Estimado Rabino:

Estuve leyendo el libro de Daniel, está lleno de visiones extraordinarias y apocalípticas. Me sorprendió que no está incluido en la sección del Tanaj-Biblia conocida como los Profetas y es parte de las Escrituras, y el Talmud ni siquiera considera a Daniel como uno de los Profetas. ¿Cómo puedes ser?

Respuesta:

El tema planteado es realmente desconcertante. Pero antes de explicarlo, debemos determinar si Daniel era un profeta.

Por un lado, el Talmud establece explícitamente que Daniel no era un profeta1 . Por otro lado, cuando el Talmud determina que solamente “48 profetas y 7 profetizas profetizaron a Israel”2 , los Sabios no están de acuerdo en si Daniel está incluido en esa lista o no.3

Lo que es aún más extraño es que la observación en el Talmud de que Daniel no era un profeta se hace en relación con un incidente en el que Daniel parece haber tenido una visión, cuando los tres profetas oficiales que estaban junto a él no la tuvieron:

“Y yo, Daniel, vi la visión, pero los hombres que estaban conmigo no la vieron. Pero un gran temblor cayó sobre ellos, y huyeron para esconderse”4 . ¿Quiénes eran estos hombres? Dijo Rabi Irmia, y algunos dicen que fue Rabi Jia bar Aba: “Eran los profetas Jagai, Zejaria y Malaji. Ellos eran superiores a él (Daniel), y él era superior a ellos. Eran superiores a él, en el sentido de que eran profetas y él no. Él fue superior a ellos, porque vio la visión y ellos no la vieron”. 5

Por lo tanto, debemos concluir que lo que distingue a alguien de ser profeta no depende de las visiones, sino de algo más profundo y fundamental.

Si bien en el lenguaje común la palabra “profecía” es utilizada para describir visiones en general, la verdad es que existen dos clases de visiones: profecía y Ruaj Hakodesh (“inspiración Divina”). Con la profecía, es casi como si uno estuviera viendo la revelación, adquiriendo una íntima familiaridad con lo Divino, mientras que el Ruaj Hakodesh es un conocimiento más separado, como será explicado.

Algunos profetas ven una visión o sueño de un ángel hablándole, otros visualizan la forma de una persona, o hasta pueden percibir que Di-s mismo le está hablando. Sin embargo, otros no ven nada, sino que solamente escuchan las palabras proféticas. 6


Hay varios niveles y clases de profecías7 , pero el común denominador entre ellos es la manera en el que el intelecto del profeta se fusiona con lo Divino y trasciende los poderes normales intelectuales. Por lo tanto, cuando a los profetas se les concede una íntima familiaridad con el nivel de Divinidad que se les ha revelado, sus cuerpos se debilitan y tiemblan, y sus sentidos comunes se confunden o se paralizan, o simplemente se quedan dormidos. Es por esta razón que a veces encontramos que el profeta es referido en las escrituras como alguien que está actuando irracionalmente.8 Esto no es debido a la falta de sabiduría. Por el contrario, él o ella se encuentra conectado con la sabiduría de Di-s, que trasciende el intelecto humano. Es debido a que durante la profecía, las personas que observan al profeta sólo perciben el vacío de lo que consideran ser intelecto racional, sin embargo, no perciben cómo la mente del profeta ha trascendido el intelecto humano normal y se ha fusionado con lo Divino.9

Aquellos que tienen Ruaj Hakodesh, sienten como si el espíritu Divino viniera sobre ellos. Con ello, reciben un nuevo poder que los estimula a tomar determinada acción, hablar con sabiduría, componer himnos, o discutir sobre problemas políticos o teológicos. Todo esto se hace mientras el que tiene el Ruaj Hakodesh está en plena posesión de sus sentidos.10

Es cierto que la inspiración a veces puede aparecer en forma de sueño, como sucede con los profetas. Pero hay, sin embargo, una diferencia entre la visión experimentada por los profetas en un sueño con los que aparecen a través del Ruaj Hakodesh, como fue en el caso de Daniel.

La diferencia se puede ver en la manera en que los profetas y aquellos inspirados por el Ruaj Hakodesh hacen referencia a sus visiones y sueños. Cuando los profetas profetizan, a ellos se les informa que aquella visión fue de hecho una profecía, y al levantarse, ellos declaran decididamente que fue una experiencia profética11 . Por ejemplo, cuando Iakov se levantó de su sueño profético de los ángeles ascendiendo y descendiendo de la escalera, no dijo que fue un sueño, sino que proclamó: “¡Qué maravilloso es este lugar! Ésta no es otra que la casa de Di-s, y ésta es la puerta del cielo” (Génesis 28:16). Y luego hizo referencia a este incidente diciendo: “Di-s Todopoderoso se me apareció en Luz, en la tierra de Canaán, y Él me bendijo” (Génesis 48:3).

Daniel, sin embargo, utilizó el lenguaje de “visiones” para describir sus experiencias, incluso luego de haber visto ángeles y recibir sabiduría a través de ellos, como podemos ver de los siguientes versículos del Libro de Daniel:

1.“El secreto fue revelado a Daniel en la visión de la noche” (2:19)

2.“En el primer año de Belshazar, el Rey de Babilonia, Daniel vio un sueño…” (7:1).

3. “...y las visiones de mi mente me aterrorizaron” (7:15).

Mientras que es cierto que Daniel tuvo visiones, éstas estaban en el nivel de Ruaj Hakodesh, inspiración Divina. Por lo tanto, el libro de Daniel es parte de la sección de Ketubim, los Escritos, y no los Neviim, Profetas.12

Cuando hablamos sobre la diferencia entre la profecía y el Ruaj Hakodesh, debe hacerse una distinción entre los niveles de revelación Divina (qué tan alto en la cadena de emanación entre Di-s y el hombre alcanza el individuo), y la calidad de la misma (cuán íntima y clara es la revelación para el individuo).

Mientras que la calidad de revelación es superior en la profecía, el nivel de revelación logrado a través del Ruaj Hakodesh puede ser mucho más elevado del que se puede llegar a través de la profecía. El profeta adquiere un conocimiento y una familiaridad íntima con el nivel de Divinidad que se le revela, hasta el punto que el profeta dice que “vio a Di-s”. Es muy limitado lo que el profeta puede ver, como Di-s le dijo a Moises, “Ningún hombre me puede ver y sobrevivir”.13

Con Ruaj Hakodesh, sin embargo, no es como si realmente se “viera” o “escuchara” algo, sino que es más similar a percibir algo con la mente. Por lo tanto, el receptor de este Ruaj Hakodesh puede tener acceso a un mayor conocimiento de la infinidad de niveles y capas de emanación Divina que incluso el profeta. Pero al final, él solo conoce el hecho de su existencia (Iediat Hametziut), pero no tiene una apreciación real de su verdadera naturaleza, porque nunca la ha “visto”.

Esto es lo que el Talmud quiere decir cuando menciona que “un Sabio es superior a un profeta”14 . Porque el Sabio, a través del Ruaj Hakodesh, puede tener acceso a niveles de perspicacia que superan lo que los profetas son capaces de vislumbrar tangiblemente.15

Los niveles de revelación profética experimentados durante la vida de un profeta no son estáticos. El mismo profeta a veces puede experimentar diferentes niveles de profecía, Ruaj Hakodesh, o ambos. 16 Por lo tanto, incluso si Daniel había alcanzado el nivel de profecía en algún momento de su vida,17 no estaba en relación con el libro de Daniel, por lo que todavía se considera parte de los Ketuvim, los Escritos.