnos que este conflicto interior puede ser resuelto.

Su propósito en la creación de lo prohibido es para darnos la posibilidad de encontrar soluciones, no en la indulgencia, sino en nuestra capacidad de rechazar una opción. Si existieran solo cosas permisibles y Sagradas, nuestra Servicio no sería de nuestra propia voluntad, ¿qué otra opción tendríamos? Ahora que existe una increíble variedad de opciones, y además, lo poco saludable y lo prohibido es más apetecible que lo sano y permitido, realmente tenemos la opción de hacer lo que es correcto.

Este es el poder del “tres”.