Estimados Lectores:
Esta semana leemos en la Torá sobre la inauguración del Mishkán, el santuario móvil en el desierto. Esta tuvo lugar después de ocho días de preparación por parte de Aarón y los demás sacerdotes, quienes ofrecieron sacrificios con la esperanza de que Di-s los aceptara. Finalmente, en el octavo día, un fuego divino descendió sobre las ofrendas, demostrando la satisfacción de Di-s con el servicio del Mishkán.
El número siete se asocia con las leyes de la naturaleza y el equilibrio racional —por ejemplo, los siete días de la semana—. En consecuencia, el número ocho está relacionado con lo sobrenatural, con aquello que trasciende las leyes naturales, con lo milagroso. Por ello, no es casual que Di-s haya esperado ocho días para demostrar Su cariño y aceptación hacia el esfuerzo y el servicio de los hijos de Israel.
Esto nos deja una importantísima lección: muchas veces en nuestras vidas pedimos a Di-s una señal de que nuestras acciones son aceptadas, de que nuestras plegarias son escuchadas. Y, a veces, sentimos que Di-s no nos responde.
En realidad, Di-s espera que lo sirvamos dentro de los caminos de la naturaleza; que durante “siete días” nuestro servicio sea constante, sin esperar recompensas ni respuestas inmediatas. Solo después de esta preparación, llega la señal de aceptación divina: la revelación sobrenatural.
¡Shabat Shalom!
Rabino Eli Levy
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