El Dr. Ira Weiss, cardiólogo del Rebe y de la Rebetzin, recuerda que cuando su padre sufrió una apoplejía severa, el Rebe se interesó mucho en su estado de salud. En un momento, el Rebe le preguntó a Weiss: “¿Qué haces para ayudar a tu padre a sentirse mejor? No puede hablar, no puede leer, no puede mover su lado derecho... depende totalmente del cuidado de tu madre y de tu cuidado. ¿Qué haces, pues, para hacerlo un poco más feliz?”
Weiss explicó que visitaba a su padre casi a diario, y que los domingos lo llevaba a un restaurante, y su padre disfrutaba.
El Rebe no pareció satisfecho con la respuesta. “¿Pero haces algo que realmente sea agradable para él?”
Weiss respondió: “Bueno, se hace difícil cuando la persona no puede leer ni hablar”.
“¿Pero cuáles son las cosas que le agradan?”, Presionó el Rebe. Weiss explicó que cuando su padre estaba sano, lo que realmente le gustaba era ir a una sala de billar, jugar a las cartas con sus amigos y hablar sobre las carreras de caballos. Weiss estaba un poco avergonzado: “No quería mencionar esto porque usted es el Rebe y contar cosas sobre mi padre de esta manera ... pero así es como se ha criado. Eso es lo que él sabe”.
El Rebe lo tomó todo con calma. “Bien, ¿y por qué no lo llevas al billar, tal vez los domingos puedas llevarlo para que vea a sus viejos camaradas y al menos vea los juegos de naipes y escuche sobre las carreras de caballos?”
A partir de entonces, Weiss recordó: “Pasábamos todos los domingos en el salón de billar, donde se sentaba durante un par de horas tan sólo para escuchar el habitual ruido de cosas que no se escuchan en la sinagoga”.
Años más tarde, Weiss estaba aún impresionado por la inesperada respuesta del Rebe. “Realmente consideraba cada caso individualmente. Me hizo una pregunta brillante [sobre mi padre]: ‘¿Cuáles son las cosas que le agradan?’.
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