Recuerdo cuando Hershel Firbank entró a la Ieshivá en un campamento de verano de 1997. Era de los tantos jóvenes que se acercaban a conocer sobre la Torá. Me sorprendió cuando me entere que venía de ser misionero de un grupo evangélico mesiánico.
Le pedí que nos cuente su historia para Jabad.com.
Jabad.com: ¿Cómo era la vida judía en tu hogar cuando eras chico?
Me crie en Ituzaingo en el oeste del conurbano bonaerense, hasta cuarto grado fui a varias escuelas judías de la zona, primero al Cio de Morón, después al CISO de Ramos Mejía, que hoy es la escuela Ilan School manejada por Jabad. No íbamos a la sinagoga ni siquiera en las festividades, solo íbamos a comer a lo de mis abuelos en Pesaj y en Rosh Hashaná.
Jabad.com: ¿Cómo fue pasar de ser una familia judía a una iglesia evangélica?
Fue una búsqueda espiritual de mi mamá, como explica el jasidut que el alma siempre está buscando espiritualidad y eso fue lo que la llevo a meterse en cualquier lugar. Yo tenía 9 años y la acompañe algunas veces y viajábamos hasta capital federal, pero no me gustaba. Después se pasó a una iglesia cerca de casa, que era evangélica bautista y después de un par de años nos pasamos a los judíos mesiánicos.
Ellos dicen que hay que evangelizar al judío como judío, usan los símbolos judíos, se visten como judíos y utilizan esos métodos para convertir a los judíos, por lo que no tienen nada que ver con una sinagoga, sino que son una iglesia evangélica.
Jabad.com: ¿Llegaste a ser misionero y activista, cuanto tiempo estuviste en esos grupos?
Desde los 12 a los 16 estuve en los evangélicos bautistas y a los 16 estuve con los mesiánicos, y ahí si me comprometí a evangelizar a otros. En los veranos íbamos a Miramar que es un balneario muy popular entre los judíos argentinos y repartíamos folletos. Muchos años después me cruce con un judío en un Beit Jabad que había recibido folletos míos en la playa.
Jabad.com: Una vez me contaste que fuiste a un evento de Janucá de Jabad a provocar.
Si, fui con una remera que decía “El Mashiaj está llegando” y atrás decía “otra vez”. Yo fui tres veces al evento de Janucá, los primeros dos años buscaba provocar, pero para el tercer año yo ya tenía mis dudas con las ideas del cristianismo y le pedía a Di-s una señal. Ese año se me acercó Javier Ojman uno de los secretarios del rabino Shlomo Levy y me invitó a las actividades. Fui a algunas actividades en diciembre y enero, para febrero me sume al campamento de la Ieshivá y ya en marzo estaba como alumno de la ieshivá.
Jabad.com: Recuerdo que fue un proceso muy rápido. ¿Por qué crees que fue así?
Viste cuando estás buscando algo mucho tiempo y finalmente lo encuentras, bueno eso me pasó con el judaísmo. El proceso de transición no fue fácil, tuve algunos conflictos internos. Apenas me reuní con el rabino Shlomo Levy la primera vez le conté mi historia y él me dijo que si yo había vivido como cristiano lo últimos años de mi vida era bueno que probara ahora ver como se vivía como judío. Y cuando fui al campamento de la Ieshivá me voló la cabeza, ver realmente como es vivir en Torá y mitzvot, sin contradicciones entre lo que uno dice y lo que uno hace, a mí me gustó mucho. Cuando volví a mi casa y le dije a mis padres que quería empezar a practicar el judaísmo, me echaron de mi casa y por eso no tuve tampoco muchas alternativas que internarme en la Ieshivá.
Al principio me daba mucha paz cumplir Torá y Mitzvot pero seguía creyendo en Jesus por lo que vivía en un conflicto interno, pero me puse a estudiar algunos libros de Arieh Kaplan, como El verdadero Mesías entre otros, y ahí se planteaban algunas contradicciones entre las ideas cristianas y las del judaísmo. Muchos libros que fui leyendo me ayudaron a entender.
Jabad.com: ¿Cómo fue tu trabajo en la organización Iad LeAjim luchando contra los misioneros en Israel?
Hace mucho que no estoy en el tema, pero durante mucho tiempo lo hice.
Los mesiánicos tienen un manual sobre como evangelizar judíos, y en el manual dice que tienen que ser amigos y acompañarlos en los momentos de más vulnerabilidad para aprovechar y acercarlos al evangelio. En estos mismos manuales explican que para acercar al judío no debes usar palabras fuertes que chocan al judío, como no decir “iglesia” decir “templo”, no decir “pastor” y decir “predicador o rabino” esas cosas las llaman palabras puentes.
Una de las anécdotas que me acuerdo como voluntario es que los misioneros salían a repartir folletos en Tel Aviv y nosotros los seguíamos y les explicábamos a la gente que eran cristianos y en realidad no tenía nada que ver con el judaísmo. La gente nos devolvía los folletos y al final del día tenía una bolsa llena de folletos de los mesiánicos, y el misionero vino a querer sacarme la bolsa por la fuerza, pero eso fue todo.
Jabad.com: En la actualidad tienes tu vida como contador público. ¿Contame como fue tu carrera como judío ortodoxo?
Lo bueno de Israel es que acá se puede ir a la universidad incluso como ortodoxo, ya que hay muchos programas de solo hombres o solo mujeres, además si un alumno no tiene hecha la preparatoria lo preparan.
El Rebe nos enseñó a no asilarnos del mundo y a buscar las chispas de divinidad incluso en el mundo de los negocios y los números, no hay contradicción entre ser profesional y tener una vida de Torá y mitzvot.
Jabad.com: ¿Qué mensaje le dejarías a un judío que está viviendo en alguna religión que no es la suya?
Un pastor una vez me dijo una frase que me quedó marcada: “Todo texto fuera de su contexto es un pretexto”, yo le recomiendo que estudien y se fijen bien, que estudien por sus propios medios, que no sigan y repitan sin averiguar por su cuenta.
Aunque la verdad es que muchas veces los judíos se meten en estos grupos por un tema emocional, cuando mi mamá se metió fue porque estaba un poco deprimida y ellos saben trabajar muy bien estos temas y hacen sentir a la gente bien, si ellos están es porque nosotros dejamos un agujero, dejamos a un judío vulnerable sin respuesta.
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