El calendario perpetuo judío fue organizado de manera tal que sea seguro que el primer día de Rosh Hashaná nunca caiga un domingo, un miércoles o un viernes.1 Esto garantiza que Iom Kipur no sea un viernes o un domingo (es decir, un sábado a la noche), lo que haría que durante dos días seguidos estuviera prohibido preparar comida y enterrar a los muertos, y que Hoshaná Rabá no ocurra en shabat, lo que interferiría con la costumbre de cargar las ramas de sauce este día.2
El Rebe explica que, en un sentido cabalístico, el funcionamiento interno de Rosh Hashaná simplemente no cuadra con la energía espiritual de estos tres días.
Para explicarlo:
Di-s, para crear el mundo, usó siete modalidades. Estas se llaman sefirot, y las más destacadas son jesed (la bondad) y guevurá (la severidad, la disciplina). Las otras sefirot derivan de una de estas, o de ambas.
Cada uno de los siete días de la semana corresponde a una de las sefirot. El domingo es el día en el que jesed es dominante. El miércoles se relaciona con nétzaj, que deriva de la bondad. El viernes es iesod, una de cuyas funciones principales es “endulzar” la guevurá.
Entonces, ¿cuál es el problema con que Rosh Hashaná coincida con un día relacionado con la bondad? Parece una idea bastante buena...
Pero la realidad es que Rosh Hashaná no tiene que ver con recibir una bondad que no merecemos. Tiene que ver con la disciplina y con poner algo de nuestra parte. En Rosh Hashaná coronamos a Di-s como nuestro Rey. Decimos: “Di-s, queremos que tú nos gobiernes”, y es por eso que él mantiene la existencia del mundo durante un año más. Di-s no sostiene el mundo por pura bondad y generosidad, sino porque nos presentamos como sus súbditos y aceptamos con sinceridad la soberanía que ejerce sobre nosotros, y entonces él acepta ser nuestro gobernante. Todo depende de nuestro servicio. Si no hay servicio divino de nuestra parte, no hay razón para que Di-s mantenga el mundo funcionando.
Si Rosh Hashaná fuera un día en el que Di-s se dijese a sí mismo: “Siento que quiero darle más a este mundo, simplemente dar con libertad y abiertamente, sin una razón y sin esperar nada a cambio”, entonces el domingo, el miércoles o el viernes estarían perfectos. Pero si consideramos la verdadera temática de la festividad, estos días no van bien.
Es interesante que el primer Rosh Hashaná de todos, el día en el que Adam y Javá fueron creados, fuera un viernes. Si bien puede parecer un poco extraño que Rosh Hashaná nunca pueda volver a caer en su día de la semana original, en realidad tiene mucho sentido si se considera el contexto.
La creación de Adam y Javá —que constituyó el toque final de la creación— en ese primer Rosh Hashaná fue un acto, por parte de Di-s, de bondad no merecida, porque hay que considerar que aún no había nadie que pudiera ser merecedor de ningún tipo de bondad. Por eso es comprensible que haya coincidido con un día orientado a la bondad. Pero ese aspecto de Rosh Hashaná no se mantuvo en los años que siguieron.3
Dime si he sido de ayuda,
Malkie Janowski para Jabad.org.
Únete a la charla