A Gabriel lo conozco mucho antes que se haga famoso. Desde el primer día que llegó a la Ieshivá de Buenos Aires desde el Uruguay. Venía de terminar la secundaria donde le decían “El abuelo” por su capacidad de aconsejar, todos queríamos tenerlo cerca a por su energía contagiosa.
La providencia quiso que compartamos Ieshivá en Tzfat y en Morristown, New Jersey. En ese momento me tocó ver de cerca una crisis de ansiedad derivada a raíz de un tema familiar, Gabriel tuvo que dejar sus estudios por un tiempo, pensamos que todo quedaría ahí. Pero como bien nos enseñan los maestros jasidicos la luz más grande es la que surge de la oscuridad este episodio difícil se convirtió en la piedra fundamental de su actual labor, haber vivido la ansiedad y los ataques de pánico le permitió poder ayudar desde su experiencia a miles de personas, primero escribiendo el libro “De mi ansiedad a tu felicidad” y luego recibiéndose de terapeuta especializado en este tipo de crisis.
Hace unas semanas se hizo viral su imagen regalándole sus pares de zapatos a una persona en situación de calle en el subte de Nueva York. Decidí entrevistarlo para compartir sus sensaciones sobre este evento.
“Los 15 minutos de fama son solo eso, no sirve de nada si no logramos bajar la pelota y convertirlo en algo concreto, lo importante ahora es llevarlo a un proyecto real” me dice Gabriel al comenzar la charla. “Estuvo muy bueno poder cambiar el foco de negatividad de las noticias aunque sea por unos instantes y dar esperanzas que no todo es oscuridad”.
¿Cómo fue esta situación en el subte? ¿Qué te llevó a regalar los zapatos?
Fue totalmente por la providencia. Ese día ya tenía agendada una entrevista con un periodista ortodoxo que había pautado hace meses, pero unas horas antes se canceló, además tenía que encontrarme con el cónsul de Panamá en Nueva York, pero también por motivos de fuerza mayor canceló la reunión. De golpe tenía la tarde libre y decidí ir con mis hijas a hacer unas compras. El local donde estaba comprando estaba atestado de gente, cuando llegó a pagar había una fila de al menos una hora, pero uno de los gerentes al ver que estaba con niños me hizo pasar por una caja express y pude salir rápido. Llegamos al subte y me crucé con este hombre en situación de calle, porque era lo que Di-s quería que ocurra, ni más ni menos, todo se dio para que nos encontremos.
Cuando lo vi descalzo y yo con un par de zapatillas nuevas en mi bolsa. Lo primero que me vino a la mente fue “Yo no puedo tener dos pares y el ninguno” enseguida se lo di y le quedaron calzados justos. Mi hija me tomó un video y de ahí se hizo viral.
¿Cómo ver la necesidad del otro cuando muchos ignoramos a veces hasta invisibilizando al prójimo?
No es un tema de sensibilidad solamente, es empatía, hay que lograr entrenar el ojo para aprender a ponerse en el lugar del otro. Hay que aprender a tener abierto los ojos, todas la mañanas decimos en las plegarias “Bendito…el que le abre los ojos a los ciegos” pero no hablamos solamente de los ciegos, le pedimos a Hashem que nos abra los ojos nosotros.
El jasidut nos habla que hay cuatro cosas que no tenemos libre albedrio: nuestra personalidad, las oportunidades que nos llegan, las personas que nos llegan y el lugar donde nos encontramos. Debemos analizar todo el tiempo como cambiar nuestra personalidad, analizar por qué se nos pone adelante cierta situación, por qué nos cruzamos con cierta persona. Casualidad en hebreo se dice Mikré, pero si rearmamos las letras queda “Rak Me Hashem” solo de Di-s, todos los momentos y situaciones en las que estamos es porque ahí tenemos que estar y ahí tenemos una misión para cumplir. No hay casualidad, si se nos cruza alguien o una oportunidad es por qué tenemos algo para hacer ahí y debemos pedir todos los días que Hashem nos abra los ojos y poder verlo.
Me gustaría hablar también sobre tu cambio de carrera de rabino a terapeuta para ayudar a gente con ansiedad y ataques de pánico.
Como sabes desde mi experiencia con los ataques de pánico, tome la decisión de aprovechar esta experiencia para poder ayudar a otros. Estoy convencido que la verdadera empatía se logra a partir de la superación de los lugares oscuros de uno. El jasidut explica que no existe el mal, todos son desafíos para superarnos. Durante muchos años siendo rabino ayude a mucha gente de mi comunidad, una persona traía a la otra y pude en pocas sesiones ayudar a mucha gente. Creo que más que lo que aprendí en los textos, los viví en mis experiencias personales.
Hace dos años sufrí una situación de salud muy grave con más de treinta síntomas muy dolorosos, al principio me sentía miserable y en situación de víctima de las circunstancias, pero después lo sentí como un upgrade. Estuve seis meses, sin hablar, sin enseñar muy deprimido y dolorido. Un maestro en ese momento me dijo, “Tu creías que te estaban enterrando, pero en verdad te estaban plantando para que crezcas más fuerte”. Al principio estaba muy amargado, pensaba ¿Por qué a mí? Pero después empecé a salir de estos sentimientos naturales de depresión, amargura y oscuridad y los fui cambiando por valentía, aceptación, alegría, empecé a cambiar el mindset.
Yo tenía dolores insoportables por un síntoma que se llamaba neuropatía periférica, llame a una de mis doctoras me dijo: “Quizás son dolores curativos” mi cabeza cambió, esta es el principio de la curación, de aquí sale la curación, el crecimiento es a través de este dolor.
Por eso decidí dedicarme de lleno a ayudar a personas que están pasando situaciones similares a compartir lo que me hizo bien a mí, a darles recursos para superar el dolor y la oscuridad.
¿Cómo conectarse contigo para consultas?
Me pueden conectar en mi Instagram @rabinogabrielbenayon
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