Las palabras que una persona pronuncia son aguas profundas,

un arroyo que fluye, una fuente de sabiduría.

—Proverbios 18:4

Generalmente pensamos en el lenguaje como una convención de palabras elegidas arbitrariamente con el propósito de comunicarnos, para asegurarnos de que nuestra forma de hablar o escribir sea entendida por los demás. Sin embargo, los nombres de las cosas tienen poca importancia respecto de lo que realmente son. Como dice Shakespeare: “Una rosa con otro nombre olería igual de dulce”.

Normalmente, un objeto precede a su nombre: primero existe y luego se le da un nombre. Sin embargo, con respecto a la creación, la Torá nos dice, “Di-s dijo: ’Que se haga la luz’, y se hizo la luz”— en esta expresión el nombre no sólo precede al objeto, sino que es el medio a través del cual se crea. Por lo tanto, una rosa con cualquier otro nombre hebreo no olería tan dulce.

Las palabras y los nombres hebreos no son arbitrarios. Definen y expresan la verdadera naturaleza de las cosas.1 La palabra bíblica para “rosa”, shoshaná, tiene su origen en la palabra sheshoné, “que cambia”, comunicando que su belleza está en su delicada flexibilidad, su suavidad y capacidad de respuesta, su habilidad para cambiar (shoné) en respuesta al tacto.2

Así pues, las palabras hebreas permiten comprender la naturaleza y el significado de las cosas. Esto significa que la comprensión judía de un objeto o idea en particular está integrada en la palabra hebrea utilizada para describirlo.

En el Génesis,3 la Torá nos cuenta que Adán dio nombre a los animales. El Midrash4 describe este acto como una hazaña increíble que está incluso más allá de la capacidad de los ángeles. Si los nombres fueran arbitrarios, no habría razón para que esto se considerara una habilidad supra-angélica. Debe haber verdades existenciales más profundas que descubrir en un nombre.

Los místicos explican5 que nuestro propósito en este mundo es utilizar nuestros dones únicos de comprensión y creatividad —dones que son exclusivos de la especie humana y no existen entre los ángeles— para descubrir la fuente Divina y el propósito de cada ser creado que está incrustado en su nombre y ayudar a utilizar todas las cosas al servicio de su propósito último.

Antes de que Di-s diera Sus leyes en el Sinaí, nuestra misión como humanos era hacer fructificar la sabiduría de cada criatura reconociendo y actualizando el propósito de su creación, que está insertado en su nombre.

En el lenguaje de Di-s, las palabras son portales a través de los cuales podemos acceder al significado de las cosas desde la perspectiva Divina.

Cuando buscamos dar sentido a nosotros mismos, a nuestro mundo y a todo lo que ocurre en él, la clave para desentrañar este significado más profundo puede encontrarse en el lenguaje del libro de Di-s, la Biblia.

Como ya se ha mencionado, las palabras hacen mucho más que comunicar la naturaleza y el significado de las cosas; en el pensamiento judío, ocupan una función creativa y generadora. El Séfer Ietzirá, el libro más antiguo del misticismo judío, afirma que las veintidós letras del alfabeto hebreo constituyen el “ADN” de todo el cosmos, “las letras con las que Di-s creó el universo”.

"Veintidós letras, Él las dibujó, las talló, las combinó, las pesó, las intercambió, y a través de ellas produjo la totalidad de la creación y todo lo que está destinado a llegar a existir".

—Séfer Ietzirá, Cap. 2

Las palabras hebreas, sobre todo las de origen bíblico, proporcionan un portal hacia la esencia de las cosas. Nos permiten echar un vistazo a la mente de Di-s, atisbar su intención y comprender el propósito y el significado de todo lo que hay en nuestro mundo. Las palabras hebreas son, por tanto, una llave que puede desvelar el sentido y la significación ocultos de todo lo que se llame por su nombre, incluido su significado filosófico, psicológico y teológico. El propósito de este libro es ayudar a abrir este misterioso mundo de significados.

Al compilar esta obra, hemos buscado contrastes entre las palabras hebreas y sus homólogas en otros idiomas, tratando de identificar la perspectiva única que encierran.

Otro factor decisivo a la hora de elegir las palabras fue la novedad de la gran idea que expresan y su relevancia en nuestras vidas.

Este libro es más que un libro de palabras. Ofrece una visión de la historia, el pensamiento, la cultura, el significado y la práctica del judaísmo. Al escribirlo, hemos intentado captar el espíritu único del pensamiento judaico que lo diferencia de sus homólogos y de la sociedad popular. Hemos incorporado muchos temas que son relevantes para nuestras vidas, para ofrecer una visión de la profundidad de la filosofía judía, desentrañando cincuenta palabras hebreas para descubrir su sentido más profundo, su significado y su visión de la vida.

Zalman Abraham

Nueva York, 2022