Estimados lectores:

Es una obligación de toda comunidad generar un ámbito propicio para establecer la justicia en la sociedad. Para eso son necesarios jueces y policías confiables.

Como individuos también actuamos como jueces, del prójimo y muchas veces de uno mismo.

Hace unos años un alumno se negaba a jugar al futbol con sus compañeros. Cuando le pregunte el porqué, me contesto –Porque yo juego mal – me contestó. Muchos de sus compañeros jugaban peor que él. Pero a su juicio él jugaba tan mal que no valía la pena ni intentarlo, no valía la pena disfrutar del juego con sus compañeros.

¿Cuantas veces nos negamos a hacer algo porque a nuestro juicio no somos buenos?

Solo un juez bondadoso y sensible es capaz de lograr verdadera justicia. Nadie es perfecto. No seamos jueces tan duros con nosotros mismo.

¡Shabat Shalom!

Rabino Eli Levy