Estimados lectores:
Los espías que envío Moshe a inspeccionar la tierra de Israel para su conquista, hicieron un buen trabajo. Cuando volvieron empezaron a contar lo que sentían, “Será imposible conquistar esa tierra” “tendremos que trabajar duro”, “Estamos bien en el desierto, ¿Para qué cambiar?”.
Tenían un poco de razón. En el desierto recibían todo de “arriba” literalmente, la comida del cielo, la ropa se expandía y se mantenía en forma milagrosa, no tenían que arar, sembrar, ni esperar lluvias, accedían a Moises cuando querían para hablar de Torá y divinidad. ¿Dónde podrían estar mejor?
El gran error de cálculo de los espías fue que ellos vieron las cosas con su visión personal sesgada, para ellos que eran los intelectuales no había mejor lugar, pero el resto de la gente, el pueblo, no encontraba sentido a la vida, se sentían inútiles. Después de siglos de vivir como esclavos, no estaban preparados para vivir el ocio. Surgían conflictos constantemente, nada los satisfacía.
El plan divino para los humanos es que vivamos en este mundo material con sus dificultades, y en este mundo trabajemos, hagamos buenas acciones, que veamos el fruto de nuestro esfuerzo. Si recibimos todo gratis, nos corrompemos y nos sentimos inútiles.
Los líderes, aunque sean intelectuales, y no necesiten trabajar para sentirse útiles. Deben pensar que no viven para ellos, que deben pensar en el pueblo. Un verdadero líder piensa en el pueblo al que dirige y no en sus propias necesidades.
Estamos justo a una semana del 26 aniversario de fallecimiento del Rebe de Lubavitch, de bendita memoria. El 3 de Tamuz de 1994, abandonó físicamente este mundo, el líder espiritual más revolucionario de los últimos años. Su mensaje siempre fue hacer acciones y campañas concretas, pensar no solo en su grupo de jasidim sino en todos los judíos y no judíos.
En sus últimas alocuciones publicas el Rebe habló de que cada uno de nosotros debe ser parte en traer la redención, grandes y pequeños, líderes y seguidores, ninguno esta exceptuado.
¡Shabat Shalom!
Rabino Eli Levy
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