En cierta ocasión, un jasid del Rebe dejó una nota apoyada en la puerta de su despacho, suponiendo que el asistente la vería y la entregaría al Rebe. El asistente no vio el papel y el Rebe mismo se hincó a recogerlo. El jasid se disculpó muchísimo por la molestia causada.
El Rebe respondió: - ¿Acaso no es ésta mi función en la vida, recoger lo que otros dejan tirado?
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