Criticar a otra persona, no está prohibido. Sólo que hay un par de condiciones para prestar atención antes de comenzar. La primera condición es asegurarse de que esta persona es tu mejor amigo. Ellos son los únicos que vale la pena criticar, no porque te escucharán, sino porque también tú corres menos riesgos de convertirlos en tus peores enemigos.

Si la persona, que sientes la necesidad de criticar, no es tu mejor amigo, entonces precisarás pasar más tiempo con él. Averigua todo lo bueno sobre él, y busca la manera de ayudarlo. Eventualmente, se desarrollará una amistad. También, tendrás que asegurarte que esta persona posea el mismo conocimiento, entendimiento y perspectiva sobre lo correcto e incorrecto que tú, antes de atacar sus decisiones. Si no es así, tendrás que pasar más tiempo estudiando y discutiendo juntos hasta que puedas apreciar y ver el punto de vista del otro.

Una vez que ambos están en el mismo espacio de Torá y observancia de las mitzvot, y él es un buen amigo, está bien criticar, si es necesario. Y si recuerdas lo que había para criticar.

Si todavía no has tenido éxito en mejorar tu criterio de ser crítico, y sientes la necesidad de seguir criticando, hay una alternativa:

Siéntate y criticate a ti mismo, desde el fondo de tu corazón, hasta que la otra persona escuche.

Si viene de tu corazón, entrará en su corazón también.

Hay solo una manera de acercar a la gente, ya sea tu amigo, cónyuge, hijo, o un completo extraño. No es con crítica, ni con argumentos, ni con juegos intelectuales; sino es atraerlos con las cuerdas del amor, mostrándoles tu fe en lo que ellos son y con acciones reales. El amor puede fallar, y debemos saber que puede fallar. Ya que si el amor siempre fuera recíproco, ¿cómo podría haber amor sincero?

Cada persona tiene libre albedrío. Sin importar qué tan fuerte tires de las cuerdas del amor en la dirección correcta, siempre dará la espalda y se escapará.

Pero si ya has hecho lo tuyo, has mostrado amor. Y ¿cuál es la recompensa de la Mitzvá del amor? Es la elevación de tu alma, y su alma, y la iluminación de sobre la comunidad de Israel y en todo el mundo. Es toda la Torá.