El mostrar por primera vez este libro a mis amigos, detecté cierto desdén por la expresión "servir a D-os ", un concepto que aparece con gran frecuencia. Afín y al cabo, la servidumbre pasó de moda con la Emancipación.

Pero no quité la expresión. Después de todo, este no es un libro sobre los pensamientos de los amigos, ni siquiera sobre mis propios pensamientos. Es sobre el Rebe, y ése es el término que él empelaba.

"Servicio" evoca un sentido de sumisión del ser de uno a otra entidad, encapsulando en sí todo el potencial para la autorrealización que te ha sido conferido. Pero cuando hablamos de servir al origen mismo de tu ser, el acto de sumisión toma un sentido completamente nuevo y opuesto.

En tu origen, eres infinito porque tu Creador es Infinito. Servir a tu Creador, entonces, se traduce en conectarte con el yo supremo, uniéndote con el infinito, uniéndote con el Creador mismo.

El propósito de todo ser humano es servir a su Creador, y ése es un servicio de gran alegría:

"Yo, insignificante mortal, decididamente un ser limitado, sirvo con mis actos al Infinito Creador de todos los Mundos! Estoy conectado a la Fuente de Vida desde mi nacimiento. Y todas las aguas turbulentas de este mundo no podrán romper ese vínculo. Aún si a veces fracaso, siempre puedo retomar, y en un breve instante reconectar toda mi alma".