Pregunta:

¿Cómo se puede afirmar con seriedad y honestidad que el judaísmo ortodoxo respeta a las mujeres, que tiene una visión correcta de ellas y que busca la verdadera justicia en su nombre?

¿Por qué las mujeres no pueden amar a Di-s pero, al mismo tiempo, tener respeto por sí mismas y libre participación en nuestra religión? ¿Por qué no podemos ser lo que Él quiso, y no a lo que el hombre quiere reducirnos? ¿Por qué las mujeres religiosas no pueden ver que es simplemente la manipulación religiosa por parte de los hombres lo que las mantiene contentas como ciudadanas de segunda clase dentro de una mentalidad tercermundista?

Respuesta:

Suenas molesta y enojada. Sientes fuertemente que quieres una conexión con Di-s, pero no la ves en la “religión” debido al supuesto maltrato a las mujeres.

Tengo mucho que decir sobre el tema, y realmente me gustaría que pudieras acceder a un ejemplar de mi último libro, (“Cuidar el jardín”), que aborda el papel de la mujer en el judaísmo y podría sorprenderte con algunas descripciones que rompen estereotipos.

Pero me estoy desviando del tema.

Déjame decirte lo que veo cuando miro a la sociedad occidental libre. Veo mujeres brincando delante de los hombres como si fueran trozos de carne a los que agarrarse. Veo mujeres llevando vidas infelices en una carrera que no satisface sus instintos naturales de ser mujer. Veo a mujeres atrapadas en matrimonios miserables con hombres que las dan por sentadas, y que a menudo las dejan por una “chica” más joven, o las engañan. Veo que uno de cada dos matrimonios acaba en divorcio, si no más, y quién sabe cuántos otros infelices. Veo mujeres que parecen haber alcanzado la “libertad” y la “emancipación”, pero llegan a casa después de un largo día en la oficina y siguen haciendo el 90 por ciento de las tareas domésticas. Veo mujeres en esta sociedad libre que chocan con el techo de cristal con demasiada frecuencia por el hecho de ser mujeres, y veo que las que lo consiguen a menudo tienen que dejar de lado hasta el último ápice de su feminidad en su ascenso. Veo a mujeres que son libres de llevar la ropa que elijan, pero que desfilan con lo mínimo para obtener el reconocimiento del sexo opuesto. Veo adolescentes embarazadas. Veo adolescentes que han perdido la inocencia antes incluso de poder entender en qué consiste tener cualquier tipo de relación.

Y todo esto, lo veo en nuestra sociedad “libre”. Una sociedad que supuestamente reconoce a las mujeres y las trata con cierto grado de respeto.

Lo que quiero decir es que lo que parece libertad no siempre lo es. Lo que aparece como “derechos de la mujer” también puede llevar a las mujeres al comportamiento más degradante, auto humillante y carente de todo respeto por sí mismas.

A diferencia de la Torá que describes, la Torá que yo conozco adopta un enfoque equilibrado, sacando a la luz la verdadera esencia de cada individuo, al tiempo que respeta la singularidad de ambos géneros y establece parámetros para que no se viole este límite.

Me gustaría que por un corto tiempo formaras parte de una comunidad de jasidim de Lubavitch. Creo que te sorprendería, en su mayor parte, el grado de respeto que se da a las mujeres. Escucharías a los hombres hablar de la grandeza de sus mujeres. Oirías citar las palabras del Rebe sobre la fuente y el nivel espiritual superior de las mujeres, sobre la fuerza de las mujeres judías, sobre la contribución vital de la mujer judía. Pero, sobre todo, verías a maridos y esposas trabajando juntos, mirándose con respeto, cada uno haciendo su parte para traer más Divinidad a este mundo.

Las palabras se quedan cortas. Ojalá pudieras ser testigo de este estilo de vida con tus propios ojos.