Hay quienes dicen que el pesimista es un optimista con experiencia. Y se puede entender por qué. Suele suceder que uno tiene sueños y proyectos y luego de mucho esfuerzo fracasa ¿Por qué, entonces, confiar siempre que las cosas saldrán bien?
Además de la “experiencia práctica” de muchos pesimistas, hay —a primera vista— hasta una fundamentación bíblica para no confiar en que todo estará bien.
En la lectura bíblica de esta semana, Shemot1 , leemos cómo Moisés, adoptado por la hija del Faraón, sale del palacio a ver a sus hermanos. Ve a un egipcio matando a un inocente esclavo hebreo, interviene, mata al agresor y lo entierra. Cree que nadie lo vio hasta que al día siguiente ve a dos hebreos peleando entre sí y los rezonga. Le contesta uno de ellos: “¿Quién te nombró autoridad y juez sobre nosotros? ¿Quieres matarme como mataste al egipcio?” La Torá nos dice que al escuchar esto “Moisés tuvo miedo y dijo: ‘la cosa es sabida’”2 .
Hay otro episodio histórico registrado en la Torá donde vemos que hubo miedo personal. Cuando nuestro patriarca Jacob se enteró de que su mellizo Esaú estaba viniendo hacia él, acompañado de cuatrocientos hombres armados, la Torá nos dice que “Jacob tuvo mucho miedo…”3 . En ese caso, la Torá nos dice qué hizo como consecuencia del miedo: “Dividió su gente y animales en dos campamentos. Dijo: Si vendrá Esaú y atacará a un campamento el segundo campamento estará para escaparse.”4
Nuestros sabios explican por qué era que Jacob tuvo miedo a pesar de que Di-s le había prometido que lo protegiera: “Mis méritos se aminoraron a raíz de toda la bondad que hiciste conmigo, por eso temo que desde que me prometiste [protección] me haya ensuciado por un pecado, cosa que llevará a que caiga en manos de Esaú5 .
Vemos de ese episodio que hay buenos motivos para no estar seguro de que las cosas salgan como a uno le gustaría. No es que Di-s no pueda ayudar, quizás no lo merezca.
En cuanto a la historia de Moisés, saltan dos preguntas a la vista: 1. ¿Por qué tuvo miedo y no confió en Di-s a que no le iba a pasar nada como consecuencia de haber hecho algo correcto? 2. ¿Por qué la Torá nos dice que tuvo miedo si no nos dice qué hizo como consecuencia de ese miedo (a diferencia del caso de Jacob)? ¿Qué nos aporta esa información?
El Rebe —que su mérito nos proteja— ofrece la siguiente explicación fascinante, basada en el adagio jasídico atribuido al tercer Rebe de Jabad, conocido como el Tzémaj Tzédek: Trajt gut, vet zain gut, o “Pensá bien, va a estar bien”.
La idea —explica el Rebe— no es que hay que pensar en positivo porque hay que confiar que va a estar bien, sino al revés: va a estar bien como consecuencia de pensar bien.
Cuando uno confía en la ayuda de Di-s a pesar de la aparente —o verdadera— imposibilidad de que la situación termine bien naturalmente, Di-s responde ayudando a pesar de la aparente —o verdadera— falta de mérito que uno puede haberse incurrido.
Esto explica por qué la Torá nos dice que Moisés tuvo miedo, aunque no nos dice qué hizo al respecto. En el versículo siguiente6 nos dice que “El Faraón escuchó del tema y quiso matar a Moshé”. El Rebe explica que la reacción del faraón fue consecuencia del miedo de Moisés. Si hubiese confiado en que todo saldría bien, no hubiera habido ninguna consecuencia negativa; el faraón no se hubiese enterado del tema y aunque sí, no se le hubiese ocurrido castigar a Moisés. Es por eso que la Torá nos cuenta del miedo de Moisés, para que entendamos qué llevó a que el faraón se enterara y quiera hacerle daño a Moisés.
En resumen: puede haber argumentos racionales bien fundamentados para justificar el miedo por el futuro. Hay quienes sufren del así denominado síndrome del impostor, convencidos de que no merecen el éxito y fortuna que tienen. Vemos que hasta Jacob mismo dudaba de los resultados de su posible encuentro bélico con su hermano, no porque desconfiaba de la habilidad de Di-s de protegerlo, sino de su condición personal para merecer semejante intervención. Aún así podemos y debemos confiar en que los resultados serán tangiblemente positivos y esta misma confianza en Di-s provocará que así sea.
Así que la herramienta de esta semana para lidiar con la ansiedad se puede resumir en cinco palabras: Trajt gut, vet zain gut.
Basado en Likutei Sichot Vol. 36, Shemot (I)
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