Karma es una idea que permea muchas culturas. En egipcio antiguo era llamado “maat”, en griego “heimarmene” o “fate” y en germánico “wyrd”. Básicamente todo está dentro del sistema (en griego: cosmos) y así todo rebota eventualmente. Ustedes pueden jugar con el sistema y hasta manipularlo, pero no pueden escapar de él.

La Providencia Divina (“hashgaja”) significa que podemos llegar más allá del sistema. Podemos rogar al Creador del sistema, o hacer teshuvá y transformarnos, hasta cambiar nuestro pasado. Podemos quebrar la prisión de nuestro Egipto personal y llegar a la Luz Infinita pre-cósmica, sin ataduras y libres.

Por ejemplo, el karma de Abraham y Sara era tal que no podían tener hijos. La Torá dice que Di-s elevó a Abraham por encima de las estrellas y Sara dio a luz a Isaac. Similarmente, el karma de su descendencia fue ser esclavizados por Faraón. Nuevamente la intervención Divina anuló ese karma y fueron liberados milagrosamente.

Si, el karma nos envuelve y a todo lo que existe. Pero hay una puerta de escape, por medio de la teshuvá, por medio de la Torá y por medio de los buenos actos.