Es costumbre que los mandatarios intercambien obsequios cuando se reúnen. Por eso, durante su visita oficial a Jerusalén, el presidente argentino Javier Milei le llevó un regalo muy especial al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu.

El presente no fue convencional: se trató de un retrato cuidadosamente elaborado que muestra a Netanyahu junto al Rebe de Lubavitch, el rabino Menachem Mendel Schneerson, de bendita memoria. La escena representa uno de sus encuentros en la sede central de Jabad en Brooklyn, Estados Unidos.

Netanyahu conoció al Rebe en 1984, cuando acababa de asumir como embajador israelí ante la ONU. Participó entonces de las celebraciones de Simjat Torá en el famoso 770 de Eastern Parkway, un momento que —según relató años después— lo marcó profundamente.

“La sala del Rebe estaba repleta de miles de jasidim —escribió en su autobiografía publicada en 2022—. Cantaban y bailaban formando verdaderas montañas humanas, llenas de entusiasmo y devoción”.

Netanyahu fue guiado entre la multitud hasta llegar a la tarima donde se encontraba el Rebe.

—Rebe —le dijo—, vine a verlo.

—¿Solo a ver? —le respondió el Rebe con una sonrisa—. ¿No también a hablar?

Mantuvieron una charla de 45 minutos. En ese encuentro, el Rebe le advirtió que la ONU era una “Casa de Mentiras” y lo alentó a no perder el rumbo.
—Recordá —le dijo— que incluso en la oscuridad más profunda, si encendés una vela, su luz se ve a lo lejos.

Al recibir el retrato, Netanyahu se mostró visiblemente conmovido. Le explicó a Milei que la escena representada corresponde a su última visita al Rebe en 1988, cuando ya había dejado su cargo en Naciones Unidas y se preparaba para ingresar a la Knéset.

—Vos no vas a dejarte intimidar —le había dicho el Rebe entonces—, porque Dios está de este lado.

—Esto —le dijo Netanyahu señalando la obra— es algo muy querido para mí.

Milei, por su parte, le contó que durante su discurso ante la ONU en septiembre de 2024 había citado algunas de las ideas del Rebe.
—Era un profeta —dijo Netanyahu, a través de un traductor.
—Profeta —repitió Milei, asintiendo.

La obra fue un regalo de Daniel Benayon, y su entrega fue coordinada por el rabino Tzvi Grunblatt, director de Jabad Lubavitch Argentina, junto al rabino Jaim Oirechman.

Milei se encuentra en una visita breve a Israel, con el objetivo de reforzar los lazos con el pueblo judío. Su primera parada fue el Muro de los Lamentos, donde rezó con visible emoción. Luego fue recibido por el presidente Isaac Herzog en su residencia oficial.

—El gran Rebe de Lubavitch enseñó que con pequeños actos cotidianos pasamos de ser un “vos y yo” a ser un “nosotros” —señaló Herzog en su discurso.

Este miércoles por la noche, el presidente argentino recibirá el Premio Génesis y hablará ante el Parlamento israelí. El jueves brindará una conferencia en la Universidad Hebrea, antes de regresar a Buenos Aires.