La gente comenta que ha perdido toda sensación de certeza. Nadie sabe lo que sucederá. ¿Cómo mantenernos cuerdos cuando no sabemos lo que acecha a la vuelta de la esquina?
Les explico que no es que hayamos perdido nuestro sentido de certeza. Hemos perdido nuestra ilusión de certeza. Nunca la tuvimos. Puede ser muy inquietante o sorprendentemente liberador.
Este pequeño virus de 125 nanómetros1 ha llevado al mundo entero al caos. Todos nuestros planes están en el aire, los mercados se están volviendo locos, países enteros se están cerrando y no tenemos idea de lo que depara el futuro.
Pero ese es siempre el caso. Nunca sabemos lo que depara el futuro. Solo pensamos que lo hacemos, y seguimos sorprendiéndonos cuando las cosas no salen como esperábamos. Ahora se ha caído la máscara. Tenemos que admitir nuestra vulnerabilidad.
¿Qué pasará después? No lo sabemos. Nuestros expertos no lo saben. Nuestros líderes no lo saben. Solo Di-s lo sabe. Y ese es el punto. Solo Di-s lo sabe.
Cierra los ojos y siente la incertidumbre, haz las paces con ella, déjate llevar. Abraza tu desorientación. Porque en toda la confusión hay una cosa que sabes con certeza. Estás en las manos de Di-s.
Mantengamos la calma. El pánico y el miedo también son contagiosos. Tomemos todas las precauciones recomendadas por las autoridades sanitarias. Lavémonos bien las manos. Y cada vez que lo hagamos, recordemos en qué manos estamos.
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