Vivimos en un mundo multi-dimensional. En el plano horizontal existe longitud, altitud y profundidad. En el plano vertical...
En el plano vertical experimentamos distintos niveles o estados alterados de la conciencia, el más común de ellos el sueño mientras dormimos.
Las cuatro letras hebreas que constituyen el nombre de Di-s conocido como I, H, V, H (Iud, Hei, Vav, Hei) también representan estas múltiples dimensiones. Es interesante notar que este nombre contiene dos veces la H y también notar la similitud (en el hebreo) de la letra I y la V.
De hecho, este rasgo de "dobles" también está claro en el cosmos. El ser humano posee dos pies, dos manos, dos ojos, dos orificios nasales, dos hemisferios en el cerebro, el etc. El mundo es hecho a de arriba/abajo, derecha/izquierda, positivo/negativo, el femenino/masculino, etc. Esta dualidad proviene de la carga de dualidad del nombre de Di-s.
La primera Hei del Nombre se refiere al plano espiritual de forma y modelo. La segunda Hei se refiere a la analogía física que interpretamos como el mundo finito. La iud—que en hebreo es la letra más pequeña del alfabeto—representa el exclusivo principio Divino, y la letra Vav (que en hebreo se forma como una Iud que se extiende hacia abajo) demuestra el flujo de Divinidad del plano espiritual hacia el reino del tiempo y el espacio—el mundo de nuestras sensaciones diarias y experiencias.
Las enseñanzas del Jasidut nos instruyen que Di-s transformó lo espiritual en material, y nuestro trabajo es revertir el proceso y devolver lo material de vuelta en espiritual. Hacemos esto elevando la segunda Hei al reino de la primera Hei.
Una manera típica de lograr esto es a través de la comida. De manera interesante, la cábala nos enseña que la fuente espiritual de la comida debe ser de un orden más alto que el ser humano. Después de todo, es la comida la que nos mantiene y viceversa. Tomamos de su energía espiritual para sobrevivir. Y aún así, el ser humano tiene la capacidad de actuar como "palanca" de la Creación. "Pidiendo prestado" la energía de la comida podemos elevarla a un plano más alto, usando la energía sabiamente, para mantener y desarrollar el progreso espiritual de la Creación. Si la energía se usa imprudentemente, infligiendo dolor, destrucción, antagonismos y egoísmo, entonces la energía espiritual latente dentro de la comida se degrada.
En esta fase del desarrollo del mundo la Hei inicial, el reino espiritual, está oculto a nuestros ojos. Pero vendrá un tiempo, cuando esa Hei se revelará a los ojos de los mortales, y al mismo tiempo, la doble naturaleza del mundo se reconciliará. Todos los "dobles" volverán al estado de unidad.
La adicción a la comida, como cualquier otra adicción, tiene una raíz espiritual. Está basado en el ser mismo—hacia la autosatisfacción que es la firma del Nefesh HaBehamit (el nivel más bajo del ser espiritual). El antídoto es utilizar nuestra fuerza y disciplina (Gevurá) y liberar el flujo de compasión de Divinidad dentro de nosotros, que está eficazmente captiva en las klipot ("cáscaras" espirituales que encajonan y restringen luz Divina) por el mal uso de comida. La disciplina de comida es una de las mayores enseñanzas de la cabala.
MEDITAR: Tome un bocado de una de sus comidas favoritas. No lo trague rápidamente, sino que mastiqúelo más tiempo, disfrutando de su sabor y textura. Asocie el goce que experimenta con el entendimiento que usted está elevando la comida. Un buen ejercicio diario de meditación es, antes de sentarse a comer, traiga a la mente y consideración, una mitzvá, una buena acción que hará luego de la comida, de manera de elevar las chispas espirituales de santidad late
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