Pregunta:

Tengo miedo de ponerme vieja y poco atractiva. Pero lo que me molesta todavía más es ser tan frívola como para pensar así. Creo que valoro por demás las buenas apariencias y la belleza externa. Supongo que si tuviera una actitud adecuada frente a la vida estaría por completo conforme y feliz con ser una viejita arrugada a la que nadie le prestase atención. ¿Pero cómo lograrlo?

Respuesta:

Creo que la manera de estar contentos con el interior en lugar de buscar estarlo con lo externo es enfocarnos en lo interior y desarrollar una valoración por ello. Cuanto más nos enfocamos en lo externo y en la coraza física del cuerpo, menos lo hacemos en el alma y en la dimensión espiritual. Quizás puedas empezar por aprender más jasidut: una enseñanza profunda que acentúa la dimensión espiritual por sobre la física. Puedes encontrar muchos artículos maravillosos en nuestro sitio web (revisa nuestra sección Espiritualidad). Cuanto más valores y desarrolles tu gusto por la belleza de los conceptos y las ideas espirituales, menos significativo se volverá para ti el aspecto físico.

Intenta acostumbrarte a prestar atención a la calidad de cada persona, a sus características y su refinamiento, en lugar de pensar en lo que te gusta de su apariencia externa. Pregúntate qué cualidades te gusta que tengan las personas y búscalas, y concéntrate en ellas. Intenta desarrollar en ti misma las cualidades que admiras, y pregúntate todos los días qué has hecho que fuera amable, generoso, atento, etc.

Quizás otra buena idea sea pasar algún tiempo con gente mayor. Puedes visitar un hogar para ancianos o elegir a una persona mayor de tu vecindario para pasar a saludarla. Cuando pases tiempo con ancianos, empezarás a darte cuenta de cuánto tienen para ofrecer y cuánta sabiduría y sensatez poseen, a pesar de tener un cuerpo frágil lleno de arrugas. Puede que esta experiencia cambie de manera significativa tu perspectiva sobre los ancianos y sobre la gente en general.

Ya has dado, de hecho, el primer paso, el más importante: deseas cambiar tu perspectiva. Ya has decidido que quieres madurar para trascender esta perspectiva limitada del ser como un sujeto estrictamente físico. Si mantienes el compromiso con tu crecimiento interno, sin duda tendrás éxito.