“Las personas olvidarán lo que dijiste y lo que hiciste, pero nunca olvidarán cómo las hiciste sentir”. Maya Angelou
Itti tenía un libro con citas al lado de su cama. Yo también tengo uno. La cita con la que comienzo describe a Itti a la perfección (bueno, casi a la perfección, porque yo recuerdo todo lo que me dijo).
Ella te hacía sentir especial; te hacía sentir como su mejor amiga. Itti entregaba algo que actualmente es un bien escaso: tiempo. En un mundo en el que estamos constantemente corriendo y apresurados, su mundo era un oasis de calma y amabilidad, de ingenio y sabiduría, de caracoles y puestas de sol, de familia y amigos y conversaciones maravillosas. Ella te revitalizaba, entusiasmaba, energizaba y apaciguaba con su presencia.
Era una soñadora, pero también una realista, siempre provocaba un impacto positivo.
Cada conversación estaba llena de profundidad y sinceridad. Sí, a veces era brutalmente honesta, y yo se lo hacía saber. También había muchas risas, llenas de amor, espiritualidad y consejos prácticos para la vida.
Era divertida y graciosa, interesante e interesada, inteligente y atrevida. Le encantaban las botas y las carteras, y vivía la vida con una profundidad que no vi en nadie más.
No estoy segura de cómo conocí a Itti; ella siempre me decía que yo le robé a sus amigos. Creo que las dos amábamos a almas afines. La conocí cuando mi vida era bastante caótica. No recuerdo mucho de esa época, pero recuerdo perfectamente estar sentada en su cama, hablando y llorando. Ella dominaba un imperio llamado “El club de admiradores de Itti” desde su modesta cama. El teléfono no paraba de sonar. “Saca un número y espera tu turno”, bromeaba.
Cuando te hablaba, te ponía toda su atención. “Tzvi el Tzadik” (mi apodo para su dedicado esposo) echaba un vistazo cada una o dos horas para ver que ella estuviera bien y nos traía agua. Siempre hacía una broma, que a Itti le parecía graciosísima. Nunca entendí sus bromas (lo que hacía que ellos se rieran aún más). Le decía “Tzvi el Tzadik” porque no conozco a ningún hombre que renuncie horas de atención de su esposa para otras personas de tan buena gana y con tanta amabilidad.
Describiría su cuarto como el Gan Eden (Jardín del Edén): ropa de cama blanca y súper pulcra con hermosas fotos en la pared. Tenía un gusto impecable (quizás eso fue influencia de su hija Jana). Todo tenía un lugar y una caja con una etiqueta. Sus botas estaban cuidadosamente apiladas y su ropa estaba doblada como si recién saliera de la tienda.
Le encantaban las cosas hermosas y las exponía muy bien. Los colores neutros eran lo suyo: blanco, gris, beige, índigo y, para ponerle chispa, estampado de leopardo;y, por supuesto, cualquier cosa negra. Si halagabas algo o si realmente te gustaba te lo daba encantada.
Era una extraña combinación de amor por el mundo físico y, sin embargo, podía desprenderse de él con muchísima facilidad. A veces, en lugar de encontrarnos en su casa/cama, íbamos a la playa. Un viaje a la playa era de lo más encantador; disfrutaba del sol y de cada parte del hermoso mundo de Di-s. Estar en su presencia era eufórico. Le encantaba sentir el sol en su rostro, el sonido del océano y el cielo azul. Y a las dos nos encantaba juntar caracoles.
Se disfrutaba de cada experiencia con Itti. Las palabras de Maya Angelou: “Este es un día maravilloso. Nunca lo había visto antes”, tranquilamente podrían haber sido una cita de Itti.
Mi vida, gracias a Di-s, ha sido buena, con un poco de drama. A veces nadie puede resolver tus problemas, pero alguien puede prestar un oído atento. A Itti le importaban, escuchaba y daba sabios consejos.
Era mi confidente. Lo que fuera que le contara, sabía que nunca iría más allá. Ella nunca, jamás, hacía lashón hará. En mi última conversación nocturna con ella, la noche antes de que falleciera, le conté sobre un libro que leí de una amiga suya. No dijo absolutamente nada sobre la persona. Podría haber dicho: “Sí, la conocía muy bien”, pero Itti siempre se mantenía en silencio.
Cuando mis hijos se casaron, nos divertimos un montón y también nos estresamos. En cada tire y afloje le pedía consejos a Itti. Cómo ser una suegra, cómo tratar con hijos casados, qué hacer, qué no hacer (básicamente me decía que me callara la boca y que ayudara con lo que pudiera y como pudiera).
A veces le discutía sus consejos, y ella respondía: “Ya sé que no vas a querer escuchar esto, pero confía en mí”.
Yo escuchaba.
Sus consejos se daban con amor, compasión y una profunda comprensión de las emociones humanas. Podría haber sido terapeuta, médica (conocía cada alimento y medicamento), comediante (sabía cómo reírse de cada situación) y hubiera sido una organizadora y limpiadora de hogares maravillosa.
Fui muy afortunada de que Itti viniera al casamiento de mi hija. Amaba las fiestas y hubiese festejado todo el día y la noche si su salud hubiera sido mejor. Esa noche nos reímos y bailamos como locas. Durante años me dijo: “¿Recuerdas el casamiento de Jaia?”, ¿Cómo iba a olvidarme?
Estaba mirando mis mensajes de WhatsApp con Itti y acá van algunos de los mejores.
“Tener hijos siempre es difícil, y cuando crecen y se casan y tienen hijos, definitivamente no es más fácil, ¡más bien se complica! Simplemente escríbeme…¡y déjalo ir!”
“Como sabes, para mí, las relaciones son lo más importante de mi vida”.
“Vine con Jana para ver el amanecer a las 6:30 a. m. y estamos en una reposera desde ese momento, escuchando música a todo volumen. Me encantaría vivir en una cabaña en la playa”.
“Gracias a Di-s Iom Tov fue muy ajetreado y estoy intentando desempacar de a poco, perfecto para mi TOC: vivir con cajas, maletas y desorden. Estoy aprendiendo a ignorarlo por el momento, hasta que las cosas se tranquilicen, una lección para todo en la vida”.
Para finalizar, me gustaría compartir “10 mandamientos” que aprendí de Itti.
- Primero llena tu tanque.
- Regálale a todos una sonrisa y una palabra amable. Es gratis y puede cambiarle la vida a alguien.
- Disfruta y deléitate en el maravilloso mundo de Di-s.
- Agradece a Di-s con pasión por cada día que vives.
- Invierte en tus relaciones; te traerán alegrías verdaderas.
- Una casa limpia es una mente limpia.
- Deshazte de todo lo extra; organiza a menudo para no acumular basura.
- Invierte en una linda chaqueta y unas botas, y siempre estarás bien vestida.
- Sé feliz con lo que tienes.
- Sé tú misma. “Si siempre intentas ser normal, nunca descubrirás lo extraordinario que puedes llegar a ser” (Maya Angelou).
Que Itti y Tzvi ocupen el lugar que les corresponde en el Gan Eden y que intercedan ante Di-s para traer al Mashiaj.
Siempre en mi corazón, te voy a extrañar profundamente.
Sori Block
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