Has tenido un día largo y difícil. Quieres relajarte. Entonces abres tus redes sociales para un poco de amistad virtual, pero te asaltan las imágenes e historias inquietantes que tus amigos han publicado. Terminas dejando la pantalla mucho peor de lo que llegaste. ¿Suena familiar?
Sabemos demasiado. Llega información de todos los rincones del mundo, y gran parte de ella no es buena: tragedia, terror, trauma... Muchas almas sensibles están teniendo problemas para dormir en estos días, sus mentes están llenas de pensamientos e imágenes que perturban su descanso. Y todo esto se suma a las ansiedades “normales” sobre salud, seguridad, hijos, dinero, matrimonio, trabajo, viajes, nuestra lista de tareas y mucho, mucho más.
Los niños también informan un aumento desconcertante en los sentimientos de ansiedad. A ellos también les preocupa la situación mundial. Pero también les preocupan los matones, las camarillas, el rendimiento académico, la separación de los padres, las pesadillas, la muerte, las presiones, las fobias y muchas otras cosas.
Somos un manojo de nervios. ¿Qué podemos hacer al respecto?
La visión judía
Nuestro mundo puede sentirse como un lugar aterrador, y muchos de nosotros, además, tenemos una naturaleza temerosa. Pero Di-s, sin embargo, nos pide que vayamos a un estado de calma y confianza. En la porción de la Torá de Shoftim, se advierte a los soldados que no den paso al miedo, el terror o el pánico en el campo de batalla. Los comentaristas indican que un campo de batalla es un lugar bastante aterrador, y que el miedo es una respuesta natural. Sin embargo, se advierte a los soldados que mantengan su atención en la idea de que Di-s los acompañará a la batalla. Al visualizarse descansando con seguridad en las manos de Di-s, podrán mantener un corazón estable. Del mismo modo, todos somos soldados en el ejército de Di-s. Nuestra creencia en la omnipotencia de Di-s nos ayudará a calmar nuestros temores y enseñar a nuestros hijos a hacer lo mismo.
El poder de la imaginación
La psicología moderna también reconoce el poder de la atención y el poder de la imaginación para cambiar nuestra experiencia emocional. Cuando nos imaginamos cosas malas, nos sentimos asustados y nuestro ritmo cardíaco se ve alterado. El patrón cardíaco alterado (la variabilidad de la frecuencia cardíaca) se transmite al cerebro, que responde enviando al cuerpo todo tipo de productos químicos que estimulan la lucha o la huida. El aumento de energía resultante está destinado a ayudarnos a lidiar con condiciones que amenazan la vida, pero, cuando no hay una situación real que amenace la vida, simplemente fluye a través de nuestro cuerpo, haciendo que nuestro corazón lata rápidamente, nuestra respiración se acorte y las palmas de nuestras manos suden. Imaginar cosas malas es emocionalmente desagradable y también muy duro para el cuerpo.
Afortunadamente, imaginar cosas buenas tiene exactamente el efecto contrario. Produce un hermoso patrón de variabilidad del ritmo cardíaco que comunica el bienestar al cerebro, lo que provoca una liberación de sustancias químicas beneficiosas que calman, sanan y renuevan el cuerpo. Es la imagen, y la emoción que provoca, no el pensamiento, lo que tiene todo este poder. De hecho, los pensamientos nos afectan solo en la medida en que provocan imágenes en nuestra mente. Por ejemplo, la idea de que “2 + 2 = 4” no nos molestará a la mayoría de nosotros, porque para la mayoría de las personas no generará una imagen inquietante. Sin embargo, la idea de que “los ladrones podrían estar haciendo ese ruido” tiene el poder de generar sentimientos de miedo, porque la mente tenderá a imaginar a los ladrones al acecho, y luego la imagen provocará el miedo. Está claro, por lo tanto, que podemos beneficiarnos enormemente de aprender a crear bellas imágenes en nuestra mente.
Esta es una forma poderosa de combatir el estrés y las molestias de la ansiedad. Además, hay un beneficio cada vez más profundo al comprometer el poder de la imaginación positiva: activar el poder espiritual de la intención. Como lo expresó el famoso Tzemaj Tzedek, “Piensa bien y será bueno”. Es decir, imaginar resultados positivos ayudará a que esos resultados se manifiesten en la realidad, porque Di-s utiliza nuestra confianza en Él para ayudar a que así sea. Absorber profundamente esta enseñanza también puede ayudar a reducir e incluso eliminar la ansiedad.
Construyendo nuevos caminos
Pero, ¿cómo se hace? ¿Cómo se puede superar la tendencia a preocuparse (generar imágenes negativas en la mente)? De hecho, la estrategia es simple, y también podemos enseñarla a nuestros niños “preocupados”. Comienza con la comprensión del funcionamiento del cerebro. Piense en el cerebro como una “computadora precargada”. Imagine que comienza con dos secciones de cableado: una para detectar problemas y peligros, la otra para detectar cosas que están bien y son buenas. La sección centrada en el problema tiene muchos más cables, pero este es solo un punto de partida para el “usuario”. El “usuario” ahora es responsable de todo el cableado futuro del cerebro.
El cableado ocurre cuando una persona usa su cerebro. Por ejemplo, si ella aprende a tejer, el cerebro agregará “cables” (vías neuronales) para tejer. Cuanto más teje, más hilos se forman, hasta que finalmente se convierte en una tejedora hábil, capaz de tejer patrones complejos sin pensar. Del mismo modo, cuando una persona usa su cerebro para visualizar, crea más cables para crear imágenes. Si se hace imágenes de miedo, se convierte en experta en hacerse imágenes de miedo (de preocupación), porque ha creado una supercarretera de vías neuronales que se especializa en esta área. Por supuesto, si se hace imágenes inspiradoras, motivadoras, relajantes o de buen sentimiento, conecta ese hábito en su cerebro.
Pero aquí está el truco: el cerebro no tiene muchos cables de arranque para las buenas imágenes (vea el concepto “precargado” más arriba). Por lo tanto, será mucho más fácil y rápido hacer imágenes aterradoras al principio, hasta que se creen más cables en el lado más tranquilo del cerebro. Esto significa que generar imágenes de buen sentimiento se sentirá incómodo y poco natural al principio. Solo después de que una persona persevera, conecta implacablemente imágenes positivas con la determinación completa de superar en número las redes para la negatividad; el optimismo, la confianza, la calma y la alegría finalmente comienzan a sentirse “normales” y, después de mucho esfuerzo consciente, “naturales”.
Hay muchas otras estrategias que pueden ayudar a acelerar el proceso de cableado, pero la conclusión es la misma: una persona debe practicar hacer imágenes positivas y absolutamente negarse a atender a las imágenes negativas que “aparecen” en su mente, dicéndoles “No estoy pasando tiempo contigo, ahora estoy pasando tiempo con mis imágenes positivas”. Cuando no se usan cables, mueren (por eso la gente olvida cómo tocar una canción de piano que aprendieron hace décadas pero que no han tocado desde entonces). Negarse absolutamente a ver la película de miedo en la mente, incluso cuando ha recibido una invitación personal de su cerebro para hacerlo—“¡Oye, ven a ver esta película de miedo una y otra vez!”—causa que los cables para ese tipo de película se marchiten.
Entonces, diga “no” a las imágenes de miedo e invierta su tiempo, energía y atención en el lado positivo de su cerebro. Haga imágenes del avión aterrizando de manera segura, del niño parado debajo de la jupá, del dinero llegando, del niño teniendo éxito, de la relación mejorando y, sobre todo, ¡de Mashiaj llegando y trayendo paz, amor y éxito a toda la humanidad!
Traducción: Carlos Sánchez Corrales/María Sánchez Varón
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