1. La Tierra de Israel fue dada a Abraham y a sus hijos
En más de un lugar del libro del Génesis,1 Di-s promete la Tierra de Israel (entonces conocida como la Tierra de Canaán) a Abraham y a sus hijos. Esta promesa se reitera a su hijo Isaac,2 y a su nieto Jacob,3 progenitor del pueblo judío. Esta promesa sigue vigente hasta el día de hoy,4 e Israel sigue siendo la herencia eterna de la Nación de Israel.
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2. Se llama la “Tierra Santa”
En hebreo, la Tierra de Israel es Eretz Israel. También se la denomina Eretz HaKódesh, la “Tierra Santa”, o Artzeinu HaKedushá, “nuestra Tierra Santa”. Esto se debe a que ese lugar es sagrado, designado así por Di-s.
3. Es la cima del mundo
Poco después de que Abraham y Sara llegaran a Canaán, una hambruna les obligó a marcharse a Egipto. Las Escrituras5 describen este viaje como un “descenso”. Los sabios señalan que Israel es (metafóricamente) más alto que todas las demás tierras,6 lo que hace que viajar a Israel sea un ascenso y abandonarlo un descenso. A los que regresaron a Israel en tiempos de Esdras y Nehemías se les denomina olei Babel (“ascendentes desde Babilonia”), y en el lenguaje moderno la acción de mudarse a Israel se denomina aliá (“ascenso”).
4. Hay 4 ciudades santas
Todo Israel es sagrado, pero cuatro ciudades —Jerusalén, Hebrón, Safed y Tiberíades— pueden llevar las palabras ir hakódesh (“la ciudad santa”) añadidas a sus nombres.
Cada una de ellas se considera única y santa por diferentes motivos, pero el término “cuatro ciudades santas de Israel” se acuñó en el siglo XVI, cuando estas ciudades se unieron con fines benéficos bajo la dirección de Rabí Moshé Alshich, junto con Rabí Iosef Caro, Rabí Itzjak Luria y Rabí David ibn Zimrá (Radbaz).
5. La primera compra fue en Hebrón
Tras el fallecimiento de Sara, Abraham compró una cueva para su entierro en la ciudad de Hebrón por 400 shékels. Se trata de la primera compra de propiedad judía registrada en lo que luego se convertiría en la Tierra de Israel.
6. Su capital es Jerusalén
En el libro de Deuteronomio,7 Moisés habla de un lugar en la Tierra de Israel donde Di-s hará reposar Su gloria. En un giro dramático de los acontecimientos, en el capítulo final del libro de Samuel,8 queda claro que ese lugar es una montaña colindante con la ciudad de Jerusalén. Desde que se construyó el Templo Sagrado en esa montaña, conocida como “Monte Moriá” o “Monte del Templo”, Jerusalén se ha convertido en la capital eterna del pueblo judío.
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7. Tiene 12 partes, una para cada tribu
Tras 210 años de sufrimiento en Egipto, seguidos de 40 años deambulando por el desierto, los descendientes de Abraham regresaron para asentarse en la tierra prometida a sus antepasados. La tierra se dividió por sorteo y se asignaron porciones separadas a cada una de las 12 tribus. La única tribu que no recibió una porción de tierra fue Leví, ya que a sus miembros les fue asignado servir como ministros de Di-s, y se mantenían gracias a los diversos diezmos y “regalos” que les daban los miembros de las otras tribus. Vivían en ciudades dispersas por toda la Tierra de Israel.
8. Durante muchos años estuvo dividida entre Israel y Judá
Saúl fue el primer rey que gobernó la Tierra de Israel, seguido de David y Salomón. Tras la muerte de Salomón, sus descendientes gobernaron sobre las tribus de Judá y Benjamín, que estaban en el sur, en lo que se conoció como el Reino de Judá (o Judea). Las otras 10 tribus del norte fueron gobernadas por los reyes de Israel. Así continuó hasta que el reino del norte cayó en manos de los poderosos asirios en el año 3205 (556 a. e. c.), quedando sólo el reino de Judá. Desde entonces, el pueblo superviviente de Israel se conoce colectivamente como judíos (“de Judá”), independientemente de su ascendencia tribal.
9. Sus fronteras no son las mismas que las del Israel moderno
La Torá detalla las fronteras de la Tierra de Israel,9 que posteriormente fueron ampliadas por el rey Salomón. Parte de esa zona, al este y al norte, se encuentra en las actuales Jordania, Siria y Líbano. Por el contrario, es muy posible que las fronteras del Israel actual en el sur estén más allá de los límites históricos de la Tierra Santa.
10. Los judíos rezan hacia ella
Incluso cuando los judíos fueron exiliados de su tierra, ésta siguió ocupando un lugar central en sus corazones y mentes. Las oraciones de tres veces al día y la Bendición después de la comida hacen numerosas menciones a nuestro deseo de volver a establecernos allí. Y aunque no estemos físicamente en Tierra Santa, nuestras oraciones ascienden al cielo a través de ella. El profeta Daniel, quien vivió durante el exilio babilónico, miró a Jerusalén en oración: “Daniel… entraba a su casa —las ventanas de su habitación superior estaban abiertas hacia Jerusalén— y se arrodillaba tres veces al día y oraba…”.
Siguiendo esta tradición, los judíos de la diáspora miran a Israel (que suele estar al este de ellos) cuando rezan la Amidá.
11. Su aire te hace sabio
Durante cientos de años hubo dos centros de aprendizaje judío, uno en Babilonia y otro en la Tierra de Israel (con sede en la ciudad santa de Tiberíades). Después de que el sabio talmúdico Rabí Zeira viajara de Babilonia a la Tierra de Israel, comentó que el aire mismo del lugar hace sabia a la persona.10
12. Los judíos dan mucha caridad a Israel
Durante muchos cientos de años, vivir en Tierra Santa era algo con lo que la mayoría de los judíos sólo podían soñar. Sin embargo, las comunidades de todo el mundo enviaban regularmente donativos para ayudar a los necesitados de la Tierra, muchos de los cuales eran eruditos y ancianos empobrecidos. Esta caridad suele conocerse como tzedaká de Rabí Meir Baal Hanés. El más antiguo de estos fondos, el Kolel Jabad, fue fundado por el primer Rebe Jabad, Rabí Schneur Zalman de Liadi, en 1788.
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13. Muchas fiestas son más cortas allí
En la Diáspora, a las fiestas de peregrinación judías —Pésaj, Shavuot y Sucot (y Sheminí Atzeret/Simjat Torá)— se les agrega un día adicional. Históricamente, esto se hacía para garantizar que incluso las comunidades remotas, que podían haberse equivocado en sus cálculos, lo celebraran en el día apropiado. En Israel, sin embargo, nunca hubo esta preocupación, y la única fiesta que se amplía a un segundo día es Rosh Hashaná.
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14. En general está prohibido irse de Israel
Israel es la Tierra Santa, y la ley judía prohíbe a un judío abandonarla a menos que tenga una buena razón, que puede incluir: estudiar la Torá, casarse o apremio económico. Una vez alcanzados esos objetivos, hay que regresar a Israel.11
15. Es llamada “Tierra de leche y miel”
Cuando Di-s habló a Moisés en la zarza ardiente, le informó que redimiría a los israelitas y los llevaría a una “tierra buena y espaciosa, una tierra que mana leche y miel…”12 Aquí (y en algunos otros lugares de las Escrituras) se entiende que la miel se refiere al néctar de las frutas, concretamente a la miel de dátiles, no a la miel de abejas.
16. Se alaba con siete frutos
Al describir la extraordinaria belleza y singularidad de la Tierra de Israel, la Escritura nos dice: “Porque el Señor, tu Di-s, te lleva a una tierra buena, una tierra con arroyos de agua… una tierra de trigo y cebada, vides [de uva] e higos y granadas, una tierra de olivos de aceite y miel [de dátiles]...”13
Cuando comemos alguno de esos frutos junto con otros, tomamos primero los mencionados por la Torá. Y se dice una bendición especial después de comerlos, en la que damos gracias a Di-s por la Tierra que nos dio.
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17. Su topografía varía drásticamente
Aunque Israel es un país relativamente pequeño, tiene un paisaje natural increíblemente diverso. En sólo unas horas de viaje se pueden atravesar desiertos arenosos, valles fértiles y montañas boscosas, con notables variaciones climáticas. Puede estar nevando en las colinas de Jerusalén y hacer un calor sofocante a sólo 32 km en las playas arenosas del Mar Muerto, la elevación más baja del mundo (4.400 metros por debajo del nivel del mar).
18. Tiene varias fuentes de agua
La Torá describe la Tierra de Israel como “una tierra con arroyos de agua, fuentes y manantiales, que surgen en valles y montañas”.14 Bendecida con abundancia de agua, se encuentra al este del mar Mediterráneo. En su extremo noreste se encuentra el Kineret (Mar de Galilea), que desemboca en el río Jordán, que a su vez alimenta al Mar Muerto en el sureste. Dado que tanto el Mediterráneo como el Mar Muerto son salados, el suministro de agua dulce es limitado, lo que ha impulsado al Israel moderno a convertirse en líder de la industria de la desalinización.
19. Está estratégicamente situada entre Asia y África
La ruta terrestre más corta de Eurasia a África pasa por la Tierra de Israel, que es una de las razones por las que la zona fue escenario de tantas guerras históricas. Por ejemplo, cuando los griegos alejandrinos (con sede en Egipto, que está en África) se enfrentaron a los griegos sirios (con sede en lo que hoy es Turquía), Israel observó más que a una buena parte de los griegos uniformados. Esto condujo a la rebelión macabea y al milagro de Janucá.
20. Besar el suelo tiene una larga historia
Al desembarcar en la pista del aeropuerto Ben Gurión de Israel, no es raro ver a los pasajeros besar el suelo. Se trata de una antigua tradición del judaísmo. En palabras de Maimónides,15 “Los grandes sabios besaban las fronteras de Eretz Israel, besaban sus piedras y se revolcaban en su polvo. Del mismo modo, la Escritura declara:16 ‘He aquí que tus siervos aprecian sus piedras y acarician su polvo’”.
21. La gente quiere que la entierren allí
Antes de su fallecimiento en Egipto, Jacob pidió a su hijo José que transportara su cuerpo para enterrarlo en su cementerio ancestral de Hebrón. Según el Talmud, ser enterrado en la Tierra de Israel aporta cierta medida de expiación al difunto. Además, en los tiempos venideros, los muertos resucitarán en Israel. Los cuerpos de quienes sean enterrados fuera de Israel excavarán en la tierra hasta llegar a la Tierra, y entonces sus almas se volverán a unir a sus cuerpos. Ser enterrado en Tierra Santa excluye la necesidad de este proceso.
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22. No toda fruta es kósher en Israel
Los judíos de la Diáspora están acostumbrados desde hace tiempo a asegurarse de que los alimentos procesados tengan certificación kósher. Pero los cereales, frutas y verduras crudos casi siempre están bien, siempre que no tengan bichos. Las cosas son muy distintas en Israel, donde muchas leyes agrícolas bíblicas siguen vigentes (hasta cierto punto). Así, no se puede disfrutar de los productos vegetales hasta que se hayan separado los diezmos; el fruto del séptimo año es sagrado; y hay que asegurarse de que el fruto creció en un árbol de más de cuatro años.
23. Di-s siempre la está “observando”
Las Escrituras describen la Tierra Santa como “una tierra que el Señ-r, tu Di-s, cuida; los ojos del Señ-r, tu Di-s, están siempre sobre ella, desde el principio del año hasta el final del año”.17 El Rebe de Lubavitch, Rabí Menajem M. Schneerson, ha citado a menudo este versículo como prueba de que los habitantes de Israel reciben la protección especial de Di-s, lo que la convierte en “el lugar más seguro del mundo”.
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