La respuesta corta
En primer lugar, no podemos decir qué edad tiene el universo examinándolo, porque no entendemos cómo llegó hasta aquí.
Una respuesta más larga
Si conocieras a alguien en la calle y quisieras determinar qué edad tiene esta persona, tendrías una de dos opciones. Podrías analizar pruebas circunstanciales. O podrías preguntarle a esta persona: "Disculpa, ¿cuántos años tienes?"
Empecemos con el primer método y hagamos esto sistemáticamente. Tenemos pruebas abrumadoras de que el universo se está expandiendo actualmente. Todo lo que tenemos que hacer es medir qué tan rápido se está expandiendo actualmente, su tamaño y su masa total, y podemos ir hacia atrás hasta cuando debe haber comenzado. ¿El resultado? La estimación actual es de quince mil millones de años.
Es pan comido, ¿no? Bueno, no del todo. Nos estamos perdiendo un paso importante: el primero. Hemos rastreado nuestro universo hasta la línea de partida, como un solo globo a punto de explotar. ¿Pero qué lo hizo explotar? ¿Cómo llegó allí? ¿Qué sucedió antes de eso?
Así que ahora nos queda el trabajo de rastrear algo hasta la nada. Eso no es tan simple. Si queremos ser minuciosos, necesitaremos reconstruir varios grados de la nada y algo en el medio, y describir cómo un grado evolucionó hacia el otro. Todas estas son cosas que nuestros instrumentos científicos no pueden medir: la ciencia solo trata con cosas que son algo. La ciencia se pierde al discutir sobre algo antes de que fuese algo. Para obtener conocimientos técnicos, la ciencia puede discutir causalidades temporales, pero no ontológicas. Lo que significa que si vas a preguntarle a un científico "¿Cómo llegó a ser nuestro universo?", también podrías preguntarle a un contador, un artista o un agente inmobiliario.
Los cabalistas, por otro lado, trataron justamente eso: Una jerarquía del ser, comenzando con una Fuente Última que trasciende todo el sistema del ser y del no-ser, y bajando a través de una cadena sistemática e interconectada (evolución) de múltiples universos que terminan en el punto más bajo, nuestro mundo físico. Pero nada de esto está dentro del dominio de las ciencias físicas, que se basan en mediciones precisas de los fenómenos o sus efectos.
Por el contrario, como el Rebe de Lubavitch escribió al rabino Dr. Herzog en 1956:1
"Según las conclusiones de la ciencia contemporánea, la aniquilación de cualquier cosa (que vuelva a la nada), o lo contrario, (que sea creada de la nada) son imposibles dentro de la ley natural.
Y además, la creación ex nihilo, desde una perspectiva científica, es más inverosímil que un ser humano apareciendo del lodo inanimado, tal como él es, sin etapas intermedias".
Ahora tenemos una piedra de tranca. ¿Cómo puede la ciencia decir cuánto tiempo ha existido el mundo, cuando no puede —ni siquiera tiene la posibilidad de— describir los procesos por los cuales el mundo llegó a ser?
Nacimiento cósmico
Para dar una analogía, digamos que examino a un alienígena para determinar su edad. Entonces comunico a este amistoso y cooperativo ser que por mis cálculos, nació hace 108 años. A lo que responde, “¿Quién dice que yo nací?”
Buen punto. Tal vez nuestro amistoso alienígena tomó forma gradualmente, pasando por un período en el que no estaba vivo ni inanimado. Si es así, ¿cómo determinamos el punto para comenzar a contar su edad? O quizás existió inicialmente como un ser etéreo y solo ayer se materializó como un alienígena adulto.
Si crees que esto te pone en desventaja, imagina si damos la vuelta a las cosas y le pedimos al alienígena que calcule nuestra edad. Él puede realizar un examen minucioso de nosotros y de nuestro entorno y determinar que, dadas las fuerzas cosmológicas conocidas por su civilización, y dada la composición química y de la energía de nuestro planeta, a un biosistema tan complejo le tomaría cerca de 2,5 millones de años desarrollar la Tierra. A lo que respondemos que los humanos nacemos ya con todas nuestras extremidades y órganos.
No te sorprendas si rechaza de plano tal noción como absurda. Incluso un terrícola, Maimónides, dio 43 razones por las cuales el nacimiento a la vida es racionalmente imposible. Si alguna vez has estado en una sala de partos, sabrás de lo que está hablando: en un momento, una persona nueva y completa aparece en el planeta tierra. No se ve normal.
Sin embargo, dentro de nuestra biosfera, el nacimiento es la forma estándar de procedencia. Las cosas tienden a llegar a la escena completamente ensambladas. El alienígena puede no haber sabido esto. Pero el ser humano no tiene excusa para no integrar este fenómeno en su intuición. En cambio, insistimos en especulaciones que simplifican excesivamente el cosmos en patrones evolutivos ordenados y graduales en un único plano horizontal de existencia.
Esto es justo lo que estamos haciendo aquí: Cuando retrocedemos el tiempo al origen del universo como una sola masa y solo entonces hacemos la pregunta “¿Cómo llegó eso allí?”, estamos arbitrariamente dividiendo una sola respuesta en dos fases. Estamos diciendo, Primero llegó a existir. Luego evolucionó a su estado actual. Pero quizás no sea así. Quizás ambos procesos ocurrieron a la vez. ¿Tal vez el proceso fue compartido por múltiples estados de ser, donde los procesos ocurrieron a ritmos variables?
Una simple analogía de la geometría: Dibuja un cuadrado. Ahora haz un camino desde la esquina superior derecha de ese cuadrado hasta la esquina inferior izquierda. ¿Fuiste primero a la parte inferior derecha y luego a la izquierda? ¿O hiciste una diagonal directa a tu objetivo?
Figura 1: Tiempo y estado del ser: elige tu camino
Así, también aquí hay dos coordenadas:
a) El proceso que condujo al diseño y la forma de nuestro cosmos.
b) La transición ontológica de la nada a algo.
Tal vez ocurrieron simultáneamente. O tal vez no lo hicieron. Ese es el punto: No tenemos forma de saberlo.
Pero la respuesta es crucial para nuestra búsqueda, porque hay otro desconocido: ¿Cómo se comporta el tiempo en un estado superior de ser? Cuando la forma y la sustancia son definidas más libremente—como lo serían en un estado pre-material—, ¿pueden la causa y el efecto ocurrir durante un período de tiempo más corto? En verdad, ¿tiene algún sentido hablar del tiempo en estas etapas?
La matriz de Di-s
Antes de que tengas la sensación de que estamos completamente perdidos, permíteme señalar que, en verdad, tenemos un marco de referencia: La forma mediante la cual Di-s creó el cielo y la tierra (el macrocosmos), también es la forma como hizo a Adán (el microcosmos). El ser humano incluye procesos que coinciden con todos los niveles de la jerarquía ontológica mencionada anteriormente. No solo realizamos tareas materiales, hablamos de ellas, pensamos en ellas, tenemos sentimientos sobre ellas, concebimos cuáles serán esas tareas en algún lugar de nuestra conciencia o preconcepción, e incluso antes de todo esto comenzamos con un simple deseo de que algo sea. Así, examinando esos procesos dentro del microcosmos de nuestra propia psique, podemos obtener una imagen de cómo funciona todo esto en el gran macrocosmos.
Y, he aquí, un descubrimiento nos espera: Cuanto más alto subimos en la jerarquía, más rápidamente ocurren esos procesos. Lo que toma años realizarlo puede tomar solo horas describirlo, minutos soñarlo, y un relámpago desearlo y concebirlo.
Si el cosmos fue concebido e incubado en el vientre de la mente de Di-s, ¿en qué etapa nació en el continuo de tiempo que medimos con nuestros sentidos físicos? ¿Es concebible que los procesos geológicos, químicos y orgánicos a los que les habría tomado miles de millones de años suceder en nuestro ámbito pudieran haber ocurrido dentro del equivalente de horas o minutos o incluso nanosegundos—o quizás tiempo cero—si ocurrieron en un estado superior de ser pero contados desde los parámetros de nuestro ámbito?
Tomemos los océanos, por ejemplo. El relato en Génesis comienza discutiendo la concepción del Creador de un solo océano y concluye con Su creación real de múltiples océanos. ¿Podría haber ocurrido la deriva continental dentro del período de gestación entre la concepción y el nacimiento, fraccionando así el gran océano? Si es así, muchas preguntas serían respondidas: la deriva continental requiere enormes gastos de energía que deberían derretir la tierra en poco tiempo.2 Tal vez en un ámbito ontológico superior el proceso pudo haber ocurrido no destructivamente y también mucho más rápido.
¿Y el origen de la vida? El Rambán (Najmánides, erudito judío del siglo XIV) entiende al Génesis diciendo que el agua, a través de su movimiento, se metamorfoseó en las criaturas del mar. Esto, entonces, es una descripción de una especie de proceso evolutivo. No es solo que Di-s dice que haya pez y hay pez. Di-s ordena a un elemento natural que se convierta en pez, al igual que le ordena a la tierra que brote vegetación. Pero ocurre rápidamente y con dirección deliberada. El origen de la vida a partir de sustancias químicas inanimadas sigue siendo un enigma elusivo para los biólogos; es estadísticamente imposible que haya ocurrido por casualidad. ¿Podría haber ocurrido esta síntesis, como dijimos, en el vientre de la mente creativa de Di-s, en un plano superior del ser?
Curiosamente, la Cábala también describe un proceso gradual de formación, aunque en términos mucho más allá de la mecánica rudimentaria del evolucionismo materialista. Más que organismos físicos transmutando en formas cada vez más complejas, el antiguo Libro de la Formación describe las letras que forman las palabras del relato de la Creación pasando por (¿casi?) interminables series de permutaciones en las que se recombinan y generan todos los detalles de cada instancia del cosmos.
El proceso ha sido comparado con el funcionamiento de la mente humana: La mente comienza con una simple semilla de una idea. Luego, en etapas graduales, genera un vasto conjunto de corolarios, analogías y aplicaciones, cada una con su particular conjunto de palabras mediante las cuales la mente articula estas ideas consigo misma y con otras mentes. Ciertamente, este paradigma proporciona con coherencia una alternativa al darwinismo para explicar la aparente filogénesis de la especie.
Una vez, los científicos asumieron que tenían las claves para el conocimiento absoluto. Los últimos ciento cincuenta años nos han llevado a reconocer que no hay tal cosa dentro del ámbito de la percepción y la razón humana estándar. Cuando se trata de hechos vivos en el mundo real, podemos hacer unos buenos tanteos de la verdad. Cuando se trata de cuestiones del futuro, podemos hacer especulaciones limitadas. Cuando se trata de conocer el origen de las cosas, el materialismo empírico está completamente fuera de ese ámbito. Tal vez hoy estamos listos para reconocer el lugar de la mirada introspectiva del profeta y el místico.
La respuesta alternativa
Como dijimos antes, hay otro método para determinar la edad que no sea la hipótesis y la especulación. Si el sujeto es un ser consciente, podemos preguntarle, "Disculpa, ¿recuerdas cuántos años tienes?"
En el caso del cosmos, hemos preguntado. Por supuesto, algunos lo llamarán especulación, o incluso "imaginación primitiva". Pero entonces, me pregunto ¿cómo llamarán los científicos dentro de un siglo a las especulaciones de los cosmólogos de hoy? En cuanto a mí, mi comprensión de la Torá es que no es una voz humana, sino la voz de la esencia del cosmos en sí.
Así que preguntamos.
La respuesta es 5.761 años3 hasta la fecha de este escrito.
Notas:
La verdad, el rechazo inflexible del Rebe a cualquier matrimonio entre el darwinismo y el Libro del Génesis a menudo me ha intrigado. Muchos teólogos han estado muy ansiosos y dispuestos a reinterpretar algunas líneas de la Torá para dar lugar a los científicos, mientras que la comunidad científica es casi universalmente intolerante hacia aquellos que se salen del catecismo darwiniano. Hubiera sido mucho más conveniente para el Rebe ceder ante los científicos y por lo tanto complacer a ambas partes. Pero luego leí un ensayo de un científico estadounidense importante, el Prof. Wolfgang Smith (Cosmos, Bios, Theos, p. 115, ed. Margenau y Varghese, Open Court, Chicago, 1992). Vale la pena leer todo el ensayo (así como el libro), del cual he tomado prestada parte de su terminología. Para citar un párrafo breve:
En el fondo, el evolucionismo es la negación de la trascendencia, el intento desesperado de entender la vida en el plano horizontal de sus manifestaciones. La religión, por otra parte, se ocupa necesariamente de la trascendencia y de la dimensión vertical, sólo en la cual puede efectuarse el re-ligare o el vínculo. La supuesta fusión, por lo tanto, de estas doctrinas opuestas constituye uno de los acontecimientos más extraños en estos tiempos ya desconcertantes y confundidos.
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