Al encontrarnos en circunstancias sin precedentes, los padres de todo el mundo se preguntan cómo abordar el brote de coronavirus con sus hijos. ¿Cuánto es demasiado? ¿Cuánto no es suficiente? ¿Qué pasa si ellos tienen miedo? ¿Qué pasa si yo tengo miedo? ¿Cómo puedo incluso tener esta conversación cuando hay tantas dudas? Si usted ha tenido estos pensamientos, no está solo.
Como con tantas conversaciones importantes, este no es un solo episodio. Es una conversación continua y en evolución durante los días, las semanas y posiblemente los meses mientras vemos cómo se desarrolla la pandemia. Pero es importante comenzar ahora.
Antes de hablar con sus hijos, verifique sus propios niveles de ansiedad. La rápida avalancha de información a nuestro alcance, junto con la incertidumbre que enfrentamos, hace que muchos de nosotros experimentemos niveles muy altos de miedo y ansiedad. Tómese el tiempo para calmarse antes de empezar esta conversación con sus hijos. Todos somos sensibles al estado de ánimo de otras personas y usted quiere transmitir tranquilidad y seguridad.
No ignore
La información objetiva es mucho menos aterradora para los niños que un vacío de desconocimiento. Son inteligentes. Son intuitivos. Ya saben que algo está pasando. Le escuchan hablar de eso. Sienten su ansiedad. Ven a las personas cambiar sus horarios y vivir de manera diferente. Tienen la casa por escuela indefinidamente; no es día de nieve o vacaciones programadas y las salidas a jugar están descartadas. Si bien no desea sobrecargarlos con demasiados detalles que no son apropiados para su edad, fingir que nada ha cambiado no es útil ni protector.
Investigue
Deje que sus hijos lideren la conversación. Lo más probable es que ya sepan más de lo que usted piensa. Algunos pueden conocer solo hechos; gran parte puede ser desinformación. Un buen punto de partida es preguntarles lo que ya saben para que pueda ayudarlos a diferenciar lo que es verdadero y lo que no, y completar con información objetiva según sea necesario.
Proporcióneles información apropiada para su edad
Las conversaciones que tengan serán muy diferentes según las edades (y personalidades) de sus hijos. Asegúrese de obtener su información de fuentes verificadas y objetivas.
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Los niños en edad preescolar requieren la menor cantidad de información. No los sobrecargue. Quédese con oraciones cortas y repítalas según sea necesario. Explique los cambios en la rutina, mantenga el estado de ánimo general positivo y optimista, y cuando pidan cosas que no puede proporcionar en este momento (paseos, salidas a jugar), haga todo lo posible para transmitir que desearía poder hacerlo, y lo hará de nuevo cuando todos se sientan mejor.
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Los niños de primaria probablemente tengan la mayoría de las preguntas. Trate de dar información sin inducir pánico y miedo. Aún se desconoce mucho, y está bien decir “los científicos todavía están trabajando en eso”, o simplemente, “aún no lo sabemos, pero te lo haré saber tan pronto como lo sepamos”. Trátelo como un evento actual interesante o una discusión científica (que incluso puede dividirse en una conversación sobre la enfermedad en general, cómo funcionan los gérmenes y la historia de las pandemias).
Lo más importante es que los niños sientan que el hogar es un lugar seguro y que su familia estará bien. A menos que tenga razones específicas de cada caso para creer lo contrario, puede asegurárselos.
Nota: Para algunos niños, la ansiedad puede manifestarse como dolor físico. Los dolores de cabeza y dolores de estómago son particularmente comunes. Probablemente ya sepa si su hijo es propenso a eso. Sea amable pero empoderante. No diga: “Estás bien; estás exagerando”. Realmente experimentan molestias físicas. Pero tampoco necesita tratarlo como una enfermedad. Ayúdelos a encontrar formas de reducir sus niveles de ansiedad en esos momentos, para que los dolores de cabeza y de estómago puedan aliviarse.
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Los adolescentes tienden a sentirse invencibles, por lo que un poco de miedo puede servir para tenerlo bajo control. Usted conoce a su hijo mejor. Si sabe que anda ansioso, no lo moleste. Pero si es propenso a ignorar las pautas de seguridad, es posible que deba sentarse y educarlo con algunos datos concretos. Elabore con él una lista de las personas que conocen que son más vulnerables y explíquele que si se quedan en casa, por muy difícil que sea, pueden estar salvando la vida de esas personas.
También es importante que usted se dé cuenta de que estar atrapado en casa puede ser muy difícil para los adolescentes. Están en el proceso de separarse y establecerse como adultos independientes, y tener eso bajo control (mientras las hormonas y las emociones corren desenfrenadas) es difícil. Trate de tener eso en mente y responda con empatía.
Tranquilice sin exagerar
Los niños (¡y los adultos!) de todas las edades anhelan tranquilidad. Todo el mundo quiere sentirse seguro. Es posible que no pueda acceder a esos sentimientos usted mismo, pero aún puede brindarles a sus hijos esa tranquilidad.
1. Pregúnteles acerca de sus miedos y ansiedades, y recuerde que escuchar es más poderoso que hablar. No interrumpa ni intente descartar o justificar sus miedos. “No te preocupes” y “cálmate” son posiblemente las frases menos útiles para cualquiera que experimente ansiedad. Simplemente escuche y asegúrese de que se sientan escuchados y entendidos.
2. Normalice sus sentimientos. Está bien sentirse incómodo. Esta es una situación nueva para todos nosotros y lo desconocido y la indefinición lo hacen aún más estresante. Enséñeles que es saludable reconocer y experimentar y simplemente tratar con esos sentimientos de incomodidad.
3. Ahora tranquilícese. Dígales que los médicos y científicos están trabajando arduamente para contener y combatir el virus y comparta algunos de los desarrollos que han realizado. Explique que al seguir las pautas de las autoridades sanitarias, están lo más a salvo que pueden estar (y mantienen a otros a salvo). Sobre todo, dígales que los adultos se preocupan y transmítales que están seguros en casa con usted.
Enseñe cómo calmarse
Si bien usted no desea mostrar a sus hijos el alcance total de su ansiedad, está bien mostrar vulnerabilidad. Puede ser útil para ellos saber que también siente cierta incertidumbre, que también desea que las cosas vuelvan a la normalidad y que también le preocupan sus seres queridos. Pero luego hable sobre cómo se calma usted mismo y ayude a sus hijos a encontrar formas de calmarse también. Enfatice las tradiciones judías en las que podemos apoyarnos en este momento: dar una moneda a la caridad, rezar o hacer una mitzvá mientras piensa en nuestra protección.
Otras sugerencias: hacer una serie de respiraciones profundas, una meditación corta, una serie de estiramientos, ponerse unos auriculares y escuchar música relajante, encender una vela perfumada, leer un libro para colorear para adultos o pasar un tiempo al aire libre (donde sea posible). Haga una lista, y cuando su hijo se sienta ansioso o estresado, diga: “¿Cómo puedes tranquilizarte?” Tendrán el poder de proponer una opción de la lista que parezca correcta en ese momento. Y sea consciente de modelar sus propias técnicas calmantes mientras las hace. Está bien decir: “Me siento ansioso en este momento, voy a salir y respirar profundamente durante 10 minutos” o “le doy una moneda a la caridad y hago una breve oración para centrarme ahora mismo”, y aliéntelos a unirse a usted.
Reduzca la exposición a los medios
Todos queremos saber lo último, y las redes sociales y los canales que informan las 24 horas están para eso. Y si bien es importante mantenerse al día con las actualizaciones y pautas relevantes, tener las noticias en segundo plano todo el día (o actualizar su feed en línea cada 30 segundos) no es propicio para su propia salud y bienestar, y ciertamente tampoco para los de sus hijos. Revisar un par de veces al día (preferiblemente cuando los niños están durmiendo u ocupados) debería ser suficiente.
Hablen sobre lo que pueden hacer
Tener cosas concretas que hacer puede ayudarnos a adquirir una pequeña sensación de control en un momento como este. Siéntese con su familia y piensen en:
1. Reforzar el sistema inmunológico. Además del distanciamiento social, mejorar nuestra salud general es una de las mejores cosas que podemos hacer en este momento, de modo que si estamos ante el virus, tenemos la mejor oportunidad de evitarlo. Discuta esto con sus hijos y piense cómo pueden hacer esto en familia. Las ideas pueden incluir: salir al aire libre (cuando y donde sea posible), abrir las ventanas para ventilar la casa varias veces al día, hacer videos de ejercicios juntos, recordar tomar esas vitaminas que había querido tomar y hacer un esfuerzo para dormir lo suficiente por la noche.
2. Hacer que el hogar sea lo más agradable posible. Todos ustedes están juntos en esto a largo plazo, por el tiempo tiempo que sea. Haga que sus hijos se dediquen a mantener la casa relativamente tranquila. Esto puede significar crear una lista de reproducción conjunta de música para seguir ejecutándose en segundo plano, o un cronograma de turnos para decidir lo que todos escucharán (o verán). Y quedarse en casa significa que habrá más desorden. Siéntense juntos y propongan un plan para colaborar con esto; la implementación puede demorar una o dos semanas, pero a la larga reducirá significativamente los niveles de estrés en su hogar.
3. Fomentar la interacción social virtual. Afortunadamente, vivimos en una época en la que podemos conectarnos de forma remota. Ayude a sus hijos a mantenerse en contacto virtual con sus familiares, amigos de la escuela, vecinos y amigos del campamento. Los mensajes de texto y el chat son geniales, pero la interacción cara a cara es vital en un momento en que las personas están tan aisladas.
4. Ayudar a otros. Además de contactar y hacer videollamadas a personas en su red social, siéntense juntos y elaboren una lista de personas que tal vez no tengan a nadie (o solo a un par de personas) para contactarlas. Si puede salir y ellos no, ofrézcase para dejar víveres, alimentos cocinados o medicamentos en las puertas de sus casas.
5. Crear una gran lista de cosas que les gustaría lograr durante este tiempo. Algunos de los mejores trabajos y descubrimientos de la historia provienen de períodos de aislamiento. De hecho, una de las oportunidades más codiciadas para escritores y artistas visuales son las residencias donde se alojan (generalmente en entornos pintorescos), donde se alimentan (estilo de la granja a la mesa) y pueden centrarse exclusivamente en su trabajo creativo (a menudo sin -Internet) durante un mes o más. En 1665, Sir Isaac Newton fue enviado a casa desde la universidad cuando la peste devastó Europa. A menudo describió ese período como su annus mirabilis, “año de maravillas”.
6. Pensar cómo estructurarán su tiempo. Usted conoce a su familia y lo que funciona mejor para ustedes. Para algunos, un horario riguroso funciona mejor; otros prosperan con un enfoque más relajado.
Apóyese en el consuelo de la tradición judía
1. Dar tzedaká. La tzedaká está asociada con la salvación. Isaías, el profeta de la paz, comparó dar caridad con ponerse una armadura. Cada contribución que haga, por pequeña que sea, proporciona un escudo de protección contra las enfermedades. Del mismo modo, el Libro de Proverbios nos dice que “la caridad salva de la muerte”. Deténgase todos los días para poner conscientemente una moneda (o más) en una caja de tzedaká (y luego lávese bien las manos) por el mérito de la buena salud y la longevidad de todos los que están en peligro.
2. Orar regularmente. Intente incorporar un ritual de oración matutina con melodías familiares para comenzar su día con una dosis de espiritualidad. Sus hijos pueden conocer las canciones de la escuela hebrea, y siempre pueden cantar con nuestra lista de canciones para la tefilá. Tenga en cuenta en sus oraciones a las personas afectadas por el coronavirus, tanto directa como indirectamente. Hable que podemos orar en cualquier momento, en nuestras propias palabras, simplemente hablando con Di-s.
3. Mirar la mezuzá y sentir su protección. La mezuzá es una señal y un recordatorio de que Di-s nos protegerá, incluso en momentos de peligro. Si bien besar o tocar la mezuzá puede no ser la mejor idea en este momento, aliente a sus hijos a detenerse y mirar la mezuzá al pasar por la puerta, siendo conscientes de la protección que engendra.
4. Estudiar la Torá en familia. Pasen un tiempo cada semana explorando la porción semanal de la Torá. Adéntrense en las tradiciones de Pésaj. Exploren historias sobre emuná (fe) y bitajón (confianza), que todos necesitamos en este momento.
Aprovechar el poder de la gratitud y la positividad
Sí, los tiempos son difíciles en este momento, pero también tenemos mucho por lo que estar agradecidos. Mire con cuánto de nuestras vidas podemos continuar y con cuántas personas podemos estar conectados gracias a la tecnología. Intente hacer un “chequeo” de gratitud una vez al día para mantener la positividad (que tiene poderes curativos conocidos y beneficios para la salud).
Tomar la situación en serio, pero también con humor
Siempre y cuando tome en serio todas las precauciones y pautas de seguridad, un poco de ligereza es más que aceptable. No salte sobre sus hijos por hacer bromas; es una técnica de supervivencia. El humor oscuro ha existido desde tiempos inmemoriales y siempre prospera en momentos como estos. Está bien. Suavizar. Haga un chiste o dos usted mismo.
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