La Torá no distingue en especial el día de la creación del mundo del resto de los días del año. Rosh Hashaná de hecho conmemora el sexto día de la creación, el día de la creación del hombre, ya que una celebración o festividad no es lo apropiado para la creación del mundo físico, que fue, después de todo, un evento que siguió a la evolución en cadena de los diferentes mundos espirituales (seder hishtalshelut).

La luz Divina fue envuelta en una prenda que la escondía, y una oscuridad doble y redoblada prevalecía, con lo que uno hasta podría pensar erróneamente que hay dos autoridades-D-os y la naturaleza-y hasta que lo físico es la única realidad.

El día de recordatorio del trabajo de creación fue establecido en el aniversario de la creación del hombre, el cual tenía el poder para iluminar el mundo físico y elevar todos los mundos espirituales. En este día, el pueblo judío acepta el Reinado de D-os sobre toda la creación, como Adán lo hizo el día en que fue creado, y D-os les otorga un año dulce y bueno.

 

(Igrot Kodesh, vol. 2, p. 172)