Firmes, confiables, amplias y abarcadoras son sólo una base. Y sobre esa base, cada pueblo y cada persona deben construir…
De acuerdo con los sabios del Talmud, hay 70 familias con 70 caminos dentro de la gran familia humana. Cada individuo tiene su propia senda dentro de cierta ruta.
Pero hay una base universal para todos nosotros.
El que vive de acuerdo a estas reglas, reconociendo que son lo que D-os pretende de nosotros, es considerado un justo por nuestras Tradición. Esa persona tiene asignada una parte en el mundo ideal del futuro.
Estas son las siete instrucciones, de acuerdo a la antigua Tradición, con un toque de elaboración:
1. Saber que existe un solo D-os, Infinito y Supremo sobre todas las cosas. No remplaces al Ser Supremo por ídolos limitados, ya sean de otros seres, o mismo tú. Incluidos en este mandamiento se encuentran la plegaria, el estudio y la meditación.
2. Respetar al Creador. Por más frustrado o enojado que pudieses estar, jamás expreses tales sentimientos maldiciendo al Creador.
3. No cometer asesinato. Cada ser humano, al igual que Adam (Adán) y Javá (Eva), constituyen un mundo entero. Salvar una vida es salvar un mundo entero. Destruir una vida es destruir un mundo. Ayudar a otros a vivir es un corolario de este principio.
4. Respetar la institución del matrimonio. El matrimonio es un acto divino. La unión de un hombre y una mujer es el reflejo de la unidad de D-os y Su creación. La deshonestidad en el matrimonio es una violación de esa Unidad.
5. No robar. Condúcete honestamente en todas tus transacciones. Confiando en D-os y no en nuestra auto indulgencia, expresamos nuestra fe en Él como Proveedor de la Vida.
6. Respetar a las criaturas de D-os. En los albores de la creación el hombre era el jardinero del Jardín del Edén, "para trabajarlo y protegerlo". Al principio, el hombre tenía prohibido causar daño a los animales. Después del gran diluvio, se le permitió consumir carne, pero con una advertencia: No causar sufrimiento innecesario a animal alguno.
7. Mantener la justicia. La justicia es asunto de D-os, pero a nosotros se nos ha encomendado instituir las leyes necesarias y hacerlas respetar siempre que podamos. Cuando corregimos los errores de la sociedad, actuamos como socios en el acto de sustentar la creación.
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