Estimados lectores:
Abraham fue el primer monoteísta y dedicó toda su vida a descubrir a Di-s. A sus 99 años, Di-s finalmente hizo un pacto con él y le pidió un sacrificio más: que marcara su cuerpo con una señal de unión con Él. Toda una vida esperando ese momento. Tres días después de su brit milá, Di-s lo visitó, "se le reveló", descendiendo de los cielos como premio por todos los sacrificios que Abraham había hecho.
Abraham lo recibe, pero a los pocos minutos se da cuenta de que unos beduinos se acercan por el camino polvoriento, cansados y sedientos. "Espérame un poco, Di-s. Me ocupo de esta gente necesitada y enseguida vuelvo".
Poco después, Abraham se entera de que Di-s iba a destruir una ciudad corrupta, llena de gente malvada y pecadora. Entonces, "Abraham confronta a Di-s: ‘¿Acaso matarás al justo junto con el malvado?’" Rashi comenta que fue a hablar fuerte.
Es muy llamativo que, a pesar de que Abraham estaba totalmente entregado a la voluntad divina, no dudó en hacer esperar a Di-s para alimentar a los necesitados, ni en discutir firmemente con Él para salvar una ciudad de malvados.
Abraham es “el padre de muchos pueblos”, primer patriarca del pueblo judío y ejemplo de cómo deben comportarse sus descendientes. Un creyente puede pensar: “Es importante ayudar a los pobres, pero ahora estoy rezando o estudiando, lo dejaré para más tarde”. También puede pensar que no debemos exigirle a Hashem que evite el sufrimiento humano o elimine el dolor innecesario. Abraham nos enseña que se puede ser creyente, pero que, antes que nada, está la necesidad y el dolor del prójimo, incluso si se trata de una caravana de beduinos o una ciudad de pecadores. Con mayor razón debemos pedir por un hermano o un hijo.
Hoy en día, el pueblo de Israel llora diariamente la muerte de soldados, de mártires que dan su vida para defender la tierra de Israel y a su pueblo. Lloramos todos los días. Pedimos y exigimos a Hashem que ponga fin a este sufrimiento. No es falta de fe no aceptar el dolor y el sufrimiento; al contrario, como tenemos la fe de Abraham, sabemos que debemos hablar con fuerza para pedir por el prójimo. Ad Matai.
¡Shabat Shalom!
Rabino Eli Levy
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