Nuestras almas están atadas en Gaza

Estimados lectores:

Nuestra parashá comienza con el enfrentamiento entre Iehudá y Iosef para rescatar a su hermano Biniamin, prisionero del virrey egipcio.

Iehudá se aproximó a [Iosef] y dijo: “Por favor, su alteza, permíteme decirte algo personalmente. No te enfades conmigo, a pesar de que eres exactamente como el faraón.

Rashí interpreta que advierte que no se enfade porque ya le empezó a hablar fuerte, Iehuda estaba dispuesto a todo para rescatar a su hermano. Pero de todos modos no se entiende por que comienza el dialogo directamente hablando con firmeza, quizás lo ideal era empezar de forma diplomática y si no obtenía resultados entonces si recurrir a métodos más vehementes.

La respuesta es que para Iehudá era tan doloroso y relevante el secuestro de su hermano, que no hizo especulaciones políticas, directamente empezó con toda la fuerza casi amenazando al virrey. Como dice unos versículos más adelante, “Su alma está conectada con el alma de él”, era un tema vital, no se podía perder tiempo. Como dice el refrán en idish: “Az es tut vei, shraibt men”, “Cuando algo duele, uno grita”.

Mientras leemos estás palabras y nos despedimos de las velas de Janucá, aún hay 100 secuestrados en Gaza, no tenemos certezas de cuantos están vivos, pero nuestras almas están conectadas con ellos, cada uno de ellos es un hermano y nos duele en el alma y gritamos. Y no nos vamos a calmar hasta que estén todos liberados.

Que pronto los veamos a todos en casa.

¡Shabat Shalom!

Rabino Eli Levy