La siguiente anécdota sucedió cuando me preparaba para regresar a Panamá. Había viajado a Barranquilla, Colombia, como rabino invitado para dictar una serie de conferencias a lo largo del fin de semana, lo que se suele llamar un Shabatón.

El rabino Yosi Liberow, Sheliaj principal del Rebe en Barranquilla, Colombia y mi amigo personal, me pidió que visitara su comunidad con el objetivo de incentivar a sus miembros para fortalecer su vínculo con la Torá y las Mitzvot; además transmitirles valiosas enseñanzas para motivar positivamente sus vidas personales.

El Shabatón fluyó de maravilla, tuve muchas oportunidades de aconsejar y enseñar, y al mismo tiempo logré establecer un vínculo profundo con la comunidad de Barranquilla.

Sin embargo, uno de los episodios más formidables de aquella hermosa experiencia, ocurrió precisamente cuando me disponía retornar a mi hogar.

Arribé al Aeropuerto Internacional Ernesto Cortissoz una hora antes de la salida del vuelo a Panamá, había una fila inmensa y tardé aproximadamente treinta minutos para poder registrarme.

Luego pasé a migración y recuerdo que de repente consideré que tenía la posibilidad de perder el vuelo; pero, respiré hondo y exclamé para mis adentros, “¡Qué sea lo que D-os quiera!”.

Para mi gran sorpresa, la fila de migración se movilizó rápido y logré llegar a la sala de espera justo cuando el personal de la línea aérea se preparaba para iniciar el abordaje.

Estando ahí sentado, escuché por el altavoz: “pasajero Gabriel Benayon, favor presentarse en el mostrador, con destino a Panamá”.

Al escuchar esa solicitud me dije a mí mismo: ¡excelente, seguro me darán ascenso a primera clase! ¡Qué equivocado estaba! Cuando me acerqué al mostrador, vi al empleado de la aerolínea parado al lado de dos oficiales policías y un perro.

¿Todo en orden?, pregunté algo sorprendido. Sí señor, pero necesitamos revisar su maleta, fue la respuesta de uno de ellos.

Sin más preámbulo, me trasladaron hacia una pequeña habitación y comenzaron a abrir mi equipaje. Yo no tenía idea qué era lo que estaban buscando, pero no me preocupé. Es una maleta pequeña, solo llevo algo de ropa, seguro que en menos de dos minutos me dejarán ir, pensé para mis adentros.

Pero no fue así. Uno de los oficiales empezó a revolver la maleta sistemáticamente, una y otra vez, como queriendo encontrar algo fuera de lo normal. Además, su rostro me indignó, se lo veía serio, casi furioso, empecé a sentirmeun pocopreocupado de perder el vuelo.

En medio de todo eso, el segundo oficial, que estaba simplemente observando a un lado, notó, la presencia de un ejemplar de mi libro, “De mi Ansiedad a tu Felicidad”, ¿de qué se trata?, me preguntó con cierto entusiasmo.

Es un libro que escribí a partir de mi lucha con la ansiedad y los ataques de pánico, le respondí. El objetivo de la obra es rescatar las enseñanzas de los sabios judíos, como se expresan en la Torá y en la sabiduría esotérica del judaísmo, con el fin de ayudar a quienes sufren de ansiedad, como yo mismo sufrí hace muchos años.

El oficial escuchó mi respuesta y sin poder controlarse exclamó: rabino, ¿me puede regalar su libro? ¿Por qué, sufres de ansiedad? le pregunté. No, es mi hija, hace unas semanas que está padeciendo de ataques de pánico y ni mi esposa ni yo sabemos cómo ayudarla.

Al escuchar eso, mi corazón palpitó con mayor intensidad, de repente comprendí todo. Yo había sido llamado, no para que un oficial malhumorado me haga perder el vuelo, sino, para servir como guía a una joven que sufría de ataques de pánico. Fue tanta mi emoción, que le dije: por favor, permítame sacar una foto de este enérgico encuentro, para que quede como recuerdo de la forma en que D-os me permitió ayudar a su hija…

Para Reflexionar

A veces pensamos que el mundo es una jungla gobernada por el caos y la confusión. Creemos que el curso natural de las cosas es oscuro y aterrador. Esta historia demuestra lo contrario: cuando uno reflexiona sobre las experiencias vividas, descubre una “Mano Divina” que conduce cada elemento hacia su destino.

Yo pensé que iba a perder el vuelo por culpa de un oficial amargado, pero, descubrí que D-os hizo, que el policía me detenga para llevarle luz a una joven. Ella había caído en el mismo padecimiento que yo había tenido.

Entender este concepto oculto en cada situación, es la clave para encontrar el sentido de cada una de las experiencias en nuestra vida.