La Rebetzin Schneerson nunca hizo valer su jerarquía. Cuando llamaba a una tienda para pedir algo, nunca se identificaba como Rebetzin Schneerson, sólo como “Sra. Schneerson de la calle President”. A veces, incluso omitía el tratamiento de “Señora”. Un primo recuerda las llamadas telefónicas con su típica apertura: “Da redt Schneerson” (“Schneerson habla”). El Dr. Elliot Udell, podólogo, recordó un incidente durante el período posterior a cuando dejó de hacer visitas domiciliarias en el área de Crown Heights por el incremento de la delincuencia en el vecindario, por lo que temía caminar a solas portando su maletín negro de médico. Un día, recibió una llamada de la Sra. Schneerson que necesitaba atención médica y se sentía demasiado mal para acudir al consultorio. Como Schneerson es un nombre relativamente poco común, Udell sospechaba, pero no estaba seguro, de que era la Rebetzin, y aceptó acudir. Cuando su secretaria expresó sorpresa al verlo salir del consultorio para hacer una visita domiciliaria, le explicó que si practicase la medicina en Londres, acudiría a atender a la Reina Isabel, incluso si ella se encontrase en un barrio vil.

Cuando Udell llegó a la calle President 1304, todavía no estaba seguro de si había sido la Rebetzin quien lo había convocado porque, a diferencia de su esposo, su cara no era ampliamente conocida, y ciertamente no para los no Lubavitchers. Sin embargo, en cuestión de minutos supo con certeza que estaba en la casa del Rebe, aunque sólo fuese porque era la única casa de Jabad en la que había estado y no tenía una prominente foto del Rebe en exhibición