ב"ה

Historias Jasídicas

Te para dos
Cuando sólo tenía doce años, era un muchachito bastante salvaje e ingobernable. Y le era muy difícil sentarse y estudiar Torá. Así que él y otros dos muchachos de la Ieshivá con naturalezas similares, recibieron varias tareas especiales para mantenerlos ocupados de manera positiva.
El Jasid Milagroso
En una posada, una docena de Jasidim comerciantes, estaban calentándose cerca del fuego. El grupo incluía hombres de ciudades y pueblos de Rusia y Polonia, todos con el propósito de viajar a la feria anual en Leipzig.
¿Tienen un padre?
Me miró y dijo: “¿qué tipo de pregunta formuló Iosef a sus hermanos? ¿Tienen un padre? ¡Por supuesto que lo tenían, todos poseen un padre!
Salvar a un amigo
“Muy bien,” sonrió con desprecio al comandante. “No firmes. Estarás en esta prisión durante ocho años más. Y veremos cómo tu Di-s te ayuda…”
El converso fugitivo
Después de que el hombre de negocios judío se fue, la madre llamó a su hijo y lo reprendió. El niño miró a su madre con sorpresa. Sus ojos transmitieron sus pensamientos: Mamá, ¿cuál es el problema? Después de todo, es sólo un judío.
El rabino y el toro
si hubiera dictaminado que el toro no era kosher, mi contendiente sería el propio toro. “¿Cuántas bocas hambrientas podría haber alimentado?
Cierta vez un carnicero se acercó a la oficina del rabino Pinjas Horowitz (1730 -1850) con una pregunta halajica.
La mesa
Viendo que la puerta estaba entreabierta, entró y vió a Rabí Iaakov Koppel bailando extasiado frente a su mesa de Shabat llena de comida deliciosa.
Rabí Iaakov Koppel cantó y bailó durante un largo rato hasta que finalmente paró y notó la presencia del Baal Shem Tov. Le dio la bienvenida cálidamente, y el Baal Shem Tov le preguntó:
El judío gordo
Este hombre resultó ser un hombre simple e ignorante, hasta era analfabeto. Algunos de los aldeanos lo consideraban un bruto y un glotón
Un día, le revelaron al Baal Shem Tov que tendría el mérito de que un alma muy elevada fuera su compañero en el mundo venidero
Pensamientos ajenos durante los negocios
Reb Biniomin Kletzker era un maderero acaudalado. Uno de los lugares donde Reb Biniomin tenía una de sus madereras era en la costa del rio Daugava cerca de Riga, Latvia.
El sustento de Di-s
Rabino, ¿Por qué le niegas a Di-s su sustento? - le preguntó Rabí Israel.
Vestido como uno más de los campesinos, él viajaba de pueblo en pueblo y le preguntaba a la gente como estaban a medida que los conocía. “Baruj Hashem, con la bendición del Todopoderoso, todo está bien” contestaban estos simples judíos pero creyentes y temerosos de Di-s.
El Baal Shem Tov en una ocasión instruyó a sus alumnos a cerrar los ojos y tuvieron una visión de un toro vestido con un shtreimel de piel
Autocontrol
El frio se hacía intolerable y penetraba en sus huesos. A medida que la noche avanzaba, el visitante, sin tener a donde ir siguió golpeando la puerta
El frio se hacía intolerable y penetraba en sus huesos. A medida que la noche avanzaba, el visitante, sin tener a donde ir siguió golpeando la puerta con fuerza mientras el rabino apenas unos metros adentro seguía estudiando al calor de su hoguera sin prestar atención a los ruidosos golpes en medio de la gélida noche.
Napoleon y el jasid
Una vez estaba en una habitación en la que se encontraban debatiendo estrategia militar cuando de repente entró el mismo Napoleon y acusó a Moshe de ser espía y sin dejarlo reaccionar puso su mano en el pecho para ver si su corazón latía con fuerza demostrando su culpabilidad.
Agua preparada
A medida que la sed de Rab Menajem se hacía intolerable, el Baal Shem Tov le preguntó ¿Crees que Di-s te puede dar agua aquí mismo y ahora?
El miserable y el muerto
Llegó un momento en que Pinjas ya no se sentía cómodo viviendo en la comunidad judía, y se mudó al otro lado de la ciudad donde se construyó una gran mansión.
Consecuencias de un Napoleón “prestado”
“¡Engañaste a mi hijo para que pensara que tenía un centavo miserable en lugar de un Napoleón muy valioso!”
Cuando se pierde una moneda valiosa, se arruinaba una vida. ¿Quién tuvo la culpa?
Un judío llamado Reb Najum, se mudó de la ciudad de Praga a una pequeña ciudad llamada Sebezch, que estaba ubicada-en esos días- entre el límite de Polonia y Suecia. La aldea era parte de las posesiones del noble polaco Bantesh Zinkwitz, quien mantenía una relación amistosa con los judíos de Sebezch
Los carros desaparecidos
Cada vez que una de las personas que lo acompañaban lograba reanimarlo, el hombre simplemente se desplomaba
Abrumado por el dolor, el pobre apenas logró procesar la noticia antes de desmayarse. Peor aún, no podían despertarlo