Todos sabemos lo que es una Sucá. Una choza o cobertizo, con un techo hecho de ramas y hojas. Idealmente, durante Sucot uno come en la Sucá, sea la propia, o la que pertenece a la Sinagoga o a un amigo. Uno pasa tiempo allí descansando. Durante la semana del festival, la Sucá se convierte en nuestro hogar real.
Todo aspecto del judaísmo nos comunica algo. La Sucá expresa algo sobre nuestra relación con D-os.
Podríamos imaginarnos que nuestro vínculo con el Creador del Universo se basa únicamente en actividades sagradas y espirituales, tales como rezar, lo que resulta obvio. De hecho, el judaísmo enfatiza lo opuesto: que todo aspecto de la vida, por más mundano o básico, es una oportunidad de unirse con D-os.
La Sucá expresa esta idea. Comiendo allí, descansando y conversando con amigos - uno se está vinculando directamente con D-os. Por medio de la Sucá, las actividades ordinarias se convierten en un camino a lo Divino.
Año a año, el festival de Sucot fortalece nuestra capacidad para elevar los aspectos cotidianos de nuestras vidas. Desde esta perspectiva, ninguna actividad es 'ordinaria'. Todo paso que damos tiene una cualidad cósmica, vinculando lo finito con lo Infinito y transformando el mundo, Shemini Atzeret.
Intimidad Con D-os.
Había una vez un rey que ofreció un gran banquete a todos sus súbditos. Todos llegaron, comiendo la deliciosa comida suministrada con abundancia en numerosas mesas. El festín prosiguió con gran alegría durante siete días. Luego todos los invitados, saciados y felices, se retiraron. Las mesas estaban ahora vacías, aunque todavía quedaba mucha comida en los bellos platos reales.
Fue en este punto que el rey le dijo a su amigo cercano, a su compañero más íntimo y querido: "Quédate un rato, vamos y encontremos algo para comer juntos. Nos sentaremos en una de las mesas, sólo nosotros, ya que eres mi amigo más cercano y querido".
Los Sabios aplican esta imagen para explicar la diferencia entre los siete días de Sucot y el festival final, llamado Shemini Atzeret, el "octavo día", que incluye también el Regocijo de la Ley, Simjat Torá.
Durante el festival de Sucot el servicio del pueblo judío era extraer bendiciones de D-os para el mundo para el Año Nuevo. Estas bendiciones se aplican a toda la humanidad. Los Sabios indican que el número de sacrificios ofrecidos en el Templo durante Sucot corresponde al número de naciones originales del mundo. La razón para esto es que a través de estas ofrendas, la bendición Divina es llevada de D-os al Templo, y del Templo a cada nación. Esto se compara con la atmósfera del "banquete", en el que todos los súbditos del Rey participan, con tremenda alegría.
Luego viene el final de Sucot. El festival es completo. Sin embargo D-os dice, por decirlo así, "quedaos un rato...". Ésta es la sensación del mundo, "Atzeret", que significa "ser retenido". Ahora D-os y el pueblo judío están solos. El ánimo cambia: de la alegría del vasto banquete, a una sensación única de intimidad con D-os.
Es en esta atmósfera que celebramos el festival más especial de todos: Simjat Torá, el Regocijo de la Ley.
Fuera de Israel, el festival final tiene dos días separados. Sin embargo, en la liturgia a ambos se les llama "Shemini Atzeret".
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