PARTE I: la TEORÍA

En cierta ocasión, el Rebe alentó a un hombre que buscaba orientación a utilizar sus talentos únicos al máximo. En un encuentro posterior, el Rebe le dijo: “Espero que estés cumpliendo lo que hemos conversado. No me conviertas en un pecador”.

Sorprendido, el hombre preguntó: “¿Cómo podría hacer eso?”.

El Rebe contestó: “Nuestros Sabios enseñan 'el que habla en exceso induce a la transgresión'. Si nuestra conversación anterior no condujo a ningún resultado práctico, entonces no fue más que 'conversación excesiva'.”1

Cada palabra y enseñanza del Rebe estaba diseñada para inspirar y provocar un cambio práctico y positivo en las vidas de las personas con las que interactuaba. No veía necesidad de una predicación vacía; por lo tanto, impulsaba implacablemente a todos aquellos con los que entraba en contacto a ver la Torá como una guía para la vida, un manual de instrucciones entregado por Di-s que nos enseña cómo santificar cada aspecto de nuestras vidas a través de acciones concretas.

“La Torá es el plano de la Creación”,2 decía a menudo el Rebe. Si uno mirara los pasajes iluminadores de la Torá, estaría seguro de encontrar los callejones de la vida iluminados ante ellos.

Pero para que la Torá tenga tal beneficio, necesitamos verla como tal. Imagínate leer un manual de informática como si fuera poesía o estudiarlo sólo por los principios gramaticales arcanos. Por ello, al Rebe habitualmente recordaba que la palabra Torá está relacionada etimológicamente con la palabra horaá, “instrucción”. Del mismo modo, un moré, también de la misma raíz, no es sólo un maestro, sino un guía que muestra a la gente el camino para vivir sus vidas de acuerdo con la enseñanza judía.

En este sentido, el Rebe resalta la diferencia entre la Torá y la sabiduría secular señalando que el conocimiento secular es juzgado y valorado sólo por sus méritos intelectuales, mas no por su aplicabilidad práctica. Por lo tanto, en el mundo secular, el mérito de los filósofos y eruditos no se relaciona ni se mide por su conducta personal. Su forma de vida se considera irrelevante para sus descubrimientos y contribuciones intelectuales.

En numerosas ocasiones,3 el Rebe contó una historia relacionada con Aristóteles, subrayando que Maimónides lo admiraba mucho como hombre sabio. En cierta ocasión, Aristóteles fue confrontado por sus estudiantes en medio de una conducta inmoral. Cuando le preguntaron cómo él —el autor de la Ética— podía cometer un acto tan indigno, respondió “En este momento no soy Aristóteles el maestro, sino Aristóteles el ser humano”, dando a entender que no debía ser juzgado por su incapacidad de estar a la altura de sus propias ideas e ideales filosóficos.

Desde esta perspectiva, la veracidad de los conocimientos de una persona o incluso de su filosofía ética no tiene por qué estar vinculada a su conducta. Por lo tanto, sus contribuciones intelectuales se valoran independientemente de su integridad conductual, o de la ausencia de ésta.

Contrasta este enfoque con el de Pirkei Avot, Ética de Nuestros Padres, donde todas y cada una de las enseñanzas están vinculadas a su autor específico para enfatizar que debemos fijarnos no sólo en el mensaje en sí, sino también en el mensajero para validar su credibilidad. Esto significa que, si un maestro judío no está a la altura o no cumple con sus enseñanzas, éstas quedan esencialmente invalidadas. Como enseña el Talmud:4 “Aquel que dice 'sólo Torá tengo' (es decir, aprendizaje sin práctica), carece incluso de Torá”; revelando que el propósito final del aprendizaje judío es la acción práctica.

Esta idea era fundamental para la teología y la visión general del mundo del Rebe.

Una guía práctica para la vida

En cierta ocasión, un erudito fue a ver al Rebe para plantearle una pregunta que le preocupaba. Su exploración de los textos judíos le había llevado a estudiar la obra de Maimónides, el gran maestro y filósofo judío de la Edad Media. Maimónides es autor de varias obras monumentales, como el Mishné Torá, un compendio exhaustivo de la ley judía práctica, y el Moré Nevujim, Guía de los Perplejos, que es una obra de filosofía.

El hombre observó: “¡Cada una de estas obras refleja una faceta muy diferente, y a veces contradictoria, de este legendario maestro judío! ¿Pero cuál de sus obras representa al verdadero Maimónides?”.

El Rebe respondió: “El verdadero Maimónides se ve en su obra sobre la ley judía. Es una obra práctica con instrucciones claras para la vida”.

Con un atisbo de sonrisa, el Rebe aconsejó: “Es mejor estudiar el Mishné Torá y aprender a vivir como judío, que memorizar La Guía de los Perplejos y saber la respuestas a preguntas que ni siquiera te has cuestionado”.5

De hecho, esta idea era tan importante para él que, como transmite la siguiente historia, la consideraba una característica esencial en el liderazgo religioso y espiritual, y criticaba su ausencia como una carencia fundamental en otros enfoques del liderazgo.

Pienso, luego no existo

Cierto escritor que investigaba un libro sobre grandes eruditos y líderes judíos mencionó a una conocida e importante figura moderna durante una conversación con el Rebe.

“Era un hombre maravilloso”, comentó el Rebe, antes de que su voz se apagara.

“¿Qué pasa?”, le preguntó el escritor.

“Bueno”, respondió el Rebe, “si hubiera una crítica para hacerle, sería que sus escritos carecen de tajlis, resultados concretos o puntos de acción orientativos. Sus seguidores se quedan sin saber cómo actuar a partir del conocimiento y la inspiración que impartió”.6

Cuando un gran orador termina de hablar, su público estalla en aplausos y se va a casa. Cuando un gran líder termina de hablar, su público salta y exclama: “¡Manos a la obra!”.

Organizar o movilizar

Lo siguiente es un extracto de una entrevista con Ariel Sharon, el célebre ex Primer Ministro de Israel:

"El Rebe era quizás el mayor creyente que he conocido en la fuerza que Di-s ha dado al Pueblo Judío. Definitivamente creía en la fuerza de la nación judía y sentía que los judíos no confían lo suficiente en su propia fuerza".

"El Rebe me dijo cierta vez: 'El Pueblo Judío debe movilizarse'. Cuando coincidí en que debían organizarse, me corrigió, demostrando al mismo tiempo su excepcional sabiduría e ingenio: 'No organizarse', dijo, 'movilizarse'".

"¿Qué significa organizar al Pueblo Judío? Un puñado de líderes judíos se reúnen para cenar y al día siguiente los periódicos informan que han llegado a la conclusión de que deben reunirse para otra cena…"

"Cuando se trata del Pueblo Judío se debe adoptar un enfoque diferente. Se debe dirigirlo e instruirlo, mostrarle qué es lo que se debe hacer. No se trata de organizar al Pueblo Judío, sino de movilizarlo".

Más adelante, su conversación giró hacia la educación y la identidad judías. Aquí también, el Rebe destacó la importancia de la experiencia real sobre la identificación abstracta. En palabras de Sharon: “Aunque no soy un judío religioso, soy judío, y para mí, ser judío es lo más importante. Me preocupa el futuro del Pueblo Judío y creo que la educación judía es muy, muy importante.... Siempre que tenía la oportunidad, hablaba a los estudiantes universitarios. Les decía: 'El Pueblo Judío es una nación. El judaísmo no es sólo una religión, es una combinación de religión y nacionalismo. Enorgullézcanse de formar parte del mejor pueblo del mundo'.

Cuando compartí esto con el Rebe, me preguntó: "¿Pero les has pedido que hicieran alguna acción concreta?".

"Sí, les pedí que se identifiquen como judíos", respondí.

El Rebe dijo: “Para un joven que creció en un hogar judío tradicional, tal vez identificarse como judío lo mantenga durante una generación, pero esto por sí solo no garantizará el futuro del Pueblo Judío. La identidad debe ir acompañada de la acción, de la observancia práctica de los mandamientos”.

El Rebe continuó explicando que todo en el judaísmo está conectado con la acción; asentarse en la Tierra de Israel es una acción, cumplir Shabat es una acción...

“Uno siempre puede incrementar”, continuó el Rebe. “Nadie es perfecto. Yo tampoco estoy completo respecto de las mitzvot. El hecho de no vivir en la Tierra de Israel me torna incompleto”.7

Mucha gente detiene su viaje judío antes incluso de haberlo iniciado, porque teme que no tenga sentido si no cumple todos los mandamientos. Este enfoque de “todo o nada” privó a un gran número de individuos de su propia vivencia judía. También privó al mundo de sus buenas acciones. A los ojos del Rebe no se trataba de hacerlo todo, sino de hacer algo. Cada acto individualmente y por sí solo tiene un potencial ilimitado para traer luz a nuestras vidas y al mundo.

Este enfoque en lo práctico se expresó en numerosas áreas. A continuación, algunas historias que ponen de relieve este punto.

Fuimos creados para actuar

Un grupo de shlujim de Jabad de Canadá acordó reunirse con el Primer Ministro canadiense Brian Mulroney.

Compraron una hermosa copa de Kidush de plata para obsequiársela. Planeaban explicarle al Primer Ministro que todo ser humano, especialmente un líder gubernamental, tiene la capacidad de “hacer Kidush” en sentido figurado, de santificar su entorno. El regalo de una copa de Kidush recordaría simbólicamente al Primer Ministro este noble pensamiento e intención.

El día anterior a la reunión, R. Zalman Aaron Grossbaum, un shliaj de alto rango en Canadá, escribió al Rebe contándole de su planeada cita con el Primer Ministro y el obsequio que habían preparado.

La respuesta del Rebe fue esclarecedora.

“¿Qué utilidad práctica tiene una copa de Kidush para el Primer Ministro? [Ya que él no está obligado por la ley judía a recitar el Kidush]. Le sugiero, en cambio, que le regale un libro de oraciones en inglés, ya que incluye oraciones como el Mode Ani —una oración que se recita cada mañana agradeciendo a Di-s por darnos la vida— que son relevantes y significativas para todos los seres humanos, judíos y no judíos por igual”.8

No olvides incluir las instrucciones

En los años '60, un rabino universitario recién nombrado puso un anuncio en el periódico de la universidad promocionando sus actividades y propuestas para la próxima fiesta de Pésaj. El ingenioso anuncio jugaba con temas contemporáneos que resonaban entre los estudiantes judíos, llamándoles a “¡Tomar las armas por la causa de la libertad, como tus revolucionarios antepasados en Egipto!”

Orgulloso de la estética contemporánea y de la terminología actual, el rabino envió una copia del anuncio al Rebe, esperando ser felicitado.

El Rebe le devolvió el siguiente mensaje: “En futuros anuncios de festividades judías, recuerda mencionar las mitzvot pertinentes que deben cumplirse”.9

Para llevar

Un experimentado rabino y orador motivacional compartió cierta vez con el Rebe sus dudas sobre sí mismo. “Rebe”, dijo, “soy considerado un orador talentoso y debo haber impartido miles de conferencias, sin embargo, me pregunto: ¿cuántas de ellas realmente dan en el blanco? No veo cambios prácticos en la vida de mis oyentes”.

El Rebe respondió: “Nuestros Sabios enseñan: 'Las palabras que salen del corazón entran al corazón'. Si hablas sinceramente y con pasión, puedes estar seguro de que tus palabras entrarán en el corazón de la gente, lo veas o no”.

“Sin embargo, si quieres ser capaz de observar el cambio real que inspiras en tus audiencias”, continuó el Rebe, “te sugiero que no hables en términos abstractos. Enseña a tu público una tradición judía práctica, y déjales un punto de acción, aunque sea una sola cosa y aunque parezca ínfima. Así es como se inspira el cambio”.10

Sería difícil encontrar una alocución del Rebe que no contuviera o concluyera con un llamado a la acción práctica. De este modo, el Rebe transformaba cada una de sus enseñanzas, por muy esotéricas, abstractas o poco prácticas que parecieran, en una orden directa de avance.

PARTE II: PROGRAMA DE DIEZ PASOS PARA DISEÑAR UNA VIDA DE POSITIVIDAD

El Rebe solía citar una enseñanza de la Mishná11 - “hamaasé hu haikar”, cuyo significado es: “la acción es lo esencial”, no el estudio abstracto. De lo contrario, las enseñanzas y las palabras, por muy bellas, sabias o estéticas que fuesen, son devarim betelím, “expresiones vacías”, y su poder para mover e inspirar acciones se desperdicia.

Para ello, a continuación, destacaremos diez pasos prácticos que te permitirán diseñar una vida de positividad. Si bien hay otras innumerables instrucciones poderosas a lo largo de los encuentros grabados con el Rebe, hemos diseñado un programa de diez directivas esenciales para ayudarte a replantear tu perspectiva, con el fin de que te veas a ti mismo y al mundo de una manera más positiva. En la Parte III de este capítulo, “Guía del usuario para la acción práctica”, concluimos este trabajo con un comienzo para ti: Un programa de ejercicios diseñados específicamente para ayudarte a establecer y mantener tu propio Sesgo de Positividad personal en todos y cada uno de los aspectos de tu vida.

Quizá quieras llevar un diario para registrar tus progresos y compartirlos con los demás. Cuando haces un cambio decisivo en tu vida, es más fácil que los demás también lo hagan. ¡Imagina generar una ola de positividad en el mundo!

¡Todo empieza por ti!

1. Elige tus noticias

Una de nuestras principales vías de comunicación con el mundo son las noticias. Entendemos los acontecimientos actuales e históricos a través del estrecho prisma y la narrativa naturalmente sesgada de las noticias que vemos, los sitios web que visitamos y los libros y periódicos que leemos. Estos suelen presentar los puntos de vista más urgentes, sensacionalistas, trágicos y que inducen al miedo. Sólo nos alimentan con las cosas que llaman la atención, y éstas conforman nuestra visión de la vida.

Por eso, por naturaleza, los medios de comunicación están desproporcionadamente plagados de historias perturbadoras y deprimentes. Pero esa no es la imagen completa de la vida, aunque los lectores así lo crean.

En un encuentro con el corresponsal del New York Times, Ari Goldman, el Rebe le instó a acordarse de “informar de las buenas noticias”.12 Esta sencilla pero punzante petición influyó para que Goldman informara con más regularidad sobre las cosas que iban bien, y no sólo sobre las que iban mal.

El consejo del Rebe a un periodista influyente puede extenderse también a los consumidores de medios de comunicación. Significa que, como consumidores, debemos ser conscientes de nuestra dieta mediática. Cuando reconocemos lo mucho que afectan a nuestro estado de ánimo y a nuestra mentalidad, y lo mucho que influye esa información en nuestra psique, nos damos cuenta de lo importante que es seleccionar conscientemente nuestra ingesta de datos y alimentar una visión del mundo sana, equilibrada y positiva.

No te limites a leer pasivamente las malas noticias que se difunden por todas partes, sino busca activamente las buenas noticias que se producen silenciosamente a tu alrededor.

2. Elimina el cinismo

Vivimos en un mundo más cínico que nunca. La sátira, el sarcasmo y el desprecio han sustituido a la compasión y el civismo en el discurso nacional, y se han convertido en el tono de comunicación elegido por muchos medios de comunicación. Los escándalos públicos se utilizan para enseñar y reforzar la desconfianza general en los líderes de cualquier índole. Los cínicos y los escépticos son vistos como sofisticados, ingeniosos e ilustrados. En cambio, las personas de fe y de ideales de mente abierta son vistas como ingenuas, infantiles y acríticas.

El problema del cinismo es que encoge y oscurece nuestra creencia en el poder y el potencial de cambio positivo en nosotros mismos, en los demás y en el mundo que nos rodea, perpetuando aún más un círculo vicioso de desconfianza y desesperación.

En encuentros privados y discursos públicos,13 el Rebe enfatizó que sólo a través de contrarrestar el cinismo por defecto y abrazar activamente el optimismo informado podemos ver la verdadera importancia de nuestras vidas y avanzar hacia el logro de nuestro más elevado potencial.

3. Comparte las buenas novedades

En cierta ocasión, el Rebe hizo el seguimiento de una persona que había pedido una bendición para alguien que estaba pasando por un reto difícil. “¿Cómo le va?”, preguntó el Rebe. “Gracias a Di-s, al final todo salió bien”, respondió el hombre. “¿Por qué será”, dijo el Rebe, “que la gente comparte libremente sus malas noticias, pero no hace lo mismo con las buenas noticias?”14

Luego de un día de trabajo o de hacer recados, a menudo compartimos fácilmente las cosas negativas que han ocurrido. Si tenemos diez interacciones con personas, de las cuales nueve son positivas y una es negativa, solemos insistir en la negativa y sentimos la necesidad de hablar de ella. Esto es natural; nos aferramos a ello porque aún necesita solución.

De hecho, varios estudios científicos han sugerido que la negatividad y las quejas son poderosos imanes de atención y crean un “sesgo de negatividad”. Por lo tanto, se requiere una intencionalidad y una conciencia igualmente poderosas para liberarse de su campo gravitacional y crear un “Sesgo de Positividad” dentro de nuestros universos interiores.

Una forma práctica de hacer el cambio hacia la positividad es cambiar proactivamente nuestras respuestas por defecto a las preguntas sobre nuestro día o nuestra vida. En lugar de ofrecer inmediatamente la experiencia o el reto más negativo con el que estemos lidiando en ese momento, intentemos mencionar algo positivo, al menos como punto de partida. Esto no quiere decir que debamos ignorar la negatividad o los retos de nuestra vida; siempre podemos volver a ellos. La cuestión es comenzar mencionando algo destacado de nuestro día o algo apasionante en lo que estemos trabajando.

Prioriza los reportes positivos para compartir sobre tus experiencias.

Otra forma aparentemente sencilla de influir positivamente en el curso y la cadencia de nuestras conversaciones es esforzarnos por saludar a los demás con calidez, con una sonrisa y con una actitud positiva. Al aumentar los niveles de alegría y calidez en nuestros saludos e interacciones, provocamos lo mismo en los demás, generando así una corriente de buena voluntad y energía positiva que puede realzar cada encuentro.

Una anécdota relacionada: Cuando los medios de comunicación solicitaron una fotografía del Rebe para publicarla, él solicitó que seleccionasen una fotografía con una sonrisa.15 Asimismo, cuando un célebre artista plástico jasídico estaba pintando un retrato suyo, el Rebe le solicitó que cambiase su expresión seria por una sonrisa, si no resultaba demasiado costoso.16

No sólo la elaboración consciente de una conducta positiva impacta en nuestros propios niveles de alegría y positividad, sino que, como efecto secundario, nuestra presencia será más agradable y deseable para los demás gracias al poder magnético de la positividad.

4. Abandona el diálogo interno negativo

Un hombre se lamentó ante el Rebe por su estado espiritual. “¡Rebe, algo debe estar mal en mí! He pasado mucho tiempo en compañía de individuos santos, pero su ejemplo no parece haberme afectado. Debo ser insensible a la espiritualidad”. El Rebe intervino: “Así como está prohibido hablar despectivamente de otra persona —aunque diga la verdad absoluta— ¡también está prohibido hablar negativamente de uno mismo!”17

Es importante librarnos de palabras y pensamientos limitantes y de auto-censura, pues crean y refuerzan las creencias negativas sobre nuestras capacidades y sólo sirven para detenernos. Algunos parecieran pensar que la auto-crítica es positivamente motivacional. Pero como enseña el pensamiento jasídico, las emociones son como los niños. Al igual que un padre sano no insultaría a su hijo, tampoco deberíamos insultar a nuestro propio ser interior. Lo que no le dirías a otra persona en un ambiente decente, no te lo digas a ti mismo.

Cuando el diálogo interno negativo es habitual, cambiarlo requiere de un esfuerzo proactivo. Al tomar conciencia del patrón e identificar nuestros desencadenantes, reacciones automáticas y palabras auto denigratorias, podemos comenzar a erradicarlas de nuestro vocabulario mental. El secreto de este proceso se expresa en la siguiente anécdota:

Una mujer que en cierta ocasión se lamentó ante el Rebe de que con regularidad experimentaba pensamientos no deseados, recibió este consejo: “La mente no puede tener dos pensamientos diferentes al mismo tiempo. La próxima vez que quieras deshacerte de un pensamiento, no intentes luchar contra él; simplemente sustitúyelo por otro”.18

A través de este proceso de toma de conciencia y de sustitución activa de nuestras expresiones negativas por palabras amables de afirmación, nuestra narrativa interior y la imagen resultante de nosotros mismos se transformarán gradualmente en una que sea de confianza y de empoderamiento.

5. Elogia de forma efusiva, sin escatimar

Cierto sheliaj que estaba destinado en un lugar particularmente difícil, en cierta ocasión fue a visitar al Rebe. El Rebe le preguntó gentilmente: “¿Cómo es tu relación con tu esposa?”. Luego le pidió al sheliaj que escribiera la dinámica de su matrimonio. El sheliaj se explayó libremente sobre las muchas virtudes de su esposa, y terminó con las palabras: “Tal vez no debí haber sido tan profuso al describir las cualidades de mi esposa”.

El Rebe examinó la hoja, tachó la palabra “no” y subrayó la palabra “debería”, dejando que la frase se leyese así: “Debería haber sido profuso al describir las cualidades de mi esposa”.19

Desarrolla el hábito de ofrecer regularmente a los demás palabras generosas de elogio y cumplidos. Puede que no parezca obvio, pero todos los seres humanos, independientemente de sus logros o su altruismo, se sienten animados cuando se les reconoce y se les felicita.

Además, evita calificar tus elogios a ellos: no es necesario que se los hayan ganado, merecido o correspondido. Sé sincero, no envidioso, y no des por sentado a los demás.

Algunos temen que ofrecer cumplidos libremente les ponga en desventaja en alguna relación. Sin embargo, la verdad es que la amabilidad engendra amabilidad y la generosidad de espíritu es contagiosa.

6. Céntrate en el presente

Tras los aterradores disturbios en el barrio de Crown Heights en 1991, un líder comunitario sugirió organizar visitas al barrio para demostrar que la zona había vuelto a la normalidad. El Rebe aconsejó: “En principio, es una buena idea, pero [podría resaltar] que aquí hubo algo negativo en el pasado.... Enfatiza lo positivo [en el presente], sin mencionar que alguna vez fue de otra manera”.20

El Rebe estaba diciendo que la comunidad o ciertos lugares del recorrido no deben ser definidos negativamente por lo que haya sucedido en el pasado, como por ejemplo: “Aquí es donde ocurrió tal suceso terrible en aquellos disturbios, y como pueden ver ahora las cosas están bien nuevamente”. El Rebe pretendía que los visitantes vieran y experimentaran la alegría, la sinceridad y la unión de la comunidad en el presente, sin estar contaminados por el contexto negativo de una tragedia anterior.

En un encuentro similar, a un ex presidiario el Rebe le dijo: “Concéntrate en los beneficios de ser libre en lugar de vivir en los recuerdos de tu tiempo en prisión. Esto puede ser difícil al principio, pero puedes hacerlo”.21

A veces vemos las circunstancias actuales de nuestra vida a través de la lente de experiencias negativas anteriores. Comparando lo bueno con lo malo, enfatiza lo bueno. Cuando arrastramos la ira, el miedo o la tristeza del pasado hacia el presente hacemos lugar a su influencia continua.

Un área de nuestra vida en la que esta cuestión es especialmente pertinente es en nuestras relaciones personales, especialmente con nuestros seres queridos, con los que podemos caer en la trampa de aferrarnos a errores y decepciones anteriores.

A menudo nos relacionamos con ellos como si el pasado fuera presente y los miramos través del prisma de nuestros juicios. Las imágenes que hemos creado de ellos no reflejan la realidad.

Visualiza lo diferentes que serían nuestras relaciones si nos liberáramos de las heridas del pasado y viéramos a las personas con nuevos ojos.

Di-s crea el mundo y nuestras vidas cada día —y cada momento— nuevamente. Emulemos a nuestro Creador y vivamos nuestras vidas del mismo modo, abordando cada día y cada encuentro de forma renovada.

7. Rodéate de gente afable

El Sr. Freddy Hager, un hombre de negocios de Londres, visitó al Rebe en busca de guía y bendición. Durante una audiencia privada, el Rebe le aconsejó:22 “Procura rodearte de gente optimista y positiva.... En el trabajo, procura buscar e interactuar con gente de buena voluntad”.

Nuestro entorno y las personas que nos rodean nos afectan profundamente. Nuestros Sabios nos enseñan que un vecino —un extraño cercano— puede ser más influyente incluso que un amigo o un ser querido. Ponte como objetivo hallar y acercarte a las personas positivas de tu entorno. Deja de relacionarte con individuos negativos o cínicos, o que te hagan sentir impropio, inseguro, que drenen tu energía o que saquen lo peor de ti. Incluso si una interacción con esa persona parece agradable y emocionante en el momento, percibe cómo te sientes después.

En palabras de R. Iosei el Kohen,23 el Sabio Talmúdico que recorrió el mundo en busca de los mejores consejos para una vida feliz: “¡Un buen vecino [es primordial]!”

8. Haz lo que amas

Cierto profesor de una escuela británica visitó al Rebe para una audiencia privada. Le entregó al Rebe su nota, en la que describía algunas de sus innovaciones y logros en el aula durante el año escolar anterior. Después de leer la nota, el Rebe levantó la vista y respondió gentilmente: “Aunque es obvio, por su informe, que usted está consagrado a su misión, no percibo que encuentre alegría en su trabajo”.24

No basta con que seas bueno en lo que haces; la clave del éxito es amar lo que haces. Puedes hacer algo que no disfrutas durante algunos años, tal vez, pero llegará un momento en que comenzará a aflorar el descontento. Estamos programados para buscar la satisfacción; no para forzarnos a ser productivos.

Esto se refleja en otra historia. En cierta ocasión, el Rebe le pidió a un importante rabino que continuara en su cargo comunitario en Sudáfrica en lugar de trasladarse a Israel. “Pero no quiero que te quedes allí porque 'has recibido semejante orden' de mi parte. Sino debes hacerlo por propia convicción y amor”.25

Del mismo modo, cuando una joven pareja decidió que estaba lista para servir como shlujim, firmaron una carta de compromiso. El Rebe se reunió con ellos y le preguntó a la esposa: “¿Firmaste esta carta realmente por gusto o por obligación?”. Sólo cuando ella confirmó que estaba dispuesta y feliz de servir desinteresadamente a cualquier comunidad judía, el Rebe dio a la pareja su bendición y aprobación.

En todas estas historias, el Rebe expresa constantemente la verdad liberadora de que sólo alcanzamos la máxima alegría y plenitud en la vida cuando nuestra pasión y nuestra profesión se cruzan, y donde nuestra fuente y sentido de propósito, productividad, placer y beneficio convergen y se unen.

Si haces lo que amas, amarás lo que haces.

9. Libérate de tu ego

Cierta vez, una persona que estaba atravesando un estado de abatimiento, escribió al Rebe:

“Yo me despierto cada día triste y aprensivo. Yo no puedo concentrarme. A mí me cuesta rezar. Yo cumplo con los mandamientos, pero no hallo satisfacción espiritual. Yo voy a la sinagoga, pero me siento solo. Yo comienzo a cuestionarme de qué se trata la vida. Yo quisiera la ayuda del Rebe”.

El Rebe respondió sin escribir una sola palabra. Se limitó a marcar con un círculo la primera palabra de cada frase y devolvió la carta. La persona entendió y entró en un camino de recuperación espiritual. La palabra rodeada al principio de cada frase era “YO”.26

Centrarnos demasiado en nosotros mismos es la causa principal del sufrimiento y la negatividad. Deja de pensar tanto en ti mismo. Tu ego nunca puede ser una fuente de felicidad. En lugar de verte a través de tus propios ojos, comienza a verte a través de los ojos de Di-s, Quien eligió estar en una relación con tu alma. La verdadera alegría viene de salir de ti mismo y entrar en el Infinito.

En cierta ocasión, un estudiante le preguntó al Rebe: “¿Cómo puede uno estar constantemente alegre como enseña la filosofía jasídica?”. El Rebe respondió: “Reflexiona sobre el hecho de que eres una criatura finita a la que el Creador le ha dado el privilegio de estar unida al Infinito a través de las mitzvot. Si tomas en cuenta que tu alma es una parte de Di-s, ¿cómo no has de estar constantemente alegre?” Desde entonces, cada vez que el Rebe lo veía en una reunión jasídica, le preguntaba con un brillo en los ojos: “¿Cómo va el regocijo?”.27

Sólo cuando viramos el foco desde nuestra productividad y logros personales hacia nuestro vínculo incondicional con Di-s, tenemos un marco para la alegría consistente. Los logros impulsados por el ego dependen de las expectativas y circunstancias externas. El amor incondicional de Di-s por nosotros no depende de nada.

Una vida basada en el alma está arraigada en la dicha de “ser” más que en la ansiedad de “llegar a ser”.

10. Céntrate en los demás

En cierta ocasión, el Rebe preguntó por el padre de una mujer que estaba internado en el hospital. En respuesta al informe de la hija, el Rebe dijo: “Cuando él se proponga enseñar a los demás y elevar el espíritu de ellos, de manera espontánea ello repercutirá positivamente en él”.28

Una enseñanza central del Rebe es reemplazar nuestros constantes pensamientos sobre nuestro propio bienestar por pensamientos sobre el bienestar de los demás. A través de esta práctica, podemos elaborar una vida centrada en los demás, independientemente de nuestras circunstancias.

Estar activamente en sintonía con las vidas y las luchas de los demás nos ayudará a tener en cuenta —y a tender la mano— a los necesitados.

Este cambio también puede implicar decisiones importantes en nuestra propia vida. Un joven consultó al Rebe sobre la elección de su carrera. “Si ganar dinero no es tu prioridad, te animo a que te dediques a la educación”, respondió el Rebe.29 Como maestro, tendría la oportunidad de preparar y desarrollar niños emocionalmente sanos y encaminarlos hacia una vida exitosa.

La belleza de esta historia es que el Rebe no le dijo al hombre que eligiera un camino u otro. Se limitó a señalar que, si hacerse rico no era su prioridad, sería libre de elegir una carrera guiada abiertamente por una vocación más profunda. Esto le permitiría ganarse la vida al mismo tiempo que dar vida a los demás.

En una historia similar, una pareja recién comprometida escribió al Rebe pidiendo una bendición para calidez y positividad en su hogar. “Procuren que los demás tengan calidez y positividad”, instó el Rebe, “y como resultado, también vuestras vidas serán cálidas y positivas”.30

Ayudar a los demás es la forma más eficaz de “autoayuda”.

PARTE III:

GUÍA DE ACCIÓN PRÁCTICA PARA EL USUARIO

Como enseña Jasidut, el objetivo de la Torá es manifestarse en el plano de la acción, particularmente en el cumplimiento de las prácticas espirituales llamadas mitzvot. Por lo tanto, no es suficiente dejar que sus enseñanzas, por muy inspiradoras o sabias que sean, residan sólo en el reino de la filosofía. La verdad busca su expresión en el mundo y en nuestras vidas. Este último capítulo concluye con un esfuerzo por ayudar al lector a poner en práctica los principios transformadores contenidos en este libro. Porque sólo a través de la práctica y la experiencia somos capaces de personalizar, interiorizar y materializar estas enseñanzas, capacitándonos para crear un Sesgo de Positividad propio.

Con esto en mente, he seleccionado nueve prácticas que pueden ser útiles en aras de este fin redentor. Puede que te resulte más fácil llevar a cabo estas acciones con la ayuda de un mentor o un amigo con el que puedas compartir tu compromiso y tus experiencias.

1. Crea una lista de gratitud diaria

Cada día, entre después de haber recitado las bendiciones matutinas31 y antes de recitar la oración del Shemá32 al acostarte, reserva unos minutos para escribir un mínimo de cinco cosas que estés experimentando en este momento en tu vida por las que esté agradecido. Piensa en cada una de ellas por un instante, disfrútalas. Ahora di: “Gracias” a Di-s por cada una de esas bendiciones. La próxima vez que sientas que comienzas a preocuparte por las angustias, detente un momento y recuerda algunas de esas bendiciones fundamentales. Para una mayor comprensión, véase el capítulo 2: Concentrarse en lo positivo.

2. Identifica y reformula tu lenguaje negativo

Comprométete por un día a ser consciente de tu vocabulario. Registra toda expresión negativa o incluso cualquier frase negativa que utilices, y al final del día revisa la lista. ¿Notas algún patrón o frases repetidas de expresiones negativas?

Selecciona de la lista una persona, un tema o una frase en particular que utilices a menudo o de la que hables en forma negativa. ¿Cómo podrías reformular tu vocabulario en este caso para reflejar una perspectiva más positiva? Ahora comprométete a llevar a cabo ese cambio verbal en una dirección positiva. Para más detalles, consulta el capítulo 10: Vocabulario positivo.

3. Identifica a las personas que te provocan resentimiento y replantea tu visión de ellas

Piensa en cierta persona en particular de la que tengas una opinión negativa. Escribe el caso más reciente que haya dado lugar a tus interpretaciones negativas respecto de sus actos o motivos. Ahora, piensa en la misma situación desde el punto de vista de la otra persona. ¿Con qué podría estar lidiando o tratando de conciliar en su manejo de la situación? ¿Qué aspectos podrían complicar su participación o sus intenciones en la situación? ¿Qué intereses u objetivos suyos podrían verse amenazados o comprometidos por ti directamente o por esta situación en general? ¿Es posible que haya un problema importante en su vida —incluso una tragedia— del que no sepas nada? En una hoja aparte, anota todos estos contrapuntos o factores contextuales para reconsiderar tus juicios previos. Lee ambas páginas y respira compasión y paciencia, mientras exhalas juicio y arrogancia. Para más información, consulta el capítulo 6: Busca los méritos, no los errores.

4. Enumera las cualidades positivas de tres personas de tu entorno

Piensa en tres personas de tu entorno: a) alguien cercano a ti, b) alguien con quien trabajes, y c) alguien que te resulte difícil, pero con quien debas relacionarte. Anota tres cosas positivas de cada una de ellas: a) Un cumplido, b) algún tipo de potestad, y c) algo especial de ellos que aprecies. Intenta recordar esos aspectos positivos de cada persona y busca una oportunidad para expresárselos verbalmente. Esta es, por supuesto, una buena práctica general que debes adoptar hacia cualquier persona con la que te relaciones: esfuérzate constantemente por decir algo positivo o reconfortante en cada interacción. Para más información, véase el capítulo 9: Lashón Tov.

5. Registra algún contratiempo y observa cómo ha resultado en un trampolín

Piensa en algún contratiempo que hayas experimentado en tu vida y que haya sido especialmente desafiante y difícil. Intenta localizar los resultados positivos de ese revés y escríbelos. ¿Qué aprendiste? ¿Qué cosa te has visto forzado a superar? ¿En qué áreas has crecido? ¿En qué aspecto eres una persona mejor, más fuerte, más consciente o más solidaria gracias a esa experiencia? A continuación, introduce las respuestas en el siguiente formulario (realiza las modificaciones necesarias a tus fines específicos):

“Antes de... «inserta aquí el contratiempo o desafío», yo... «inserta el viejo paradigma: pensaba/sentía/actuaba/etc.»). Ahora yo... «inserta aquí el nuevo paradigma: sé/siento/hago/etc.»”.

Después del ejercicio de escritura, léete la lista en voz alta. Guárdala y vuelve a ella —o amplíala— cuando lo necesites. Para más información, consulta el capítulo 20: ¿Contratiempo o trampolín?

6. Haz una lista de tus cinco valores más importantes

Piensa sobre cinco de los valores judíos más importantes para ti y escríbelos en una hoja. ¿Qué virtudes, ideales, compromisos o lealtades aprecias más? Ahora, de esa lista, selecciona tus tres principios más fundamentales. ¿Cuáles de dichos valores no son negociables o son por los que es más valioso vivir? Escribe en una hoja aparte esos tres pilares de tu conciencia, para que puedas volver a contemplar estos compromisos sagrados con regularidad y grabarlos en lo más profundo de tu alma. Para más información, véase el capítulo 23: Un Rebe Revelado.

7. Redime los asuntos no resueltos de tu pasado

Recuerda una experiencia pasada que fue desafiante o dolorosa en su momento y que todavía la sientes como no resuelta; algo que haya impactado en la forma en que te ves y te defines a ti y al mundo. Puede ser una oportunidad perdida, una confianza quebrada, una injusticia o un “acto de Di-s” aparentemente aleatorio o una catástrofe. A través de la lente del reencuadre redentor, imagina que mantienes una conversación con tu yo del pasado, el “tú” que vivió aquella experiencia. ¿Qué le dirías a esa persona para que se sintiera aliviada y comprendida? Escribe esas palabras de consuelo o pronúncialas en voz alta en forma de oración en primera persona. Para más información, véase el capítulo 25: Reencuadrar y redimir el pasado.

8. Identifica los aspectos positivos que hayas experimentado

Medita sobre alguna experiencia de tu pasado más lejano, de la que has sentido que no podrías sobrevivir o recuperarte. Ahora tómate un momento para reconocer que aquí estás, y que sí has sobrevivido. Ahora, si es posible, recuerda la situación y escríbela en una hoja: ¿Cuáles fueron los acontecimientos, las personas, las prácticas o las experiencias concretas que te ayudaron a superar ese difícil momento? ¿Los reconociste en el momento por el papel redentor que desempeñaban? Escribe una carta a una persona, un profesor, un libro, una enseñanza, una práctica, un evento o cualquier otra cosa que te haya ayudado a sobrevivir y a crecer desde ese lugar de miedo, dolor o ruptura. Puedes elegir enviar la carta o guardarla como tu propio recordatorio de los redentores ocultos en tu vida. Para más información, consulta el capítulo 26: Optimismo.

9. Comprométete con actos de bien como un enfoque positivo sobre la pérdida

¿Ha fallecido una persona cercana a ti o que significa mucho para ti? ¿Cuál es el aniversario de su fallecimiento? ¿Qué buena acción o mitzvá podrías hacer en su nombre y en su honor que le aportara a su alma najat, un profundo placer? Algunos ejemplos de la tradición judía son colocar tefilín (en el caso de los hombres), encender las velas de Shabat (en el caso de las mujeres), dar tzedaká (donaciones caritativas) o estudiar Torá en su honor. Comprométete a realizar ese acto sagrado en su iortzait (aniversario de fallecimiento). Para más información, véase el capítulo 27.

¡LEJAIM!

Cierta noche muy fría, R. Shmuel Munkes emprendió viaje hacia su Rebe, R. Shneur Zalman de Liadi. El viento calaba los huesos y al ver pasar una carreta por el camino se sintió aliviado. El carro se detuvo y el conductor le ofreció amablemente a R. Shmuel llevarlo. El conductor era un comerciante de licores, y R. Shmuel se acomodó entre las muchas botellas de licor que colmaban el transporte. Todavía helado, R. Shmuel se dio cuenta de que beber un poco de vodka le calentaría. El conductor estuvo de acuerdo, y después de beber el vodka, R. Shmuel se sintió completamente cálido.

Cuando R. Shmuel entró en la habitación de R. Shneur Zalman para una audiencia privada, dijo: “El Rebe ha enseñado a sus Jasidim que deben tomar lecciones de cada experiencia de la vida”, y pasó a relatar los acontecimientos de su viaje. “El aire me había helado hasta los huesos. Me senté entre las botellas de licor durante un buen rato, y aunque el licor tiene el poder de calentar a una persona, yo seguía helado. Sólo cuando bebí el vodka logré entrar en calor”.

R. Shmuel dijo que esto le enseñó una importante lección sobre el servicio divino. Uno puede vivir en un ambiente de Torá, rodeado de inspiración, pero la Torá sólo podrá tener un gran efecto en él y calentar su alma una vez que él la internaliza.33

Los libros, como las botellas, son recipientes excepcionales. Pero todo libro necesita un lector que lo abra para que su luz entre al mundo. Del mismo modo, las palabras y las ideas también contienen un gran poder motivador y transformador para las personas, pero sólo actúan si se las toma lo suficientemente en serio. Si una palabra permanece inerte en una página o atrapada en nuestra cabeza, es tan buena como un buen vino en una botella cerrada. Su verdadero sabor y su potencial sólo se desarrollan cuando se lleva a lo más profundo del ser de la persona. Para que esto ocurra debemos “degustar y ver que Di-s es bueno”.34