¿Es usted un espectador o un participante? ¿Usted sólo mira El Campeonato Mundial de Fútbol o a veces también usted corre la pelota?

Hace unos años se decidió agrandar los asientos en Wimbledon. Aparentemente el problema era más que simple —obesidad. Parecía que los fans que admiran a las estrellas del tenis en acción no hacen mucho ejercicio. El Presidente del Consejo Británico de Deportes estaba preparado a declarar “Si tan solo los admiradores del deporte lo practicaran ellos mismos”.

La Perashá de esta semana lleva el nombre de Koraj, primo de Moisés y un revolucionario que intentó usurpar la autoridad de Moisés y Aarón. Su mal venturada rebelión terminó amargamente cuando la tierra se abrió y tragó a Koraj y a sus seguidores, demostrando a todos que verdaderamente Moisés y Aarón habían sido elegidos por Di-s.

¿Pero por qué el nombre de la Parashá por un villano? Koraj fue un pecador y ciertamente no es un papel para que nosotros lo emulemos.

Mi santo maestro y mentor, el Lubavitcher Rebe, cuyo Iortzait es el 3 de Tamuz, ofrece un novedoso enfoque. Hay un área en la que Koraj, realmente, puede ser un buen modelo. ¿Cuál era el deseo ardiente de Koraj? Fue ser Cohen Gadol, el Sumo Sacerdote. Codiciaba la posición de honor de Aarón.

Ahora bien, ser un Sumo Sacerdote significa mucho más que fama, fortuna, gloria y privilegios. Muchas responsabilidades sagradas vienen con el trabajo. No era una tarea fácil la del Cohen Gadol. Había muchas restricciones; dónde podía ir, en qué clase de actividades podía involucrarse, con quién podía casarse, etc., etc. Sin embargo Koraj estaba absolutamente resuelto en su aspiración de convertirse en Sumo Sacerdote.

Dijo el Rebe, esto es algo que podemos aprender de Koraj; el anhelo de servir a Di-s en la capacidad más santa, el deseo vehemente de ser Cohen Gadol. Si todos nosotros compartiéramos similares aspiraciones de santidad. ¿No sería maravilloso si cada uno de nosotros estuviéramos ansiosos por una vida de santidad dedicada al servicio de Di-s?

Cuan a menudo estamos muy felices de permitir que otros se ocupen de las cosas sagradas. “Usted se puede poner tefilín por mi, rabino”. Y su abuela puede cuidar kosher por ustedes y la LAD (Liga Anti-Difamación) puede combatir al antisemitismo por ustedes y los Lubavitcher salvarán al mundo por ustedes. ¿Y qué hacen ustedes? ¿Mirarlos?

Es interesante que en muchas partes del mundo la mayor parte del apoyo financiero a instituciones religiosas, viene de gente que, ella misma no es religiosa. En efecto se ha sugerido que este fenómeno muy bien puede ser una forma de judaísmo indirecto. Son personas buenas que realmente creen en la verdad del judaísmo pero no están suficientemente comprometidos en practicarlo ellos mismos. Ni creen que sus hijos lo harán. ¿Entonces quién defenderá la fe y perpetuará el judaísmo y al pueblo judío? Así que apoyan a una institución religiosa para que lo haga por ellos.

Recuerdo haber oído una historia pertinente del Profesor Velvel Greene de la Universidad Ben Gurión. Un joven firmó para unirse a los paracaidistas. En el primer vuelo de entrenamiento estaba con su paracaídas junto al instructor acurrucado en la puerta del avión y el instructor comenzó a contar. 5… 4… 3… 2… 1… “SALTA”. El candidato estaba paralizado de miedo y no se movía. “Está bien, esto le pasa al mejor de nosotros” dijo con simpatía el instructor. “Prueba otra vez”. Sin embargo el segundo intento no fue mejor; ni el tercero o el cuarto. El posible paracaidista estaba simplemente petrificado para saltar. Exasperado el instructor le preguntó “Dime hijo, si estás tan asustado como para saltar, ¿por qué te quieres unir a los paracaidistas?” El joven respondió “es verdad, estoy asustado más allá de lo imaginable. Pero amo tener a mi alrededor gente que no teme”.

Es maravilloso apoyar y animar a los activistas entre nosotros. Pero aprendamos de Koraj, que de tan mala manera quiso ser el Sumo Sacerdote. No nos contentemos con ser espectadores mientras los otros lo hacen por nosotros. Que cada uno de nosotros participe de la idea judía. Y hagámoslo personalmente.