Susan Handelman, profesora de inglés en la Universidad Bar Ilan, ha notado la serena revolución diseñada con el estímulo del Rebe en la revista infantil The Moshiaj Times, que Jabad comenzó a publicar en 1981. La revista era la publicación del club infantil de Jabad, Tzivos Hashem (Soldados de Hashem), y estaba relacionada con la campaña de Jabad para alentar a las personas a realizar actos de bondad para acelerar la venida del Mesías. Una de las mitzvot primarias en las que se centró la revista fue Ahavat Israel, el amor por todos los judíos. En línea con ello, el diseñador de la primera portada de la revista representó a un grupo de niños bailando juntos, cada uno con una letra de la palabra Israel. Colocados un nivel por encima de los niños, representó cuatro niñas bailando, cada una con una letra de la palabra hebrea Ahavat (“amor a”). Cuando el equipo de la organización examinó el prototipo de la portada, uno expresó consternación por la representación de niñas y niños bailando en la misma página, lo que le pareció inapropiado, incluso inmodesto. Otros miembros del equipo argumentaron que, dado que la organización Tzivos Hashem tenía entre sus miembros tanto niños como niñas, la cobertura era apropiada. Se decidió buscar el consejo del Rebe, quién rápidamente hizo saber que pensaba que la tapa era correcta.
El segundo número debía publicarse poco antes de Purim, y se diseñó una portada que mostraba a un niño y a una niña con disfraces de Purim soplando burbujas, cada uno junto con una leyenda representando las diversas mitzvot y actividades asociadas con la fiesta. Una vez más se planteó una objeción: a diferencia de la primera portada, el niño y la niña no estaban separados sino uno al lado del otro. Una vez más la portada fue presentada al Rebe, quién la devolvió con un visto bueno, indicando su aprobación.
Un mes más tarde fue Pesaj (Pascua), y esta vez la portada propuesta consistía de un niño mirando un álbum de sellos, con quince sellos representando cada una de las quince etapas del Seder de Pesaj. La naturaleza del dibujo bastante congestionado parecía no dejar espacio para una fi gura adicional en la imagen. A estas alturas, sin embargo, parecía habitual buscar la aprobación del Rebe para la portada, y se la enviaron. Y vino la inmediata respuesta: Tzarij li’hiiot gam na’arah (“Debe haber también una niña”). El diseñador rediseñó la portada para que incluyera las caras de un niño y una niña sentados uno cerca del otro, mirando juntos el álbum.
Unos meses después diseñaron una portada que en una esquina de la página mostraba a un niño regresando a casa del campamento de verano con su equipo de verano y entrando a su habitación, en la que había objetos sagrados, como una tzedaká (alcancía de caridad), un Jumash (la Torá) y un libro de oraciones. Una imagen en movimiento, pero el Rebe no estaba satisfecho. Por un lado quería que se mostraran los tzitzit (flecos rituales) del niño. Y, como ahora se puede anticipar, “debe haber una niña en la otra esquina”. Redibujaron la imagen para mostrar al niño ingresando a una sala común, en la que se encuentra jugando una niña, presumiblemente su hermana.
También debe haber una niña; debe haber una niña en la otra esquina, había escrito el Rebe. Podrían parecer innovaciones menores, pero no. Cuando Handelman habló por primera vez de estas cuatro portadas en una conferencia académica, temió que pusiera en duda sus propias credenciales como becaria literaria; otros podrían encontrar el tema de[1]masiado trivial para ser tratado en un entorno académico. Cuando concluyó su conferencia, vio a otro miembro de la facultad corriendo hacia ella, y ella se preparó para una posible embestida. En cambio, la mujer expresó un tremendo entusiasmo. “Me crié en Bnei Akiva [el movimiento juvenil ortodoxo moderno en Israel]”, le dijo a Handelman, “y jamás vi retratada una chica en la portada de ninguna de nuestras revistas”.
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