El concepto de matrimonio, para el judaísmo, no se aplica únicamente a la idea de la relación hombre-mujer. Nuestra relación con el Creador es considerada un casamiento y nuestro aniversario de boda es Shavuot, el día en el que recibimos la Torá. Así como al matrimonio hay que renovarlo día a día, también cada año revivimos la entrega de la Torá y nuestro casamiento con Di-s.
Hombres, mujeres y niños recibieron la Torá en el Monte Sinai, el monte más pequeño y humilde de todos los montes. Estábamos debajo del monte como si éste fuese el palio nupcial, la "Jupá". El momento en el que recibimos la Torá representó el contrato matrimonial, la Ketubá. Simbolizó nuestro amor, compromiso, respeto y responsabilidad de nuestra relación con Di-s.
Cada vez que un hombre y una mujer contraen matrimonio debajo del palio nupcial, vuelven a recrear la boda que tuvo lugar debajo del Monte Sinai el día en que Hashem entregó los Diez Mandamientos. Si le damos una mirada más profunda a estos Diez Mandamientos descubriremos que no sólo nos aconsejan sobre el aspecto espiritual, sino que también nos proveen de consejos y pautas prácticas para la vida conyugal.
Los Diez Mandamientos
1. Yo soy el Señor, tu Di-s que te sacó de la Tierra de Egipto, de la Casa de los Esclavos. No Poseas otros Dioses.
No dejes lugar a duda:
Aconsejando y enseñando matrimonios, me he encontrado con muchas personas que no están seguras de haberse casado con la persona correcta. Tal vez estén casados desde hace décadas, y sin embargo no están 100% seguras de haber elegido la persona correcta. Muchos están seguros de la decisión, al principio, pero luego la duda comienza a crecer sigilosamente. ¿Es que acaso tomé una decisión apurada o inmadura? ¿Es esta la persona correcta? ¿No sería más feliz con otra persona? ¿Es que acaso crecimos en direcciones opuestas desde aquel día en el que contrajimos matrimonio?
Sí, efectivamente, eras inmaduro, cuando te casaste, pero eso es algo positivo. Se conocieron cuando aún eran jóvenes, y sus caracteres eran aún flexibles, crecieron juntos. Cambiaron y se desarrollaron desde aquel día en el que contrajeron matrimonio, pero si logran involucrarse con los cambios y crecimientos del otro, alcanzarán una relación en la que siempre estará viva la atracción de la pareja.
Que la duda no te haga cometer un terrible error. La vacilación sobre la seguridad en la pareja puede matar cualquier matrimonio. Ni me imagino lo que la duda puede llegar a hacer con una pareja que no tiene bases firmes. He tenido casos en los que la mujer logra alcanzar la felicidad luego de reconocer y desear aceptar las circunstancias: "Este es mi marido. Es el hombre con quien elegí casarme". Una vez que logran reconocer que esta fue la decisión que tomaron, se dan cuenta que esta es la persona con la que eligieron pasar el resto de su vida, con la que decidieron trabajar, vivir, criar hijos, pagar impuestos, resolver inconvenientes y hasta llegar a la vejez, con esta y única persona.
Este primer mandamiento comienza con la palabra "Anoji" que significa "Yo" en el idioma egipcio. La pregunta es: ¿Por qué Di-s eligió decir la primera palabra de los Diez Mandamientos en un idioma extranjero y no en hebreo, el idioma sagrado?
En aquellos tiempos, nosotros, los judíos, recién habíamos salido de Egipto. Aunque nuestra lengua madre era el hebreo nos encontrábamos muy familiarizados con el idioma egipcio. Es por esto que Di-s decidió hablar en el idioma que todos entendían, de este modo partió de una misma base para entablar la relación. Esto, encierra una lección para nosotros.
Tal vez, en algún momento de su vida, una mujer puede llegar a decir, "Oh, mi esposo es tan diferente a mí". Pero, con esfuerzo y dedicación, se puede hallar un factor en común. Tal vez debamos hablar "un idioma extranjero" para nosotros, de vez en cuando, para lograr entablar la comunicación con nuestra pareja.
El uso de la palabra "Anoji", "Yo", nos enseña que Di-s puso su máxima esencia dentro de la Torá. De esto aprendemos que, asimismo, nosotros debemos poner, nuestro espíritu y corazón al servicio de nuestro matrimonio.
Quien te sacó de la tierra de Egipto
¿Por qué Di-s constantemente nos recuerda de dónde venimos? ¿Es acaso placentero escuchar una y otra vez sobre el tiempo en el que éramos esclavos? ¿No podemos acaso, olvidarnos del pasado, y simplemente seguir adelante?
Todos poseemos un pasado. Aunque intentemos comenzar nuestro matrimonio como si el día de nuestro casamiento fuese nuestro nacimiento, la realidad es que todos arribamos con trasfondos diferentes, infancias, hábitos y expectativas distintas y hasta quizás, Di-s no lo permita, traumas del pasado. Si poseemos algo de nuestra historia que debemos resolver, debemos hacerlo apenas lo detectamos, de nada sirve esconderlo bajo la alfombra. Lo único que logramos con esta actitud es que el problema cada vez se vuelva más grande, e inexorablemente saldrá a la luz, ya sea mañana, dentro de una semana o en diez años. Tarde o temprano saldrá a la superficie, y mejor que sea temprano, ya que realmente uno resulta lastimado con esta actitud, daña a su familia, y sigue tropezándose con todos los problemas que guardó debajo de esta alfombra.
Hasta que logramos reconocer cual es la mochila de dificultades con la que cargamos, es fácil caer en la tentación de culpar a nuestros maridos de nuestras inseguridades. Debemos preguntarnos primero: ¿Hay algo de lo que debo encargarme, algo que traigo de mi historia, de mi pasado?
No nos olvidemos que no sólo las mujeres poseemos un pasado. Nuestros maridos vienen de otros hogares, fueron educados de otra manera, hasta tal vez fueron criados en otra cultura. Aunque creamos poseer muchísimas similitudes con nuestra pareja, siempre encontraremos diferencias. A veces las mujeres nos disgustamos mucho con nuestros maridos, esperando que hagan cosas que no hacen, asumiendo que ellos "deberían saberlo".
Tal vez, la mujer creció acostumbrada, por ejemplo, a celebrar su cumpleaños de alguna forma en particular, preparando una torta y recibiendo regalos. Pero quizás la costumbre en la casa de su marido era muy distinta. En consecuencia, si nunca le explicas a tu esposo cómo te gusta que se celebre tu cumpleaños, luego no podrás disgustarte con el ya que el no puede adivinar. En la pareja, los dos, deben siempre tener en consideración que cada uno posee un pasado.
2. No Poseas otros Dioses
No mires otros hombres; no compares a tu esposo con el marido de otra mujer.
Recientemente, sonó mi teléfono. Era una mujer a la cual no conocía. Ella tenía necesidad de hablar. Era infeliz en su pareja. Había estado casada por muchos años, y recién ahora se había dado cuenta que su marido no llenaba sus expectativas, no era lo que ella esperaba. No era tan inteligente, ni amable, ni delicado, ni educado, ni sofisticado, como...
Mientras hablaba, sentí que una parte de la frase estaba ausente, "no era tan bueno como... ¿como quién"? le pregunté.
Ella no respondió. Quise presionarla un poco, y le pregunté si recientemente habían salido con alguna otra pareja. Sorprendida, exclamó, "¡¿Nos viste acaso en el restaurante?! (La realidad era que yo ni siquiera sabía con quien me encontraba conversando).
Le aseguré que no la había visto, pero le expliqué, que era muy claro que lo que estaba haciendo era comparando a su esposo con el esposo de otra mujer. Le pregunté entonces qué es lo que había pasado.
Ella, apenada, describió cómo había actuado el marido de su amiga la noche anterior en el restaurante. El le arrimó la silla a la mesa, sacó su saco y respetuosamente lo colgó por ella, mientras que su propio marido nunca notó ni su silla, ni su abrigo. El marido de su amiga sabía exactamente qué ordenar para su esposa ya que conocía perfectamente su gusto, mientras que su marido tuvo que esperar a que ella volviera para ordenarle también a él el pedido, mientras que además, comentaba lo mucho que le disgustaba la comida elaborada. Luego bromeó acerca de la gente que no ordenaba comida tradicional como bifes y papas. El marido de su amiga era tan dulce y sofisticado, mientras que su marido involuntariamente hasta casi había llegado a insultar al mozo. El marido de su amiga inclusive poseía conocimientos sobre las diferentes clases de vinos. Ella volvió a su hogar muy desilusionada con su marido.
Esto es completamente absurdo por supuesto. Conocer de vinos no convierte a un hombre en un buen marido. Observar y reconocer las características positivas de nuestros maridos, mirando las cosas que realmente son trascendentes hará que éstas se acentúen y se hagan más fuertes. Focalizándonos en las virtudes de nuestros esposos lograremos que éstas se fortalezcan. Agradeciéndole por su paciencia para enseñarles a nuestros hijos, por ejemplo, hará que esta cualidad, se haga, cada vez, más fuerte. La idea es reconocer y reforzar todas las cualidades positivas de la persona.
La comparación sólo trae problemas. Este es tu esposo; no otro.
3. No Pronunciarás el Nombre de Di-s en Vano
No hables innecesariamente o sin sentido de tu esposo.
A veces las mujeres tendemos a menospreciar a nuestros esposos, hablando, a veces de una manera poco seria sobre ellos. ¿Por qué sucede esto? ¿Acaso tiene esto algún sentido o extraemos algo positivo de esta clase de comentarios?
Una pareja va de compras al supermercado. Mientras esperan en la caja la esposa se da cuenta que se había olvidado de comprar algo. Ella dulcemente le pide a su devoto esposo si puede volver al sector de góndolas a buscar sus cereales preferidos. Mientras ella observa como su marido va explorando las estanterías en busca de los cereales (que ella olvidó de comprar), pasando por los lácteos, congelados, frutas, verduras y artículos de limpieza, se da vuelta y le dice a la señora detrás de ella: "¡Así son los hombres!". La pregunta es ¿Qué conseguimos con este comentario? ¿Qué sentido tiene esta condescendencia, que lo único que logra es ofender a nuestro esposo?
Todos necesitamos, de tanto en tanto, compartir nuestros sentimientos con alguien. Esto nos ayuda a ver que no somos las únicas que debemos lidiar con ciertos problemas, nos alivia y nos muestra que hay ciertas conductas que son exclusivamente "actitudes masculinas", y que no son cuestiones personales que debemos tomar a pecho. Es por esto que yo siempre recomiendo que la persona debe tener un consejero (mashpia), un buen amigo, alguien con quien poder compartir sus sentimientos. Todos necesitamos abrir nuestro corazón de tanto en tanto. Es saludable compartir nuestras emociones con alguien de confianza con quien podamos discutir en forma privada aquellos sentimientos que nos aquejan.
Estas charlas y comentarios son las que "no son en vano". Son charlas en las que hablamos de una manera respetuosa, tienen un objetivo y no son conversaciones frívolas que lo único que logran es ofender a nuestros maridos.
Una pareja que llevaba un año de casada vino a verme, asustada porque habían escuchado rumores de que en la ciudad natal de la esposa se comentaba que ellos estaban a punto de divorciarse. El problema fue que ellos habían sido los últimos en enterarse. No había ni una pizca de verdad en este rumor, con lo que rápidamente se pudo resolver el misterio.
La esposa era una mujer muy joven que se encontraba viviendo en Israel el país natal de su marido. Apenas se casaron ella tuvo que adaptarse a una vida completamente nueva, un idioma extranjero, y una cultura completamente distinta. Ella estaba lejos de casa y de sus afectos. Al mismo tiempo debía acostumbrarse a la nueva vida de casada. Esto es siempre un gran desafío, y por supuesto había momentos en los que las cosas se hacían difíciles.
Un día, no mucho después de haberse mudado a Israel, una amiga llamó. Su voz le produjo una gran nostalgia. La angustiada joven esposa, se dio el lujo de tomar una larga sesión de lágrimas con su amiga, la cual aun no se había casado, y se encontraba todavía estudiando. Ella lloraba y se quejaba y le confesaba a su amiga cuánto añoraba su hogar y qué difícil se le hacía la adaptación a esta nueva vida.
Esta inexperta amiga, que aún se encontraba estudiando, claramente la persona equivocada en quien confiar, colgó el teléfono bastante triste y abatida. Le habían puesto una carga sobre sus espaldas que ella no estaba preparada para soportar, fue entonces que decidió compartirlo con alguien, y no tuvo mejor idea que contárselo a su mamá. Le dijo que su amiga se sentía muy afligida en su matrimonio y deseaba volver a su hogar. El rumor no tardó mucho en diseminarse por toda la comunidad. Lo que realmente nadie había visto era como la joven esposa se las había arreglado, a su manera, y de hecho bastante bien para llevar adelante la vida con su nuevo esposo en Israel.
Afortunadamente esta pareja, que ya lleva años de casada, aprendió la lección. Nuestros temas privados sólo debemos comentarlos con un objetivo claro, y a personas de confianza. Debemos ser muy cuidadosos en la elección de la persona con la cual vamos a compartir nuestras dificultades, debemos elegir el momento y lugar adecuados.
4. Recuerda y Guarda el Shabat como un Día Santo
Recuerda
Recordar es algo muy positivo. Crear lindos recuerdos propios y de la familia es algo muy provechoso. Momentos compartidos, una sonrisa, una nota, una foto, fiestas de cumpleaños, son todos recuerdos maravillosos para compartir. Sácalos del banco de tu memoria y recuérdalos en momentos difíciles. Dale a tus hijos recuerdos que puedan compartir. Todos poseemos lindas experiencias de alguna clase. Recolectadas, tal vez en nuestra infancia, que luego cuando llegamos a ser adultos nos dan fuerza, cuando debemos atravesar momentos difíciles. Permítete y anímate a meditar sobre los hermosos recuerdos que atesoraste a lo largo de tu vida.
Una vez conversé con una mujer que trabajaba con parejas que se encontraban a punto de divorciarse. Yo quería ayudar a parejas a reconciliarse antes de tener que llegar a este trágico final que significa el divorcio. Ella me explicó entonces cómo hacía para diagnosticar si la pareja tenía futuro aún. Durante la conversación les preguntaba, "¿Cómo se conocieron?" Si esbozaban, aunque fuese una leve sonrisa, y se lograba ver un destello de emoción en sus miradas, significaba que todavía había esperanza. Si por el contrario, no lograban recordar y volvían su mirada vacía de emoción hacia ella...
"Observar"
Shabat es el día en el que fortalecemos nuestro lazo con Di-s, es el día en el que nos ocupamos sólo de asuntos espirituales. Hazte tiempo para dedicar a tu matrimonio, tómate un día libre, una salida nocturna, un día sin distracciones, llamados, visitas, etc.
Un hombre de negocios, que se encontraba siempre muy ocupado, constantemente le prometía a su esposa pasar un día junto a ella, pero nunca lograba concretarlo. Ella no tenía dudas de que su marido estaba ocupado con cosas realmente importantes. Un día ella le avisó que uno de sus más grandes donantes había llamado y estaría en la ciudad. Ella le dijo que le había hecho una cita con él en el lobby del hotel donde el contribuyente se estaba alojando. Su marido no tardó en agendar rápidamente la cita. Cuando llegó al hotel, dispuesto a dedicar dos horas sin interrupciones a su contribuyente, se encontró con una sorpresa. Su esposa lo estaba esperando en lobby. Ella le dijo "Yo soy el mayor contribuyente que posees, y necesito compartir tiempo contigo". Debemos darnos cuenta, quién es la persona que realmente "contribuye" con nuestras vidas día a día y darle la atención y el tiempo que se merece. En última instancia nuestra relación será la que obtendrá todas las ganancias y beneficios.
Santifícalo, guarda el Shabat como un día Sagrado.
¿Qué es lo que puede enriquecer, fortalecer, y hacer perdurable nuestro matrimonio? Debemos reconocer que la pareja está compuesta por tres integrantes, el hombre, la mujer y Di-s. La palabra "Santidad" es la palabra más importante para el judaísmo en lo que se refiere a la pareja. Debes considerar al matrimonio como la unión Santa que significa.
El matrimonio no se trata sólo de ustedes dos. No es solo lo que quiere el hombre o la mujer. El matrimonio, incluye tus deseos, y los deseos de tu cónyuge pero principalmente los deseos de Di-s. ¿Y qué es lo que El espera de nosotros? Si ustedes satisfacen los deseos de Di-s, finalmente terminarán complaciéndose ustedes mismos.
El concepto de "Kedushá" (Santidad) dentro del matrimonio es un tema que tiene que ver con los derechos y obligaciones de las personas. La persona siempre debe recordar que debajo del palio nupcial, Di-s fue invitado a participar de esta unión que es el matrimonio, y por lo tanto hizo que este casamiento se volviera legal "De acuerdo a la ley de Moshé e Israel". Mientras respetemos y mantengamos este hecho, y lo hagamos formar parte de nuestra vida cotidiana, tendremos el mérito de que Di-s bendiga nuestros hogares.
5. Honrarás a tu Padre y a tu Madre
Esta frase no requiere interpretación; debemos tomarla literalmente como está escrita. Honrar a nuestros padres y a nuestros suegros, puede a veces no resultar tarea fácil. Es por esto que es un "Mandamiento". Pero si hacemos el esfuerzo todos saldremos ganando, nosotros y nuestros hijos.
Hay un concepto llamado "dar demasiada participación a la familia". Esto significa que apenas nos casamos nuestros intereses y preocupaciones deben estar focalizados en nuestra pareja y no hacia nuestra madre. Sin embargo, cuando se trata de una relación sana, equilibrada, la buena comunicación y participación de la generación anterior a la nuestra puede volverse muy beneficiosa para todos los integrantes de la familia.
Para honrar a nuestros padres, cuando estos llegan a una edad avanzada, debemos aprender a darles lo que ellos necesitan, no lo que nosotros creemos que desearíamos si estuviésemos en su lugar. Debemos reconocer la edad que poseen, y respetar sus antojos.
Así como respetamos los deseos de nuestros mayores, aunque no parezcan tener sentido para nosotros, así también debemos respetar el deseo de nuestra pareja. Más de una vez recibo llamados de hombres y mujeres, que llaman (anticipadamente a la reunión que tendrán conmigo para un asesoramiento matrimonial) pidiéndome que convenza a su esposo o esposa de tal o cual cosa. Básicamente lo que ellos quieren decirme es "Convénzalo de que piense como yo; haz que sienta como siento yo". Pero las personas somos todas diferentes. Es mucho más productivo encauzar nuestros esfuerzos en respetar la opinión del otro que en tratar de eliminarla.
6. No Matarás
El comentarista de la Torá Ibn Ezra nos explica que el mandamiento de "No matarás", se refiere a "no matar ni con la acción ni con la lengua". Tanto el abuso físico como el abuso verbal se encuentran completamente prohibidos.
Cuando le hablas a una persona cruelmente, estás matando su carácter y destruyendo su personalidad. En lugar de hacer que la otra persona logre hacer florecer sus aptitudes, sólo logras que se marchiten sus cualidades.
Tal vez has visto algún caso, en el que una persona talentosa, feliz y extrovertida, luego de casarse parece renunciar a toda la confianza en si misma. (Si sospechas de alguien a quien esto le esté pasando, mantente alerta, ya que es muy posible que haya abuso verbal o físico dentro de esta pareja). Uno de los mayores regalos que nos ofrece el matrimonio es la autoconfianza que podemos alcanzar gracias a la seguridad que nuestra pareja deposita en nosotros. La actitud de la pareja puede construir, o Di-s no lo permita, destruir. Vivir dentro de un ambiente hostil es una manera de matar a la persona. Por el contrario vivir dentro de un entorno en donde abunda el amor, la aceptación y el apoyo, hace crecer la autoestima de la persona determinándola a ser exitosa en todos los aspectos de su vida.
Como esposa debes reconocer el poder que posees. Debes hacer el esfuerzo de incentivar, y mostrar sincera apreciación por las cosas que la otra persona hace. Si robar la confianza de la otra persona es el equivalente a matar, entonces devolver esta confianza es el equivalente a dar vida. "No matarás", no matarás su personalidad ni su habilidad de ser exitoso. Todo marido/mujer debe ser la "Hinchada" de su pareja.
7. Sé Fiel
¿Qué significa ser fiel?. Significa reconocer que existen ciertos aspectos del matrimonio que deben mantenerse dentro de la intimidad de la pareja. Significa que no debemos hacer públicos temas privados; eso es traición. Ambos, tanto hombre como mujer, deben respetar el espacio reservado para la pareja y, saber que lo que sucede dentro de ella, allí debe quedar. Significa mantener la confianza.
Un hombre se encontraba en el trabajo, mientras escuchaba que sus dos compañeros hablaban de un incidente que había pasado entre un hombre y su esposa. Entretanto escuchaba como ellos se reían de lo sucedido, su cara se transformó. El enseguida pudo reconocer la historia. ¡Esto había sucedido en su casa y se encontraban hablando de él!.
Se dio cuenta entonces que su esposa le había contado el hecho a una amiga, y esta le contó a su marido, y el marido a su vez le contó esta historia, sumamente privada, a su compañero de trabajo. Para él este hecho fue una falta de fidelidad total de parte de su esposa, un abuso a su confianza, y le fue casi imposible volver a confiar en ella.
8. No Robarás
Debemos dar crédito a nuestra pareja por las cosas que el /ella realizan. Una flor a veces, significa el comienzo de la primavera.
Conozco una disertante que cada vez que comienza sus conferencias agradece a su esposo. Después de todo ella está parada frente al público, elegante, tranquila y preparada para comenzar, mientras su marido está en casa haciendo dormir sus hijos. Ella comparte el crédito con él.
9. No des Falso Testimonio
El mandamiento que corresponde a la obligación de que la persona sea sincera nos recuerda, que debemos ser honestos y mantener una comunicación fluida y abierta dentro de nuestro matrimonio.
¡Exprésate! Di las cosas que te molestan. No recibimos el don de la profecía cuando nos encontramos bajo la Jupá. Algunas mujeres se equivocan creyendo "que si su esposo realmente la ama debería saber lo que le molesta", ¡esto no es cierto! Si tu realmente lo amas debes comunicárselo a él de una manera simple y amable. Lo mismo se aplica en el caso de los maridos.
No acuses a tu pareja, comparte con ella tus sentimientos. Comienza las frases en primera persona, "me siento incómoda cuando...". "Me preocupa que...".
Cada vez que guardas un sentimiento dentro tuyo y no revelas lo que te está molestando agregas una hilera de ladrillos a un muro que tú construyes. Al principio puedes cruzar por encima de él las veces que deseas. Luego de un tiempo, ya necesitarás dar un pequeño salto para lograr pasar. Después, piensas, será fácil pasar este pequeño muro cada vez que lo desee. Pronto requerirás una escalera, pero aún podrás seguir cruzando. Pero a medida que los años vayan pasando irás agregando, sin darte cuenta, hileras de ladrillos a tu muro, y cuando te quieras dar cuenta el muro se habrá vuelto tan alto e impenetrable que no lograrás cruzarlo más. Desafortunadamente, la comunicación se habrá bloqueado, llenándose de incontables cuestiones, algunas pequeñas, otras grandes. Cuestiones que nunca salieron a la luz. Pero con habilidad y mucho esfuerzo, este muro todavía tiene esperanzas de ser derribado, en cualquier momento de nuestras vidas. Pero piensa, cuanto más productivo y menos doloroso hubiese sido no haberlo construido nunca.
10. No Codiciarás
¿Quién podría sentir celos de su marido? Muchas mujeres, de hecho, lo padecen.
En muchas circunstancias, especialmente cuando las mujeres son las que se quedan en casa con los chicos mientras sus maridos salen a trabajar, ellas codician la libertad que sus parejas poseen. Los maridos, pueden en general ir y venir cuando lo desean, mientras que sus esposas deben encontrar niñeras, y hacer mil arreglos antes de que puedan cruzar el umbral de la puerta. Los hombres, dicen simplemente, "Adiós, me voy", y desaparecen con la rapidez con que pasa una brisa. A veces sucede que mientras el hombre está compenetrado y preocupado en su trabajo la mujer está en casa preparando la cena, ayudando a los niños con la tarea, bañándolos y acostándolos a dormir, y esto es lo que puede luego llevar a la mujer a sentir celos y resentimiento de su marido.
Todos los maridos deben concientizarse y tener en mente el peso con el que cargan sus esposas, y deben tratar de ayudarlas lo más que puedan. Además deben apreciar y valorar el trabajo de su mujer y comprenderla. Una simple demostración verbal de afecto por parte del marido puede alivianar increíblemente el peso con el que carga su esposa.
Toda esposa debe comprender que si se siente infeliz y resentida, lo ideal será sentarse con su esposo, o con un consejero matrimonial, y buscar la manera en la que pueda lograr encontrar satisfacción dentro del matrimonio y sentirse libre de cualquier tipo de resentimiento. Quizás lo que necesite sea estar más tiempo fuera de casa y compartir diferentes momentos con otras mujeres. Tal vez necesite trabajar más horas, o menos, o directamente dejar de trabajar por un tiempo y tratar de alivianar la presión que existe en alguna parte de su vida cotidiana. Probablemente necesite más ayuda con las cosas de la casa, o la persona que la ayuda no es lo suficientemente competente. Puede ser también que alguna amiga la esté haciendo sentir de esa manera. Tal vez la suegra ¿quién sabe?. Reflexionando sobre el tema y discutiendo sobre él seguramente hallará el modo de ver sus necesidades y logrará, sin lastimar a su familia, conseguir también dejar de sentir sentimientos de celos de su marido.
Los Diez Mandamientos son aplicables a todos los ámbitos de nuestra vida. Si le damos una mirada profunda y detallada, veremos que adhiriéndonos a estas leyes, podremos transformar nuestra persona, y como consecuencia tendremos la habilidad de transformar el mundo. Cuanto más pronto seamos capaces de colmar nuestras vidas con Los Diez Mandamientos- tanto literal como figurativamente, más pronto vendrá el Mashiaj, y seremos redimidos. ¡Ojala que sea ahora!
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