Observa a tu alrededor y haz una lista mental de las cosas que son "tuyas": tu marido o esposa; tus hijos; tu casa; tu trabajo; tu conocimiento; tu automóvil; tus medias; tus amigos; tu reputación... ¿Qué tienes? ¿Qué hace que sea "tuyo"?

Estas cosas difieren considerablemente de una persona a otra. También difiere el significado de la palabra "tuyo" de acuerdo a como es aplicado. De todos modos, toda ellas son "tus" pertenencias... ¿Cómo llegaste a poseerlas?

Ciertas cosas las has ganado. Otras las has pagado con dinero en efectivo, y otras con mucho esfuerzo. Quizás éstas sean las adquisiciones más valiosas para ti, pues en ellas has invertido toda tu energía.

Otras cosas las has recibido de regalo. Un nuevo automóvil, regalo de tus padres. Un hombre sabio con el que te has encontrado alguna vez y te enseñó algo que nunca hubieses podido deducir solo. Alguien te ama generosamente, más de lo que crees merecer ser amado. Quizás éstas sean las cosas más valiosas para ti, pues nunca podrías alcanzarlas solo. Todo esto está más allá de ti mismo; pertenecen a una realidad mayor. Con estas posesiones has transcendido tus propias limitaciones.

Finalmente, ciertas cosas son tuyas porque son inherentemente, intrínsecamente, tuyas. Por ejemplo: tu primogenitura, tu herencia. No has hecho nada para ganarlas y nadie te las dio. Solo las posees en virtud de quién eres y qué eres. Tu alma. Tu mente. Tus talentos innatos. Tu patria. Tus tradiciones.

Quizás a estas cosas no las valores tanto como valoras aquellas que has ganado con tu trabajo, esfuerzo, o que simplemente has recibido como regalo. Quizás no percibes una intensidad de deseo y esfuerzo por estos " simples regalos" de la vida. Pero éstos son más "tuyos" que cualquier otra posesión que tengas.

Tus capacidades fluctuarán de acuerdo a los altibajos de la vida, como aumenta o disminuye tu fuerza, tu habilidad mental y sensibilidad espiritual. Los regalos que recibes siempre dependerán de fuerzas más allá de tu control. Pero las cosas que son inherentemente tuyas serán tuyas en todas las circunstancias y bajo todas las condiciones. Aun cuando los rechaces y los repudies, ellos permanecerán en tu vida, irrevocablemente tuyos.


En el sexto día del mes hebreo de Sivan, en el año 2448 de la Creación (1313 a.e.c), la recién nacida nación de Israel se congregó al pie del Monte Sinaí para recibir la Torá de Di-s. Desde entonces, se hace referencia a este evento en el idioma de nuestras sabios como la "Entrega de la Torá" De hecho, la Torá misma se llama a si misma nuestro "regalo del desierto" (Números 21:18).

La Torá, sin embargo, también se describe como la "adquisición" de Israel (Proverbios 4:2), así como "la herencia de la congregación de Iaakov" (Deuteronomio 33:4).
¿Entonces, qué es, un regalo, una adquisición o una herencia?
La Torá es una adquisición para la cual nosotros debemos esforzarnos y trabajar para que se vuelva nuestra a través del estudio diligente y la observancia meticulosa. De esta manera, experimentamos el sentido más profundo de satisfacción que sólo un logro totalmente – adquirido puede traer.

La Torá es un regalo Divino, su sabiduría está por encima de lo que nuestros egos finitos podrían lograr. Como tal, despierta nuestros esfuerzos más trascendentales, nos eleva de nuestra temporalidad, haciéndonos mucho más infinitos de lo que somos.

Y la Torá es nuestra herencia, nuestra primogenitura. Como tal es siempre nuestra. Incluso cuando nosotros no la ganamos. Incluso cuando nos negamos a recibir el regalo que nos ha sido entregado . Pues la Torá es parte de nuestro ser.