Estimados lectores:

La enfermedad de tzaarat afectaba la piel, la casa o la ropa de una persona, la tradición nos dice que el motivo espiritual de esta enfermedad era el lashón hará, hablar mal del prójimo.

Uno de los pecados más comunes es hablar mal de otro, a veces surge sin darse cuenta en un comentario al pasar, otras veces es con alevosía y disfrute, pero siempre es por lo bajo y ocultamente.

Por eso el castigo es justamente lo opuesto, el tzaarat expone el órgano más externo, la piel. El que habló ahora queda expuesto.

Muchas cosas negativas que hacemos son posibles por el secreto, porque sabemos que nadie nos está viendo, pero si estaríamos expuestos lo pensaríamos dos veces.

La clave es tener siempre presente que todo eventualmente se sabe, y ante los ojos de Hashem estamos siempre expuestos, no hay secretos.

¡Shabat Shalom!

Rabino Eli Levy