Estimados lectores:

Esta semana empezamos un nuevo libro de la Torá comentando los diferentes tipos de sacrificios que se debían traer en el Mishkan, por distintas razones de agradecimiento o para expiar algún pecado era necesario traer un korban.

En la actualidad nos suena extraño este concepto y hasta chocante, pero tratemos de entenderlo.

Un caso previo fue el sacrificio de Isaac, cuando nuestro patriarca Abraham debe sacrificar a su propio hijo y al final Di-s le ordena cambiarlo por un animal. Pensemos que en esa época el sacrificio humano era algo muy común en muchas culturas, y la idea de ofrendar un animal en un lugar de un humano resulta novedosa.

Otro ejemplo es el concepto de las kaparot que hacemos en la actualidad en las vísperas de Iom Kipur, donde se faena un gallo o una gallina y se lo usa para alimentar a los necesitados, pero teniendo en cuenta que si teníamos que morir este año el animal ocupe nuestro lugar.

Esta idea de sacrificar algo para acercarse a Di-s está muy presente en todas las culturas, no es necesario dar la vida o la de un hijo, en la actualidad ni siquiera es necesario sacrificar un animal, pero el concepto es que no es gratis acercarse a Di-s (korban viene de la palabra karob cercano), debemos realizar un esfuerzo.

La avodá o el servicio del templo, fue cambiado por la avodat halev, el sevicio del corazón, la plegaria. No es suficiente que leamos las palabras del libro de oraciones sino debemos esforzarnos en nuestra entrega y ofrendar nuestro animal, nuestros impulsos más básicos y primitivos y darle lugar a nuestra alma, esa es la idea del korban hoy día.

¡Shabat Shalom!

Rabino Eli Levy