Pregunta:
Mi esposa no tiene sentido del humor. Dice que me río de ella en público, y se siente disgustada e insultada. ¿No puede soportar una broma?
Respuesta:
Las bromas son serias. La línea entre una amistosa burla y una humillante puñalada es a menudo muy delgada. Usted debe preguntarse si la risa suya vale el dolor que inflinge.
Esto es verdad con respecto a todo comentario humorístico hecho acerca de otra persona. Pero entre marido y mujer, la humillación es simplemente criminal. Va contra todo lo que se supone que debe ser el matrimonio: una unidad exclusiva.
En la ceremonia judía de casamiento, tras estar parados bajo la jupá (palio nupcial), la novia y el novio son llevados a un cuarto privado, conocido como cuarto de ijud. Ijud significa "unicidad", "unidad" y "exclusividad". Al entrar a ese cuarto, un espacio exclusivo donde nadie está presente, sólo la pareja, ellos crean un espacio sagrado que es de ellos, de ellos solos.
Los recién casados dejan el cuarto de ijud tras unos minutos, pero en cierta forma ellos nunca lo abandonarán. La privacidad y unicidad del cuarto de ijud será llevada por ellos a su matrimonio. La relación entre marido y mujer es un lugar sagrado y exclusivo, y debe permanecer así. Cualquier palabra o acción que ponga en peligro la privacidad y unidad del matrimonio debe ser borrada de nuestro repertorio.
Cuando usted se ríe de su esposa delante de sus amigos, momentáneamente ha salido del cuarto de ijud. Usted ha abandonado a su compañera del alma, dejándola sola y aislada sólo por unas risas baratas. Hacer una broma es bueno, pero nunca a expensas de su unicidad.
Lo mismo ocurre cuando una esposa critica a su compañero en público. Al hacer eso ha permitido que extraños entren al cuarto de ijud. Está invitando a otros a un momento que debe ser sólo entre los dos. Hay un tiempo y un lugar para la crítica en una relación, pero no en presencia de otros.
Esos errores son tan comunes que en muchas parejas se han hecho aceptables. Pero son esas pequeñas cosas que pueden erosionar un buen matrimonio. Para que una relación prospere debe seguir siendo una exclusiva unidad.
Una vez que esté cómodo en el cuarto de ijud, nunca querrá salir.
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