¿Cuándo va a parar? Ha estado lloviendo toda la semana. ¡Lluvia, solo vete! Vuelve otro día ¡Cuántas veces nos quejamos de la lluvia! Los israelíes aprecian la lluvia. Lo dicen en serio cuando oran por lluvia tres veces al día durante la temporada de lluvias de Israel.
La frase hebrea, mashiv haruaj umorid haguéshem (“que hace que el viento sople y la lluvia caiga”) recitada por judíos de todo el mundo desde el final de Sucot hasta Pésaj expresa una alabanza a Di-s por la bendición de la lluvia.
La lluvia no es aleatoria
La lluvia se menciona dos veces en la lectura de la Torá de Ékev. Primero, la Torá nos dice: “De la lluvia del cielo beberás agua”1 . La Tierra de Israel depende de la lluvia ya que tiene una sola gran masa de agua dulce.
En el segundo párrafo de la oración del Shemá, que también se encuentra en dicha sección de la Torá, se vuelve a mencionar la lluvia. “Si escuchas mis mandamientos que te ordeno hoy: amar a Di-s, tu Di-s, y servirlo con todo tu corazón y con toda tu alma, entonces te daré lluvia para tu tierra en su debido momento, las lluvias tempranas y tardías.”2
El mensaje es claro: la lluvia no es un hecho aleatorio. Es una bendición que viene directamente de Di-s. La lluvia es el resultado de la oración humana, como enseña un versículo del Génesis: “Y aún no había ninguna planta del campo sobre la Tierra, y ninguna hierba del campo había brotado aún, porque Di-s no había enviado lluvia sobre la Tierra y no había hombre para trabajar la tierra.”3
Rashi explica que, hasta la creación del primer ser humano, nadie había apreciado los beneficios de la lluvia. Adán entendió el significado de la lluvia y oró por ella. Como resultado, cayó la lluvia y surgieron El significado espiritual de la lluvia árboles y plantas. Esto enfatiza cuán grande es realmente la bendición de la lluvia.
El agua simboliza la Torá
De la misma manera que la humanidad no puede sobrevivir sin agua, el pueblo judío no puede sobrevivir sin la Torá. Hay muchas referencias al agua como símbolo de la Torá, quizás ninguna más directa que “No hay agua fuera de la Torá”.4
Al igual que con la lluvia física, las bendiciones de la Torá se obtienen al cumplir los mandamientos de Di-s.
“El día en que cae la lluvia es tan grandioso como el día en que fueron creados el cielo y la tierra”5 , nos dice el Talmud. Quizás la Torá se compara con la lluvia porque nos nutre para alcanzar nuestro máximo potencial y convertirnos en las personas que debemos ser.
Equilibrio de lo físico y la espiritual
Así como debe haber un equilibrio entre la lluvia y la luz del sol para que los cultivos prosperen, del mismo modo debe haber una armonía en cuanto a nuestras necesidades espirituales y materiales personales. La mayoría de las Mitzvot involucran acciones físicas. Mediante el uso de algo físico para lograr un propósito Divino, integramos tangiblemente la espiritualidad en nuestras vidas.
El Rebe, que su mérito nos escude, solía concluir sus correspondencias personales con bendiciones tanto para el bienestar material como para el logro espiritual. Lo físico y lo espiritual no se excluyen mutuamente; están destinados a trabajar en conjunto entre sí. Si no se satisfacen nuestras necesidades físicas básicas, podemos llegar a estar preocupados por lo que nos falta en detrimento de nuestros objetivos espirituales, como dijo Rabí Elazar ben Azaria: “Si no hay harina, no hay Torá”.6
Así que, hoy es otro día lluvioso, pero ahora lo veo de manera diferente. El pronóstico del tiempo también predice lluvias dispersas para mañana, pero ahora espero apreciar esa lluvia por lo que realmente es: una bendición de Di-s.
Haciéndolo relevante
1. Sé consciente de cuánta energía estás dedicando a tus actividades físicas y espirituales.
2. Desarrolla tu aprecio por las múltiples bendiciones de Di-s para la tierra y la humanidad. Muestra tu aprecio en la oración.
3. La próxima vez que llueva, no te sientas decepcionado por tener que cancelar tu salida al aire libre. Agradece a Di-s por la bendición (y lleva un paraguas).
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