En la sección de esta semana se habla de la Vaca Roja. Uno de los procedimientos involucrados era tomar las cenizas de esta vaca, mezclarla con agua y salpicarla una cantidad de veces sobre una persona para purificarlo de la impureza de tocar un cadáver.

Esta ceniza era dividida en tres partes: 1) una parte para purificar personas impuras con impureza de muertos 2) otra parte para purificar a los cohaním - sacerdotes - que harían las próximas vacas rojas y 3) otra parte para "guardarlo". ¿Cuál es la utilidad de la tercera parte?

Para entender esto debemos comprender primero el significado espiritual eterno, para todo tiempo y todo lugar, de la vaca roja. La Torá dice que, para preparar las cenizas de la vaca roja el cohen debe salir fuera del campamento y que al ocuparse de quemar el cadáver de la vaca y preparar la ceniza, él mismo se impurifica. De aquí podemos aprender una enseñanza eterna de amor al prójimo y preocupación por un semejante.

Cuando vemos un judío en quien claramente no se reconoce su conexión con el Di-s Viviente, podemos pensar que si él cayó a un nivel tan bajo, ya está perdido (Di-s libre y guarde). Por eso la Torá dice que Moshe nos dio la fuerza para purificar a todo judío, aún aquel que se encuentra en el nivel espiritual más bajo, en el nivel de "impureza de muerto".

La Inclinación al Mal puede continuar argumentando que aún si decimos que tenemos la fuerza para purificarlo y salvarlo, ¿por qué es nuestra responsabilidad descender a tan bajo nivel, al punto de correr peligro de impurificarnos nosotros mismos? ¿Acaso una persona debe perjudicarse espiritualmente en aras del prójimo?

La Torá dice: "Esta es la regla de la Torá". En esta frase se expresa todo el asunto de lo que es la Torá: uno debe sacrificarse por otro judío y ayudarlo a purificarse aún si para eso uno debe salir fuera del campamento e impurificarse. Cuando la persona se deja a sí mismo de lado por otro judío, revela la esencia de su propia alma que se encuentra por encima de las impurezas.

Sin embargo, aún existe la preocupación de que una persona que ve que es exitoso en su influencia hacia los demás piense que ese éxito surge de sus propios poderes - "Mis fuerzas y el poder de mis manos me otorgaron este nivel". Por eso Moshe dejó ceniza para purificar a los cohaním que harían las próximas vacas rojas, para que el que purifica a otros sepa y recuerde que no hace esto con sus propias fuerzas, sino con la fuerza de Moshe.

Y aún no es suficiente con todo esto, porque uno puede involucrarse tanto en las tareas comunitarias y la ayuda al prójimo y olvidarse de sí mismo y de su situación en relación al servicio a Di-s. Por eso Moshe dejó una tercera parte para "guardarlo". La persona debe recordar que él también puede encontrarse en una situación de "impureza de muerto", Di-s libre y guarde, para lo cual necesitará las cenizas de la vaca roja.

Esta combinación entre la entrega en beneficio del prójimo y la preocupación por la propia situación personal es la gran novedad de la Torá. Por un lado hay que actuar en aras del prójimo - "cuando lo veas desnudo, lo cubrirás". Cuando vemos a un judío "desnudo" de Mitzvot, debemos preocuparnos por que observe Mitzvot, se ponga Tefilín y vista Tzitzit. Por el otro lado, como continúa el versículo - "y no te ocultes de tu propia carne". Hay que tener presente que nosotros mismos somos "carne", y carne grasosa y materialista que debe ser lavada, salada y enjuagada. Esta combinación es la que trae la verdadera pureza, hasta la pureza completa de la Redención.