En casi todas las sociedades modernas hay leyes que prohíben los actos de violencia física. No es sorprendente que la Torá también los considere un pecado grave.

Y aun así, seguramente no necesitamos que Di-s nos diga que la violencia física no está permitida, cuando cualquier persona decente puede llegar por su cuenta a esta conclusión. Y ese no es el único mandamiento obvio. ¿De verdad era necesario que Di-s nos prohibiera matar?

Una de las razones por las que necesitamos estos mandamientos divinos es que, a pesar de que la prohibición general puede estar dictada por la lógica, los detalles no suelen estarlo.1 Por ejemplo, puede resultar obvio que no debemos acabar con la vida de otra persona, pero ¿cuándo comienza la vida? ¿Cuándo termina? ¿Hay excepciones?

Además, una persona no siempre es capaz de mantener la objetividad. Por eso estas mitzvot necesitan de la fuerza de un mandamiento divino para evitar que cualquiera las desvíe a causa de su subjetividad y sus inclinaciones personales.2

Ahora exploremos lo que efectivamente dice la Torá sobre la violencia física.

La prohibición

Quien hiere o hasta golpea a otra persona transgrede una de las 365 prohibiciones de la Torá. Aunque no haya versículo en la Torá que de manera explícita prohíba golpear, el Talmud deriva la prohibición de los versículos que tratan sobre el castigo mediante azotes.3

El versículo determina que, en determinadas instancias, quienes transgredan las prohibiciones de la Torá recibirán 40 azotes (según explican los sabios, esto en realidad quiere decir 39), y que la persona que dé los azotes “puede darle cuarenta azotes, pero no más, no sea que le dé muchos más azotes que éstos”.4 En la práctica, las cortes judías pueden evaluar si el infractor es lo suficientemente fuerte como para soportar los 39 azotes y, de no ser así, se le da sólo tantos azotes como puede soportar.5 Si las cortes golpearan al infractor tan sólo una vez más, transgredirían la prohibición de “pero no más”.

La razón que dan nuestros sabios: si está prohibido dar incluso un azote de más a una persona malvada, con más razón debe estar prohibido golpear a una persona inocente, que no merece azotes en absoluto.6

El castigo

En términos generales, cuando alguien daña la propiedad de otra persona, tiene la responsabilidad de pagar por los daños. De manera similar, cuando uno daña a otra persona, está obligado a pagar. Además de los daños materiales, la Torá obliga a la persona a pagar por el dolor, por los costos médicos, por los ingresos perdidos e incluso por la vergüenza.

(La manera en que se establece el valor de estos pagos es objeto de un capítulo entero del Talmud7 y excede el alcance de este texto).

Ahora bien: hay una regla que dice que quien debe pagar por una transgresión no queda sujeto además a un castigo corporal. Sin embargo, en un caso en el que no se haya causado daño alguno, o en el que el daño haya sido insignificante (menor al valor de una moneda pequeña, shavé prutá), y por lo tanto no haya pago monetario impuesto al infractor, entonces se administra el castigo por azotes.8

En los tiempos postalmúdicos, los sabios instituyeron como ley que, en ciertas situaciones, quien cometiera un acto de violencia contra otra persona debía ser incomunicado y no podía ser considerado para el minián.9

Pero él me golpeó primero

Incluso en situaciones en las que otra persona haya empezado la pelea, también está prohibido devolver el golpe.10 Sin embargo, si no hay otra manera de contener a un atacante, estaría permitido usar la fuerza, siempre que no se golpee a la otra persona más de lo absolutamente necesario.11

Si tienes permiso

Hay una disputa sobre si está permitido o no golpear a alguien que ha dado permiso para que lo golpeen. El Rivash (rabí Itzjak Ben Sheshet, 1326-1408) juzga que está prohibido,12 y esta parece ser la opinión de las posteriores autoridades en ley judía. Una razón para que esto sea así es que uno no tiene soberanía sobre el propio cuerpo, que es propiedad de Di-s, y por ende no tiene derecho a permitir que otro lo golpee.

Excepciones

Uno tiene permitido echar a una persona de la propia casa si esa persona no tiene derecho a estar ahí.13 Si se niega a retirarse, algunas autoridades permiten el uso de la violencia física para echarla.14 Sin embargo, el uso de la fuerza sólo está permitido como último recurso.

De manera similar, cuando es absolutamente necesario, está permitido usar la violencia física para recuperar un objeto robado, o para evitar que una persona te robe.15

Técnicamente, está permitido golpear a los hijos o a los alumnos propios con el fin de disciplinarlos.16 Sin embargo, las autoridades halájicas contemporáneas dicen que esto no aplica en nuestros tiempos.17

Tipos de golpe

Es necesario observar que no todos los tipos de golpes están incluidos en la prohibición. El Rambam escribe que lo que está prohibido es sólo golpear con malicia. (Según otra versión del Rambam, sólo están prohibidos los golpes de “naturaleza degradante”).18

Sobre esta base, el rabino Moshé Feinstein autoriza las cirugías estéticas, porque ninguna herida causada por el proceso de la cirugía es de naturaleza degradante ni se inflige con malicia.19 Sin embargo, otros están en desacuerdo con esto,20 así que es importante asegurarse de consultar con un rabino antes de someterse a cualquier cirugía electiva. (Lee más sobre esto en ¿Están permitidas las cirugías estéticas?).

De manera similar, el segundo gran rabino askenazí de Israel, rabí Isser Unterman, permitió el boxeo y otras formas de deportes de combate, con el argumento de que no entran en la categoría de golpear con malicia.21

Levantar la mano

Cuando Moisés, que fue criado en la casa del faraón, abandonó el palacio para ver cómo estaban sus compatriotas judíos, encontró a dos judíos peleando. El versículo dice que “dijo al culpable: ¿Por qué golpeas a tu compañero?”.22 Una lectura atenta revela que esta persona aún no había golpeado a su compañero y, sin embargo, la Torá se refiere a él como el culpable. El Talmud concluye que incluso quien sólo levanta la mano con intenciones violentas es considerado culpable.23

Algunas autoridades sugieren que un golpeador potencial en realidad no ha cometido ningún pecado en el sentido legal; el Talmud sólo quiere enfatizar su rígida postura respecto de la violencia interpersonal.24

Sin embargo, la mayoría de las autoridades opina que es pecado levantar la mano con intenciones violentas.25 Hay discusión sobre si este pecado es de naturaleza bíblica o rabínica.26 El hecho de que derive del versículo en Shemot parecería implicar que está prohibido a nivel bíblico, y esta es, de hecho, la opinión de muchas autoridades.27 Sin embargo, en la opinión del Rambam parece que está prohibido sólo a nivel rabínico, puesto que este versículo no enseña esta ley de manera explícita.28

Algunas autoridades determinan que quien levanta la mano con intenciones violentas no queda invalidado como testigo.29 La razón de esto sería que, aunque exista la regla de que una persona culpable no sea un testigo válido, a uno se lo considera culpable sólo si el pecado cometido es punible con azotes,30 y el consenso general es que levantar la mano en amenaza no justifica los azotes.

Sin embargo, según la opinión de la mayoría de las autoridades, y esta es de hecho la halajá final,31 quien levanta la mano con intenciones violentas queda invalidado para ser testigo. ¿Por qué?

1) Rabí Iosef Karo plantea que, aunque la norma sea que sólo quien comete una transgresión a la Torá castigable con azotes quede invalidado para servir como testigo, desde la perspectiva de la ley rabínica, un infractor puede quedar invalidado incluso en casos no punibles con azotes si la prohibición transgredida es bíblica.32

2) Levantar la mano en amenaza contra otra persona es una excepción, porque la Torá llama a esa persona explícitamente culpable y, como mencionamos antes, las personas culpables quedan invalidadas para servir como testigos.33

Se ha dado una serie de explicaciones sobre por qué está prohibido levantar la mano en amenaza:

1) Levantar la mano es el comienzo del acto prohibido de golpear.34

2) El problema recae en el hecho de que la persona haya mostrado intención de cometer el pecado de golpear a otro.35

3) La prohibición sirve como seguro contra el pecado de golpear a otra persona. La Torá (o los rabinos) prohibieron levantar la mano a otra persona para evitar que la gente transgreda la prohibición de golpear a otro.36

4) El mero acto de levantar la mano en amenaza es un acto de violencia y muestra un rasgo de carácter negativo en el agresor.37

5) Por otra parte, el mero acto de levantar la mano instala el miedo en la otra persona. Como resultado, el agresor transgrede la prohibición de onaat devarim (opresión verbal), lo que causa dolor emocional en la otra persona.38

Repercusiones prácticas

El Rebe postula que las distintas razones antes mencionadas sobre por qué está prohibido levantar la mano llevan a diferentes lecturas de la afirmación talmúdica sobre la culpabilidad del infractor y su posibilidad de servir como testigo.

Si uno adopta la explicación de que levantar la mano con intenciones violentas es problemático porque es el comienzo del acto de golpear o porque muestra la intención de golpear a otro (la primera y la segunda explicación), entonces sería difícil entender por qué levantar la mano podría tener repercusiones prácticas. Hay una regla general de que la Torá no castiga por simples intenciones, y si se considera que no se ha infligido daño en la otra persona, ¿por qué esa persona sería considerada culpable en algún sentido legal? Entonces tiene sentido decir que el Talmud no establece nada de orden legal, sino que este punto debe ser entendido de manera pedagógica. Se desprende entonces que el acto de levantar la mano con violencia no invalida en realidad al infractor para servir como testigo.

En cualquier caso, si uno adopta la explicación de que el acto de levantar la mano con violencia es en sí mismo un acto negativo (las razones 4 y 5), entonces no hay motivo para no tomar el Talmud de manera literal y entender que el acto está prohibido, y se puede entender de inmediato por qué descalifica a quien lo comete para servir como testigo.

El propósito de las manos

El Rebe ofrece una perspectiva fascinante de por qué se considera que levantar la mano a otra persona es un acto terrible.

En una charla en shabat parashat Noaj 5748, el Rebe preguntó por qué el Talmud establece de manera específica que quien levanta la mano en amenaza es considerado culpable. ¿Entonces alguien que levantase cualquier otra parte del cuerpo ante otra persona también debería ser considerado culpable?

El Rebe respondió que hay que aprender una importante lección de la expresión de este dicho talmúdico. La mano de una persona fue creada para hacer actos de tzedaká (caridad) y bondad. Cuando una persona usa la mano para los propósitos contrarios, peca, no sólo contra su hermano, sino también contra su Creador, que creó su mano con un objetivo específico.

Este pasaje del Talmud nos enseña lo importante que es usar todos los dones que Di-s nos ha concedido —la riqueza, la salud y los talentos— para el propósito para el que fueron creados, a saber, para el servicio de Di-s.