¿Ha notado alguna vez que cuando pasan revista a los procedimientos de seguridad en un avión antes del despegue y se muestra cómo las máscaras caen en caso de una emergencia, le indican que se ponga primero su máscara antes que la de su hijo?
Le pregunté al sobrecargo: “No sería más apropiado asistir primero al niño antes que a uno mismo?”. Ella me explicó que si estuviera padeciendo de problemas respiratorios, sería incapaz de ayudarlo. Por consiguiente, debo ajustar mi máscara primero y luego, ya que respiro bien, podré asistir al niño.
Tomé esta analogía y lo apliqué a padres que están criando a sus hijos. Ellos a veces pueden descuidar sus propias necesidades personales y las necesidades de su matrimonio, porque están ocupados con su familia. Las prioridades de los hijos están por encima de las de su matrimonio y sus sentimientos personales, bienestar y crecimiento.
Pero a menos que el matrimonio se nutria, la pareja no será congruente y no podrán cuidar a sus hijos como un equipo. Lo mismo se aplica a ellos si no se fijan en sus propias necesidades y armonía mental; no serán capaces, ni física ni emocionalmente, de darles lo mejor que tienen a sus hijos.
Necesitamos ajustar nuestra propia máscara y asegurar que nuestras necesidades estén bien atendidas. Entonces estaremos en posición dar lo mejor de nosotros a los niños que Di-s nos ha confiado, y de creer que haremos un buen trabajo en criarlos.
Recordemos lo que dice la Torá: "Debes amar a tu amigo como a tí mismo, no más que a tí mismo, porque sólo puedes dar amor cuando tienes amor".
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