Estimados lectores:

Hoy festejamos Lag BaOmer, el día 33 de la cuenta del Omer. Mientras escribo estas líneas, desde mi ventana en el norte de Israel, veo a los niños reunidos alrededor de las fogatas. Aunque el sol aún no se ha ocultado, ya suena la música jasídica, y los niños celebran con alegría este día que, si bien no es una festividad bíblica ni siquiera rabínica, es una tradición post-talmúdica que en Israel se vive con profundo entusiasmo.

Sin embargo, esta alegría se ve empañada por la dura realidad que nos rodea: aún hay secuestrados en Gaza, y todas las semanas se reportan atentados fatales. Ayer, por ejemplo, fue asesinada Tzahala Guez z”l, una mujer embarazada. Que su alma tenga elevación.

El Talmud, en Shabat 33b, nos cuenta que tres rabinos estaban sentados discutiendo sobre las obras del Imperio Romano. Rabí Shimón bar Iojái los criticó duramente, diciendo:

“Todo lo que establecieron, lo hicieron solo para su propio beneficio.”

Alguien que los escuchó fue y delató sus palabras ante las autoridades romanas. Como resultado:

  • A Rabí Shimón lo condenaron a muerte, y tuvo que huir y esconderse en una cueva durante muchos años, junto a su hijo, Rabí Elazar.

Persiguieron a Rabí Shimón por tener una opinión política contraria al imperio romano, por atreverse a decir que sus actos no eran por el bien del pueblo, sino por intereses egoístas.

En esta época tan turbulenta, debemos recordar el legado de Rabí Shimón: no debemos depositar nuestra fe en seres humanos, en políticos o en personas que persiguen sus propias agendas. La única solución para el pueblo judío y para Israel es poner nuestra fe completa en Hashem, quien nos prometió esta tierra desde los tiempos de Abraham.

¡Shabat Shalom!
Rabino Eli Levy