"Las etiquetas son para las camisas, no para las personas"
El Rebe.
Decirle a un niño "eres un mentiroso" o "eres un haragán" es colocarle una etiqueta y con el tiempo, él o ella comenzarán a creer que son ese tipo de persona.
Finalmente el niño tratará de responder a estas expectativas. "Si mis padres o maestros dicen que soy un mentiroso"- él / ella razonará conciente o inconscientemente- "entonces puedo mentir; si dicen que soy haragán, es exactamente como debo comportarme, ya que eso es lo soy".
Nuestra percepción de quienes somos está profundamente influenciada por las etiquetas que otros nos colocan. Y cuando esto proviene de gente que es muy importante para nosotros, estas etiquetas quedan pegadas por más tiempo.
Cuando debemos criticar las acciones de nuestros hijos, debemos decir cosas como, "Eres una persona honesta, y por ello no debes decir cosas que no son verdad" o "Eres una persona que se esfuerza mucho para lograr cosas, no corresponde a alguien como tú dilatarlas"
Debemos condenar el acto y no a la persona. Digamos: "Eres tan buena persona, una actitud así no está a tu altura"
Si esto se dice lo suficientemente seguido y con vehemencia, definitivamente el niño se verá a sí mismo de esa forma y se esforzará por ser la buena y agradable persona que sus padres dicen que es.
No podemos realizar cambios permanentes en nuestra conducta, a no ser que hagamos cambios permanentes en nuestra mente acerca de quienes somos. Un drogadicto puede dejar temporalmente las drogas, pero mientras él siga pensando que es un drogadicto, probablemente su conducta volverá a ser la misma, pues sus acciones son incongruentes con lo que él cree que es. Sólo cuando nos "re-programamos" dentro de una auto-imagen positiva, podemos causar un verdadero efecto, y lograr cambios en la manera en que actuamos y nos relacionamos con los demás.
¡Pruébelo!- ¡Funciona!
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