Pregunta:

Estimada Raquel: Encuentro que el mundo está lleno de gente difícil. Todos los días me enfrento con gente que es enojadiza, crítica, demandante, necesitada, egoísta, inmadura, desconsiderada y desagradecida. Es con todos en todos lados: familia, amigos, conocidos, colegas, vendedores. Me encuentro sintiéndome en guerra todo el tiempo, y ¡lo detesto! ¿Cómo podemos esperar lograr la paz en el mundo si no podemos ser civilizados el uno con el otro? Estoy cansada de estar ahí afuera en la lucha todos los días. ¡Por favor ayuda!

Respuesta:

Tienes razón, el mundo está lleno de gente difícil. La gente se enfada, es demandante, crítica, todas las cosas que dices. Pero afortunadamente, generalmente no muestran todas esas cualidades al mismo tiempo.

En un mundo perfecto los niños crecerían con padres que se aman a sí mismos, entre sí y a sus hijos. Los alumnos deberían aprender de maestros comprensivos y alentadores, no sarcásticos y desconsiderados. La gente debería amar sus trabajos, y dar sus servicios con entusiasmo y una sonrisa en sus labios. Los amigos y la familia deberían estar siempre disponibles para nosotros, e intuitiva y generosamente darnos apoyo, comprensión y amor incondicional.

Pero este no es un mundo perfecto. Fuimos puestos aquí como seres imperfectos para perfeccionarnos a nosotros mismos, y por extensión al mundo. Y podemos asumir por extrapolación que tú misma estás vista ocasionalmente por otros como una persona difícil.

Como dos diamantes que cuando se frotan uno contra el otro se pulen, tienes que superar los aspectos difíciles de tu personalidad interactuando con otras personas a quienes tu también encuentras difíciles. Pero esto no requiere siempre de una declaración de guerra. Permíteme sugerirte una serie de herramientas que puedes usar en tus interacciones, que harán que haya menos turbulencia en este viaje que llamamos vida.

1.¡Escucha!

La mayoría de la gente quiere, necesita y desea ser escuchada, y cuando se quejan, gritan, demandan o critican, es generalmente el resultado de intentar buscar una forma de ser escuchados. Encontrarás que luego de unos pocos minutos con una expresión desagradable, si la gente siente que la estás escuchando, atemperan el tono y hablan placenteramente. Se sentirán seguros y no proyectarán su agresión hacia ti.

2.Ten expectativas realistas

Si tu vecina no te da las gracias cuando le haces un favor, si tu tío siempre inicia una discusión política en cada reunión familiar, si tu amiga siempre llega al menos media hora tarde, no es realista pensar que esto no continuará siendo así. Espera lo esperable, y no te enojes de nuevo cada vez por algo que es seguro que va a suceder. Es como enfurecerse, porque esté nevando en el invierno. Es frustrante e inútil.

3. Protégete

El saber que la gente te va a ofender, herir o molestar no significa que tengas que cooperar con ellos. Antes de tratar con una persona cuyo comportamiento te afecta negativamente de alguna forma, encuentra una forma de minimizar el efecto de su comportamiento negativo hacia ti: -Ponte un tiempo límite para la interacción. -Ten un plan B o C. -Prémiate a ti misma si otros no lo hacen. -Ten algo interesante que esperas hacer después.

4. Practica la gratitud y el reconocimiento

Somos llamados Iehudim (judíos), que se deriva de la palabra Hodaá, “gratitud”. Por lo que antes de interactuar con otros, piensa en alguna cualidad positiva que posean, como la bondad o productividad. Haz preguntas o felicita para mostrar que los notas y los aprecias, y ellos bajarán la guardia. Incluso tener solo pensamientos positivos cambiará la energía entre ustedes.

5. Ten compasión

¿Conoces el dicho que dice que todos estamos peleando una batalla que nadie más conoce? Bueno, es verdad. Estamos. Y nuestros problemas y desafíos nos hacen que rezonguemos, y que seamos impacientes, preocupados y estresados. A veces estamos tan llenos de dolor que esto se convierte en dureza. Imaginar que la persona ante nosotros está luchando, y anhela compasión y alivio, y que a ella en realidad no le gusta ser difícil, nos ayudará a ser más caritativos hacia ella en nuestros sentimientos y comportamiento. Y la compasión es una de las características que identifican al pueblo judío. Somos llamados “compasivos, hijos de compasivos.”

6. Ten sentido del humor

Frecuentemente las situaciones en las que nos encontramos son tan ridículas, que son graciosas. El ver tu situación con objetividad te ayudará a tener otra perspectiva, de forma que puedas ver el humor en ella. Por ejemplo, en una cena familiar, imagina que tu y tus parientes son personajes de una comedia. Esto te ayudará a relajarte y disipar cualquier tensión.

7. Evita disparadores y construye conexiones vigorizantes

Si frecuentas un banco donde uno de los cajeros es desagradable, no vayas a esa caja. Si hay una mujer que siempre quiere hablar contigo en el medio de los servicios de Shabat, cambia de asiento. En última instancia tenemos la posibilidad de elegir con quien construimos lazos de cercanía y paz. Y podemos elegir construirlos con personas placenteras, buenas, refinadas, divertidas y elevadas espiritualmente. En Ética de los Padres, Iehoshúa ben Perajia dice: “Consiguete un maestro, adquiere un amigo y dale a toda persona el beneficio de la duda.” Estamos obligados a juzgar a otros favorablemente, pero está dentro de nuestro poder el elegir las personas que serán nuestros maestros y amigos.

8. Date un paso hacia atrás

¿Por qué es que participamos en discusiones frecuentemente virulentas en los medios sociales con personas que no conocemos, que probablemente nunca la conozcamos, con quien no tenemos otra conexión que el hecho de que es amigo de un amigo de alguien que apenas conocemos en Facebook? La razón es que nos involucramos. Nos enganchamos. El dar un paso hacia atrás en cualquier relación y poner distancia emocional entre nosotros y la otra persona nos ayuda a desconectarnos del conflicto. Pregúntate a tí misma. ¿Esto es realmente importante? ¿Por qué me importa? ¿Tendrá importancia en 10 años? ¿Puedo realmente hacer una diferencia aquí? Si la respuesta es no, sé tan neutral y desinvolucrada como sea posible.

9. Enfócate en objetivos en común

Enfócate en lo que están intentando lograr juntos, no en las diferencias que hacen difícil lograrlo. Si tu jefe quiere que trabajes en un proyecto pero él es crítico y demandante, comparte con él tu visión de cómo puedes ayudar a lograr objetivos mutuos. Adopta la mentalidad de “estamos en el mismo equipo”. Cuando te enfoques en todas la cosas que tienes en común con la otra persona, tendrás un sentimiento de camaradería. Deseándote armonía en todas tus relaciones,

Raquel