En una ocasión, a la mitad de la plegaria de Iom Kipur, el Alter Rebe se quitó su talit y se dirigió a una casa en las orillas de Liozna. Había una mujer que había dado a luz y luego se había quedado sola, cuando todos se habían ido a la sinagoga, y él la ayudó en sus necesidades vitales. El Rebe Raiatz comentó que aquí veíamos el sacrificio de sí mismo que había hecho el Alter Rebe y cómo había dejado su unión con la Divinidad para descender y hacer un favor físico a una judía.

(Sijat 19 Kislev 5720)