Estimados lectores:
En nuestra parashá de la semana leemos sobre el complot de los espías, de doce enviados por Moshe diez toman la decisión de que la tierra de Israel era demasiado complicada para vivir y para conquistar. En consecuencia, decidieron traer una crónica aterradora del viaje.
¿Qué planeaban estos espías?
Estaban cómodos en el desierto, tenían resuelto el alimento, la vestimenta y el techo en forma milagrosa, no les faltaba nada, incluso tenían a Moshé para estudiar y analizar la Torá recién entregada. No podían pedir más. Pero el resto del pueblo si bien no tenía problemas en el aspecto material si les faltaba sentido de existencia, sin el trabajo y el esfuerzo de “conquistar la tierra” y conseguir el sustento, se empezaban a corromper, se quejaban de cualquier cosa, buscaban pelea por cualquier pretexto.
Los intelectuales y elitistas líderes de las tribus, estaban alejados de esta problemática, pero Moshe si lo vivía y en consecuencia Iehoshua quien sería el futuro líder del pueblo también entendía que el mandato divino es “traer divinidad al mundo material” o sea trabajar, esforzarse y cumplir los preceptos en “la tierra que Hashem nos prometió”.
A nivel personal, ni Moshe ni Iehoshua necesitaban entrar a la tierra ni trabajarla para realizarse como individuos, pero ellos pujaban por el bienestar de todo el pueblo no solo de lo que les convenía a ellos y a su sector.
El error ideológico de los espías perdura en nuestros días, tenemos muchos líderes con visión de corto alcance, que solo pueden ver y pelear por sus necesidades personales y las de su sector social, pocos son los líderes que tienen la capacidad de ver las necesidades de todos los sectores inclusos aquellos que están alejados su realidad y están dispuestos a hacer sacrificios incluso en contra de su propio beneficio personal.
En nuestra generación, el liderazgo del Rebe (de quien conmemoramos 30 años de su desaparición física el próximo martes 9 de Julio) era para todos los judíos sin importar si eran de Jabad, si eran jasidicos o religiosos, incluso gran parte de las campañas que fomentó eran para no judíos, como la difusión de las leyes universales noahidas.
Ojala que todos podamos imitar el ejemplo de Moshe, Iehoshua y el Rebe, pensando no solo en lo que nos conviene a nosotros sino en lo mejor para todo el pueblo y toda la humanidad.
¡Shabat Shalom!
Rabino Eli Levy
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